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– La entregaron esta mañana. Corvin dijo que tardó veinticuatro horas en recordar que la había puesto en uno de los bolsillos que usted mencionó. Esto, por supuesto, fue después de que le recordara que tenía un testigo que vio cómo se guardaba la cinta en el bolsillo.

– ¿Y cree que está manipulada?

– Lo sabremos seguro después de que se la demos a los técnicos, pero sí, ha sido editada. Encontramos su cámara en la escena del crimen y Osani tuvo la buena idea de anotar el número del contador. Cuando pones esta cinta, el contador no coincide. Faltan unos dos minutos de la cinta. ¿Por qué no la pones, Reggie?

Osani puso en marcha la cinta y Bosch observó que empezaba con la reunión de investigadores y técnicos en el aparcamiento de Sunset Ranch. Corvin se había quedado cerca de O'Shea en todo momento y había un flujo ininterrumpido de imágenes que siempre parecía mantener al candidato a fiscal del distrito en el centro. Esto continuó cuando el grupo siguió a Waits al bosque y hasta que todos se detuvieron en lo alto del terraplén. Entonces quedó claro que había un corte donde presuntamente Corvin había apagado la cámara y la había vuelto a encender. En la cinta no se veía ninguna discusión sobre si las esposas tenían que retirarse de las muñecas de Waits. El vídeo cortaba desde donde Kiz Rider decía que podían usar la escalera de la policía científica hasta que Cafarelli volvía allí con ésta.

Osani detuvo la cinta para poder discutir al respecto.

– Es probable que detuviera la cámara mientras esperábamos la escalera -dijo Bosch-. Eso duró diez minutos a lo sumo. Pero seguramente no la paró antes de la discusión por las esposas de Waits.

– ¿Está seguro?

– No, sólo son hipótesis. Pero yo no estaba mirando a Corvin. Estaba mirando a Waits.

– Claro.

– Lo siento.

– No lo sienta. No quiero que me dé nada que no estuviera allí.

– ¿Alguno de los otros testigos me respalda en esto? ¿Dijeron que oyeron la discusión sobre quitarle las esposas?

– Cafarelli, la técnica forense, la oyó. Corvin dijo que no la oyó y O'Shea dijo que nunca ocurrió. Así que tenemos a dos del departamento diciendo que sí y a dos de la fiscalía diciendo que no. Y ninguna cinta que lo respalde en un sentido o en otro. Clásica pelea de a ver quién mea más lejos.

– ¿Y Maury Swann?

– El desequilibraría la balanza, salvo que no va a hablar con nosotros. Dice que permanecerá callado por interés de su cliente.

Eso no sorprendió a Bosch, viniendo de un abogado defensor.

– ¿Hay algún otro corte que quiera mostrarme?

– Posiblemente. Adelante, Reggie.

Osani puso de nuevo en marcha el vídeo y se vio el descenso de la escalera y luego la acción en el calvero, donde Cafarelli usó metódicamente la sonda para marcar la ubicación del cadáver. La grabación era ininterrumpida. Corvin simplemente encendió la cámara y lo grabó todo, probablemente con la idea de editar la cinta después por si en algún momento se necesitaba en un tribunal. O posiblemente como documental de campaña.

La cinta continuó y documentó el regreso del grupo a la escalera. Rider y Olivas subieron y Bosch le quitó las esposas a Waits. Pero en cuanto el prisionero iniciaba su ascenso por la escalera, la cinta se cortaba cuando alcanzaba los últimos peldaños y Olivas se inclinaba hacia él.

– ¿Es todo? -preguntó Bosch.

– Todo -dijo Randolph.

– Recuerdo que después del tiroteo, cuando le dije a Corvin que dejara la cámara y subiera por la escalera para ayudar con Kiz, la tenía en el hombro. Estaba grabando.

– Sí, bueno, le preguntamos por qué paró la grabación y aseguró que pensaba que se estaba quedando corto de cinta. Quería guardar para la exhumación del cadáver. Así que apagó la cámara cuando Waits estaba subiendo la escalera.

– ¿Eso tiene sentido para usted?

– No lo sé, ¿para usted?

– No. Creo que es mentira. Creo que lo tiene todo grabado.

– Eso es sólo una opinión.

– Lo que sea -dijo Bosch-. La cuestión es ¿por qué cortar la cinta en este punto? ¿Qué había en ella?

