Изменить стиль страницы

Te quiero.

Eric

De: Eric Zimmerman

Fecha: 25 de mayo de 2013 22.32

Para: Judith Flores

Asunto: Jud..., por favor

Sólo dime que estás bien. Por favor..., pequeña

Te quiero.

Eric

Leer sus e-mails me emociona. Sé que me quiere. Lo sé. Pero lo nuestro no puede ser. Somos fuego y hielo. ¿Por qué volver a intentarlo otra vez?

De: Eric Zimmerman

Fecha: 26 de mayo de 2013 07.02

Para: Judith Flores

Asunto: Mensaje recibido

Sé que estás muy enfadada conmigo. Me lo merezco. He sido un idiota (además de un gilipollas). Me he portado fatal y me siento mal. Contaba los días para verte en la convención de Múnich y, cuando te tuve delante, en vez de decirte lo mucho que te quiero me porté como un animal furioso. Lo siento cariño. Lo siento, lo siento, lo siento.

Te quiero.

Eric

Saber que deseaba verme en la convención me alegra. Ahora entiendo por qué se comportó de esa manera. Utilizó su frialdad como mecanismo de defensa y le jugó una mala pasada. Intentó encelarme y lo consiguió. No midió los resultados, y ahora estoy muy enfada con él.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 27 de mayo de 2013 02.45

Para: Judith Flores

Asunto: Te extraño

Escucho nuestras canciones.

Pienso en ti.

¿Me perdonarás alguna vez?

Te quiero.

Eric

Nuestras canciones también las escucho yo con el corazón encogido. Hoy mientras comía en una terracita en Llanes ha sonado You are the sunshine of my life de Stevie Wonder, y he recordado cuando me ordenó salir del coche para bailar con él en medio de una calle en Múnich. Eso lo humaniza. Detalles como ése me hacen saber lo mucho que Eric ha cambiado por mí. Le quiero, pero tengo miedo. Tengo miedo a no parar de sufrir.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 27 de mayo de 2013 20.55

Para: Judith Flores

Asunto: Eres increíble

Flyn acaba de contarme lo de la coca-cola y tu caída en la nieve. ¿Por qué no me lo dijiste?

Si antes te quería, ahora te quiero más.

Eric

Saber que Flyn se ha sincerado con su tío me emociona. Eso me hace saber que comienza a sentirse más seguro de sí mismo. Me gusta saberlo. ¡Olé mi niño!

A Eric... lo quiero todavía más. ¿Por qué me pasa esto?

¿Acaso el efecto Zimmerman me ha abducido de tal manera que no lo puedo olvidar? Definitivamente sí.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 28 de mayo de 2013 09.35

Para: Judith Flores

Asunto: Hola, cariño

Estoy en la oficina y no me concentro.

No puedo parar de pensar en ti. Quiero que sepas que no he jugado en todo este tiempo. Te mentí, pequeña. Como te dije, mi ÚNICA fantasía eres tú.

Te quiero ahora y siempre.

Eric

Ahora y siempre. Qué bonitas palabras cuando me las decía mirándome a los ojos. Mi fantasía eres tú, cabezón. ¿Qué tengo que hacer para olvidarte y que te olvides de mí?

De: Eric Zimmerman

Fecha: 28 de mayo de 2013 16.19

Para: Judith Flores

Asunto: Te lo ordeno

¡Maldita sea, Jud!, te exijo que me digas dónde estás.

Coge el maldito teléfono y llámame ahora mismo, o escríbeme un e-mail. ¡Hazlo!

Eric

¡Vaya, regresó Iceman! Su enfado me hace reír. ¡Anda y que le den!

De: Eric Zimmerman

Fecha: 29 de mayo de 2013 23.11

Para: Judith Flores

Asunto: Buenas noches, pequeña

Perdona mi último e-mail. La desesperación por tu ausencia me puede.

Hoy ha sido un gran día para Flyn. Laura le ha invitado a su cumpleaños y desea contártelo.

¿Tampoco lo vas a llamar a él?

Te echo de menos y te quiero.

Eric

Mi desesperación también me puede. ¡Oh, Dios!, ¿qué voy a hacer sin ti?

