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«He venido a por el dinero», respondió el ladrón un poco asustado.

El maestro sacó su bolsa y se la entregó diciendo: «¡Tómalo!». Después siguió escribiendo su carta como si no pasara nada.

El ladrón empezó a sentirse incómodo con tantas facilidades y se marchó de la habitación muy sorprendido. «¡Eh! ¡Espera un momento!», dijo el maestro.

El ladrón dio un paso atrás estremeciéndose. «¿Por qué no cierras la puerta?», le dijo el maestro.

Días más tarde, el ladrón fue capturado por la policía y dijo: «Llevo años robando pero nunca he tenido tanto miedo como cuando ese maestro budista me llamó y dijo: "¡Eh! ¡Espera un momento!"; todavía estoy temblando de miedo».

«Ese hombre es muy peligroso y no podré olvidarlo jamás. El día que salga de la prisión iré a buscarle. Nunca había conocido a alguien como él, ¡de esa calidad! Yo tenía en la mano una espada desenvainada, pero eso no es nada. Él sí que es una espada desenvainada.»

Solo estas palabras: «¡Eh! ¡Espera un momento!», y el ladrón dijo: «Todavía estoy temblando de miedo».

Cuando te encuentras con un maestro, es el maestro quien te mata. ¿Cómo puedes matar a un maestro? Aunque hayas desenvainado tu espada no podrás matar a un maestro; el maestro te matará a ti. Y mata de una forma tan sutil que nunca te darás cuenta de que te ha matado. Solo te darás cuenta cuando vuelvas a nacer. De repente, un día ya no eres el mismo. De repente, un día, tu viejo yo ha desaparecido. De repente, un día, todo es nuevo, los pájaros cantan y te salen hojas nuevas. El río estancado fluye de nuevo y va hacia el mar. Y otra historia:

Un maestro zen había estado en la cárcel varias veces.

… ¡Ahora un paso más! Estas personas zen realmente son excéntricas, locas, pero hacen cosas maravillosas. «Un maestro zen había estado en la cárcel varias veces.» Bueno, una cosa es perdonarle a un ladrón, creer que no es malo, pero otra muy diferente es que él mismo vaya a la cárcel. Y no solamente una vez, sino muchas, por robar a sus vecinos cosas insignificantes. Los vecinos lo sabían y estaban un poco perplejos: ¿por qué nos roba este hombre y, para colmo, cosas insignificantes? Pero en cuanto salía de la cárcel volvía a robar y acababa de nuevo entre rejas. Hasta los jueces estaban desconcertados. Pero su deber era mandarle a la cárcel puesto que él confesaba su delito. Nunca decía: «Yo no he robado».

Finalmente, los vecinos se reunieron y le dijeron: «Señor, no siga robando.

»Se está haciendo viejo y nosotros podemos proporcionarle todo lo que necesite, sea lo que sea. ¡Deje de hacerlo! Estamos muy preocupados y muy tristes. ¿Por qué sigue haciendo esas cosas?»

El anciano se rió y dijo:

– Robo para poder estar con los presos y así llevarles el mensaje interior.

»¿Quién les va a ayudar? Aquí fuera, para vosotros los presos de fuera, hay muchos maestros. Pero dentro de la cárcel no hay ninguno. ¿Decidme, quién les va a ayudar? Esa es la forma de entrar y ayudar a esta gente. Por eso, cuando se acaba mi condena y me expulsan, tengo que robar de nuevo para volver a ir a la cárcel. Y pienso seguir haciéndolo. Además, en la cárcel he encontrado almas hermosas, almas inocentes, a veces, mucho más inocentes…

Una vez nombraron a uno de mis amigos gobernador de un estado de la India y él me permitió visitar todas las cárceles de ese estado. Las estuve visitando durantes años y me quedé sorprendido al ver que las personas que están en la cárcel son mucho más inocentes que los políticos, los ricos y los mal llamados santos. Conozco a casi todos los santos de la India y son más astutos. He descubierto que las almas de los criminales son mucho más inocentes… Comprendo perfectamente el comportamiento del viejo maestro zen que robaba y se dejaba atrapar para poder llevarles el mensaje. «Robo para poder estar con los presos y así llevarles el mensaje interior.»

