Desde mi punto de vista, lo primero y más importante que necesita el hombre es una conciencia meditativa. Cuando tienes esa conciencia meditativa todo lo demás que hagas será de ayuda para todo el mundo y no podrá perjudicar a nadie; sólo podrás hacer actos compasivos y amorosos.
Por eso repito: primero sé egoísta. Conócete, sé tú mismo y después tu propia vida no podrá ser más que un compartir, un compartir altruista que no busca una recompensa en este mundo o en el más allá.
4. El Poder Curativo del amor
Todo el mundo ha sido educado para convertirse en un idealista. No hay nadie que sea realista. El idealismo es la enfermedad común a toda la humanidad.
La educación es tal, que todo el mundo piensa que tiene que hacer algo, ser alguien, en algún momento del futuro. Te dan una imagen y tienes que ser como ella. Eso te produce tensión, porque no eres esa imagen sino otra cosa; sin embargo, tienes que ser eso.
El ideal se convierte en una permanente pesadilla porque te sigue castigando. Como tienes un idea! de perfección, todo lo que haces es imperfecto. Nada de lo que haces te satisface porque tienes unas expectativas que no se pueden satisfacer.
Eres humano, tienes un tiempo, un espacio y ciertas limitaciones. Acepta esas limitaciones. Los perfeccionistas están siempre a un paso de la locura. Son obsesivos; hagan lo que hagan no es lo suficientemente bueno. Y no existe la manera de hacer algo perfecto, la perfección no es humanamente posible. De hecho, la imperfección es la única forma que existe.
¿Que enseño yo aquí? Yo no enseño perfección, enseño totalidad. Es algo Completamente distinto. Sé total. No te preocupes por la perfección. Cuando digo sé total, quiero decir sé real, quédate aquí; hagas lo que hagas, hazlo con totalidad. Serás imperfecto, pero tu imperfección estará llena de belleza y llena de tu totalidad.
No intentes ser perfecto, de lo contrario, será una fuente de ansiedad. Ya hay bastantes problemas, no te crees más. He oído esta historia:
Había una vez un individuo desarrapado y preocupado que estaba sentado en un tren con un niño de tres años. Cada poco tiempo le pegaba al niño.
– Como vuelva a pegar al niño -dijo una mujer que estaba sentada enfrente-, ¡va a tener usted un problema!
– ¿Un problema? -dijo el tipo-. ¿Me habla usted de problemas? Señora, mi colega me ha robado todo el dinero, y ha huido con mi mujer y mi coche. Mi hija está en el coche cama, embarazada de seis meses y no tiene marido. He perdido mi equipaje, me he equivocado de tren y este pequeño mocoso se acaba de comer los billetes y me ha vomitado encima. Y, ¿usted me habla de problemas?
¿Qué más problemas puede haber? ¿No te parece que son suficientes?
La vida misma es muy complicada, por favor, sé un poco más amable contigo mismo. No persigas ideales. En la vida ya hay bastantes problemas, pero se pueden resolver. Si te has equivocado de tren, te puedes cambiar; si has perdido los billetes, puedes comprarlos de nuevo; si tu mujer ha huido, puedes encontrar otra. Todos los problemas que se presentan en la vida tienen solución, pero los problemas que te plantea el idealismo no se pueden resolver nunca; es imposible.
Alguien está intentando convertirse en Jesús… No hay forma de hacerlo; no ocurre de ese modo, porque la naturaleza no lo permite. Solo hay un Jesús; la naturaleza no tolera las repeticiones. Alguien se está intentando convertir en Buda; está intentando hacer algo imposible. Simplemente no sucede, no puede suceder, porque va contra la naturaleza. Solo puedes ser tú mismo. Por eso tienes que ser total. Estés donde estés y hagas lo que hagas, hazlo con totalidad. Implícate en lo que estás haciendo, permite que se convierta en tu meditación. No te preocupes de si es perfecto o no; nunca será perfecto. Es suficiente con que seas total. Si has sido total, habrás disfrutado haciéndolo, te habrás sentido satisfecho, te habrás implicado, te habrá absorbido y habrás salido como nuevo, fresco, joven y rejuvenecido.