Lloro de alegría al saber que Flyn está feliz por esa invitación. Mi pequeño gruñón comienza a vivir. Yo también te quiero, Eric, y te echo de menos.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 30 de mayo de 2013 15.30

Para: Judith Flores

Asunto: No sé qué hacer

¿Qué tengo que hacer para que respondas a mis mensajes?

Sé que los recibes. Lo sé, cariño.

Sé por tu padre que estás bien. ¿Por qué no me llamas a mí?

Mi paciencia se está resquebrajando día a día. Ya me conoces. Soy un alemán cabezón. Pero por ti estoy dispuesto a hacer lo que sea.

Te quiero, pequeña.

Eric (el gilipollas)

Cuando cierro el ordenador, resoplo. Ya imaginaba que mi padre lo tendría al día.

Las tornas han cambiado. Ahora es él quien escribe y yo quien no contesta. Ahora entiendo lo que él sintió en su momento. Trato de olvidarlo como él trató de olvidarme, y soy consciente de que no me deja hacerlo, como yo no lo dejé a él.

45

El día en que llego a Madrid tras mi semana en Llanes, regreso con el corazón todavía más partido. Saber que Eric me busca me hace estar insegura hasta del mismo aire que respiro. El tiempo no ha eliminado el dolor, lo ha acrecentado a unos niveles que nunca pensé que existían.

Llamo a mi padre. Le digo que ya he llegado a Madrid y charlo con él.

—No, papá. Eric me desespera y...

—Tú tampoco eres una santa, cariño. Eres cabezona y retadora. Siempre has sido así, y justamente has ido a dar con la horma de tu zapato.

—¡Papáaaaa!

Mi padre ríe, y contesta:

—¡Ojú, morenita! ¿No recuerdas lo que tu madre decía?

—No.

—Ella siempre decía: «El hombre que se enamore de Raquel, tendrá una vida sosegada, pero el hombre que se enamore de Judith, ¡pobrecito! Va a estar a la gresca día sí, día también».

Sonrío al recordar esas palabras de mi madre, y mi padre añade:

—Y así es, morenita. Raquel es como es y tú eres como tu madre, ¡una guerrera! Y para aguantar a una guerrera sólo hay dos opciones: o das con un tonto que nunca abra la boca, o das con un guerrero como es Eric.

—¿Y tú qué eres papá, un tonto o un guerrero?

Mi padre se ríe.

—Yo soy un guerrero como Eric. ¿Cómo crees, si no, que aguanté a tu madre? Y aunque Dios se la llevó pronto de mi vida, nunca otra mujer ha llegado a mi corazón porque tu madre dejó el listón muy..., muy alto. Y eso es lo que le pasa a Eric, tesoro. Tras conocerte a ti, sabe que no va a encontrar otra igual.

—Sí, de tonta —me mofo.

—No, cariño. De lista. De espabilada. De divertida. De graciosa. De gruñona. De peleona. De maravillosa. De bonita. De todo, morenita..., de todo.

—Papá...

—Como bien presuponía, Eric te pertenece, y tú le perteneces a él. Lo sé.

Soy incapaz de no echarme a reír.

—Por favor, papá, como guionista de culebrones ¡no tienes precio!

Cuando cuelgo, sonrío.

Como siempre, hablar con mi padre me relaja. Quiere lo mejor para mí y, como él dice, lo mejor para mí es ese alemán, aunque yo en estos momentos lo dude.

Por la noche, cuando abro el ordenador, tengo un nuevo mensaje de Eric.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 31 de mayo de 2013 14.23

Para: Judith Flores

Asunto: No me dejes

Sé que me quieres aunque no contestes. Lo vi en tus ojos la última noche en el hotel. Me echaste, pero me quieres tanto como yo te quiero a ti. Piénsalo cariño. Ahora y siempre tú y yo.

Te quiero. Te deseo. Te echo de menos. Te necesito.

Eric

¿Por qué es tan romántico?

¿Dónde está el frío alemán?

¿Por qué sus palabras románticas me ponen tonta y las necesito leer y releer? ¿Por qué?

Cuando apago la luz de mi habitación, vuelvo a pensar en lo único que pienso últimamente. Eric. Eric Zimmerman. Huelo su camiseta. No sé qué voy a tener que hacer para olvidarlo.