El zen no tiene un sistema de valores. El zen solo aporta una cosa al mundo y es entendimiento, conciencia. A través de la conciencia llega la inocencia. La inocencia es inocente con respecto a lo bueno y a lo malo. La inocencia simplemente es inocencia, no sabe de distinciones.

La última historia es sobre Ryokan. Él era un gran amante de los niños. Como se puede esperar de un personaje como él, también él era como un niño. Era el niño del que habla Jesús, tan sumamente inocente que nadie creería que puede haber alguien así. No tenía astucia ni malicia. Era tan inocente que la gente solía pensar que estaba un poco loco.

A Ryokan le gustaba jugar con los niños. Jugaba al escondite, jugaba al tamari y también al balonmano. Una tarde le tocaba esconderse a él, y se ocultó bajo un montón de paja que había en el campo. Estaba oscureciendo y los niños, como no le podían encontrar, se fueron a casa.

A la mañana siguiente, un campesino llegó temprano para mover el montón de paja y empezar con su trabajo. Al encontrarse ahí a Ryokan exclamó: «¡Oh, Ryokan-sama! ¿Qué estás haciendo ahí?».

El maestro contestó: «¡Cállate! No hables tan alto que me van a encontrar los niños».

¡Se había pasado toda la noche debajo de la paja esperando a que los niños lo encontraran! El zen es así de inocente y esa inocencia es divina. Esa inocencia no hace distinciones entre el bien y el mal, no hace distinciones entre este mundo y el otro, ni hace distinciones entre esto y aquello. Esa inocencia es ser como se es.

Y ese ser las cosas como son constituye la esencia misma de la religiosidad.

Biografia

Nació el 11 de diciembre de 1931. También fue conocido como Bhagwan Shree Rajneesh y posteriormente con el nombre de Osho (Oshö: Término Japonés utilizado en el Budismo Zen para referirse a un monk o monje budista).Y también asigna este nombre(OSHO),porque siempre les decía a sus dicipulos que debian fundirse con la realidad, como una gota de agua en el oceano, sus disipulos comienzan a llamarlo el oceanico.De ahi a Osho

Osho nace con el nombre de Rajneesh Chandra Mohan en Kuchwada, una pequeña aldea en el estado de Madhya Pradesh, en India central.Primogénito de una modesta familia de mercaderes de ropa profesaban la religión jainista, la misma del Mahatma Gandhi, fue criado por sus abuelos maternos hasta los ocho años, hecho que tuvo una profunda y decisiva influencia en sus futuras enseñanzas. Su abuela fue su verdadera madre. Nacida en Khajuraho – hermosa ciudad tántrica, llena de templos con miles y miles de esculturas de los dioses hindúes haciendo el amor, no profesaban la religión jianista de su esposo, e instruyó al niño en la ciencia del tantra en la que había sido educada.

El 21 de marzo de 1953, a la edad de 21 años, Rajneesh alcanzó la iluminación, la más alta cumbre de la conciencia humana.

En sus años universitarios se hizo famoso por su participación en concursos de debates entre estudiantes, muy populares en la India. Obtuvo el título y la medalla de oro de Campeón de Debates de todo el país. En 1956 recibió su master en filosofía con primera clase de honores – la clasificación más elevada dentro de una especialidad -, en la Universidad de Sagar.

Luego de un periodo de nueve años como profesor de filosofía en la Universidad de Jabalpur, renuncia a su puesto para viajar por toda la India dando charlas sobre todos y cada uno de los aspecto del desarrollo de la conciencia humana.

En 1968, se estableció en Bombay. Dos años más tarde creó su revolucionaria Meditación Dinámica, técnicas que ayuda a detener la mente y a liberarse de ataduras y traumas mediante la catarsis. Más tarde ideó otras meditaciones con música y danzas: Kundalini, Nataraj (técnicas sufis) y Nadhabrama, relacionadas con la energía auditiva, con una versión para hacer en pareja.