– Dígamelo. Usted estaba allí.

– Le he dicho todo lo que podía recordar.

– Bueno, será mejor que recuerde más. No queda muy bien aquí.

– ¿De qué está hablando?

– En la cinta no hay discusión sobre si al hombre hay que quitarle las esposas o no. Lo que se ve en la cinta es a Olivas quitándoselas para bajar y a usted quitándoselas para volver a subir.

Bosch se dio cuenta de que Randolph tenía razón y que la cinta hacía parecer que él le había quitado las esposas a Waits sin discutirlo siquiera con los demás.

– O'Shea me está tendiendo una trampa.

– No sé si nadie le está tendiendo una trampa a nadie. Deje que le pregunte algo. Cuando todo se fue al cuerno y Waits cogió la pistola y empezó a disparar, ¿recuerda si vio a O'Shea?

Bosch negó con la cabeza.

– Yo terminé en el suelo con Olivas encima de mí. Me preocupaba dónde estaba Waits, no O'Shea. Lo único que puedo decirles es que no estaba en mi campo visual. Estaba en algún sitio detrás.

– Quizás era eso lo que Corvin tenía en la cinta. O'Shea corriendo como un cobarde.

El uso de la palabra «cobarde» despertó algo en Bosch.

Ahora lo recordó. Desde lo alto del terraplén Waits había llamado cobarde a alguien, presumiblemente a O'Shea. Bosch recordó oír que alguien echaba a correr detrás de él. O'Shea había corrido.

Bosch pensó en ello. Para empezar, O'Shea no tenía ningún arma con la que protegerse del hombre al que iba a mandar a prisión de por vida. Sin lugar a dudas, huir de la pistola no sería inesperado ni poco razonable. Habría sido un acto de supervivencia, no de cobardía. Pero puesto que O'Shea era candidato a máximo fiscal del condado, echar a correr bajo cualquier circunstancia probablemente no se vería demasiado bien, especialmente si aparecía en vídeo en las noticias de las seis.

– Ahora lo recuerdo -dijo Bosch-. Waits llamó cobarde a alguien por correr. Tuvo que ser a O'Shea.

– Misterio resuelto -dijo Randolph.

Bosch se volvió hacia el monitor.

– ¿Podemos retroceder y ver otra vez esa última parte? -preguntó-. Antes de que se corte, me refiero.

Osani puso en marcha el vídeo y los tres observaron en silencio desde el momento en que le retiraban las esposas a Waits por segunda vez.

– ¿Puede pararlo antes del corte? -pidió Bosch.

Osani congeló la imagen en la pantalla. Mostraba a Waits más allá de la mitad de la escalera y a Olivas estirándose para cogerlo. El ángulo del cuerpo de Olivas había provocado que se le abriera el impermeable. Bosch vio la pistola en una cartuchera en la cadera izquierda de Olivas, con la empuñadura hacia fuera, de manera que podía sacar el arma cruzando el brazo derecho por delante del cuerpo.

Bosch se levantó y caminó hasta el monitor. Sacó un bolígrafo y tamborileó en la pantalla.

– ¿Se han fijado en eso? -dijo-. Parece que tiene el cierre de la cartuchera abierto.

Randolph y Osani estudiaron la pantalla. El cierre de seguridad era algo en lo que obviamente no habían reparado antes.

– Puede que quisiera estar preparado por si el prisionero intentaba algo -dijo Osani-. Está dentro del reglamento.

Ni Bosch ni Randolph respondieron. Tanto si estaba dentro de las regulaciones del departamento como si no, era una curiosidad que no podría explicarse, porque Olivas estaba muerto.

– Puedes apagarlo, Reg -dijo finalmente Randolph.

– No, ¿puede mostrarlo una vez más? -pidió Bosch-. Sólo esta parte de la escalera.

Randolph dio su aprobación a Osani con un gesto de la cabeza y la cinta fue rebobinada y reproducida. Bosch trató de usar las imágenes del monitor para cobrar impulso y aplicarlo a su propio recuerdo de lo que ocurrió cuando Waits llegó arriba. Recordó que levantó la mirada y vio a Olivas girando sobre sí mismo, dando la espalda a los de abajo y bloqueando un disparo claro sobre Waits. Recordó que se preguntó dónde estaba Kiz y por qué no había reaccionado.