Todos los actos que se hacen con totalidad rejuvenecen; y los actos que se hacen con totalidad no esclavizan. Ama con totalidad y no surgirá ningún apego; ama parcialmente, y entonces surgirá el apego. Vive con totalidad y no tendrás miedo a la muerte; vive parcialmente y tendrás miedo a la muerte.
Pero olvídate de la palabra «perfección». Es una de las palabras más dañinas que existen. Esta palabra debería desaparecer de todos los idiomas del mundo, debería desaparecer de la mente humana. Nunca ha existido nadie perfecto y nunca existirá. ¿No te das cuenta? Si apareciese Dios y te encontrases con él, ¿no encontrarías fallos en su creación? Hay muchos, por eso se esconde. Casi te tiene miedo. Un fallo detrás de otro. ¿Eres capaz de contarlos? Encontrarás un número infinito de fallos. En realidad, eres un descubridor de fallos y no encuentras nada que esté bien, en el momento adecuado, o en el sitio correcto. Todo es un caos. Ni siquiera Dios es perfecto; Dios es total. Disfrutó cuando lo hacía y sigue disfrutando haciéndolo, pero no es perfecto. Si fuese perfecto la creación no podría ser imperfecta. De la perfección solo puede salir perfección.
Todas las religiones del mundo dicen que Dios es perfecto. Yo no digo eso. Yo digo que Dios es completo, Dios es sagrado, Dios es total, pero no es perfecto. Aunque quizá lo siga intentando… ¿Cómo puede ser perfecto? Si lo fuera, el mundo ya estaría muerto. Cuando algo es perfecto sobreviene la muerte, porque no hay ningún futuro, no hay un recorrido. Los árboles siguen creciendo, los niños siguen naciendo… el mundo sigue. Y él sigue perfeccionándolo. ¿No ves las mejoras? Él lo sigue mejorando todo. Ese es el significado de evolución: las cosas van progresando. Los monos se convierten en hombres; eso es un progreso. Después el hombre se volverá divino y se convertirá en Dios; eso es la evolución.
Teilhard de Chardin dice que hay un punto omega en el que todo será perfecto. Pero eso no existe; no existe ese punto omega, ni puede existir. El mundo siempre está en proceso, hay una evolución; estamos aproximándonos cada vez más pero nunca llegamos, porque el día que lo hagamos, se habrá acabado. Dios sigue buscando nuevas maneras, sigue progresando.
Hay una cosa irrefutable: está contento con su trabajo porque si no ya lo habría dejado. Sigue esforzándose. Si Dios está contento contigo, es un disparate absoluto que tú no estés contento contigo mismo. Debes estar contento contigo mismo.
Deja que la felicidad sea el valor supremo. Yo soy un hedonista. Recuerda que el criterio es siempre la felicidad. Hagas lo que hagas, sé feliz, eso es todo. No te preocupes de si es perfecto o no lo es.
¿Por qué estás tan obsesionado con la perfección? Así siempre estarás tenso, ansioso, nervioso, inquieto y en conflicto. La palabra «agonía» significa estar en conflicto, estar luchando contigo mismo constantemente; ese es el significado de agonía. Si no estás tranquilo contigo mismo estarás en agonía. No pidas lo imposible, sé natural, tranquilo, quiérete y quiere a los demás.
Y recuerda, una persona que se está condenando no puede amarse, y tampoco puede amar a los demás. Un perfeccionista no es perfeccionista solo consigo mismo, sino también con los demás. Un hombre que es duro consigo mismo inevitablemente será duro con los demás. Sus exigencias son imposibles.
En India vivía Mahatma Gandhi que era un perfeccionista, casi un neurótico. Y era muy duro con sus discípulos, ni siquiera les permitía tomar té. ¡Té! No, porque contiene cafeína. Cuando alguien tomaba té en su ashram estaba cometiendo un gran pecado. No se permitía el amor. Si alguien se enamoraba de otra persona, era un pecado tan grande que parecía que se iba a hundir el mundo por su culpa. Espiaba a sus discípulos continuamente, siempre estaba mirando por el agujero de la cerradura. Pero él también era así consigo mismo. Solo puedes ser con los demás como eres contigo mismo.