Heiner les mostró «El diente hueco», « Der hohle Zahn», el antiguo campanario quemado de la iglesia Memorial del Emperador Guillermo —conservada su ruina en recuerdo de la guerra, para la paz— constreñido entre la nueva iglesia y su campanario, diseñados por el arquitecto Egon Eiermann de Karlsruhe. Heiner disfrutaba dando todo tipo de detalles, veinte mil vitrales procedentes de Chartres se utilizaron para su construcción en el año 1961; «La polvera y el lápiz de labios», « Puderdose und Lippenstift», los apodaron los berlineses con su característico sentido del humor, por la forma de prisma, achatado el de la iglesia y vertical el del campanario. Heiner hablaba despacio, para que Peter tuviera tiempo de traducir a Blanca. Blanca asistía con interés a su discurso, sintiendo que su atención aumentaba el candoroso orgullo de Heiner. Todos le miraban hablar, oyendo lo que ya sabían, porque, en los labios de Heiner, la palabra superaba la información, la transcendía, y era su entusiasmo lo que escuchaban. Ich bin ein Berliner, gritó en la plaza de John F. Kennedy, emulando al presidente, Yo soy un berlinés, como en 1963 hiciera Kennedy al final de su discurso.

Blanca estaba subyugada por la encantadora excitación de Heiner, que cautivó también a Maren, a Curt, incluso a Peter. Recorrían la ciudad como si la descubrieran, como si la estuvieran viendo por primera vez. Pasearon por la ausencia del Muro y de nuevo les hechizaron sus explicaciones. En el año 1961, el 13 de agosto, se colocaron alambres de espino, el día 15 comenzó la constitución del Muro. Vigilado por «Grepos», soldados de Berlín Oriental, desde más de 250 atalayas. El Muro de la vergüenza yace aquí, dijo Heiner señalando los restos, en un tímido ademán de guía primerizo, propio de alguien que no está acostumbrado a acaparar la atención.

Todos recogieron restos de hormigón, prefiriendo los que estuvieran pintados, o se vieran atravesados por cables de acero. Blanca acaparó tantas piedras que casi no podía cargar con ellas, le llevaría a Carmela, a sus sobrinos, y a José. Sí, también a José.