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El niño -los niños pequeños son más perceptivos y claros que los mayores-, el niño pequeño dijo: «No lo entiendo bien, ¿yo debería ayudar a los demás y ellos deberían ayudarme a mí? ¿Y por qué no lo simplificamos? Yo me ayudo a mí mismo, y ellos que se ayuden a ellos mismos». Este principio de la religión es muy complicado, innecesariamente complicado.

El cristianismo ha rechazado las religiones orientales por el simple hecho de que parecen egoístas. Mahavira, el místico jai-nista, meditó durante doce años… debería haber estado enseñando en una escuela o trabajando en un hospital. Debería estar cuidando a los huérfanos, como la madre Teresa, y recibir así un premio Nobel.

Está claro que ningún meditador ha recibido nunca un premio Nobel. ¿Por qué? Porque no has hecho nada altruista. Eres la persona más egoísta del mundo; solo estás meditando y disfrutando de tu silencio, de tu paz y tu dicha, encontrando la verdad, encontrando la divinidad, liberándote de todas las prisiones. Todo esto es egoísmo. De manera que a la mente católica le resulta un poco difícil aceptar la idea de la meditación. En el cristianismo no existe la meditación, sino la oración.

No pueden decir que Gautama Buda fue una persona realmente religiosa porque ¿acaso hizo algo por los pobres? ¿Hizo algo por los enfermos? ¿Hizo algo por los ancianos? Se iluminó, ¡y eso es sumamente egoísta! Pero en Oriente hay un enfoque completamente distinto, mucho más lógico, razonable y comprensible. Oriente siempre ha creído que a menos que tengas paz, silencio en tu corazón, una canción en tu ser o una luz que irradie tu iluminación, no podrás ser útil a nadie. Tú mismo estás enfermo, tú mismo eres huérfano, porque todavía no has encontrado la absoluta seguridad de la existencia, la eterna protección de la vida. Tú mismo eres tan pobre que en tu interior solo hay oscuridad. ¿Cómo vas a ayudar a los demás? Tú mismo te estás ahogando, sería peligroso intentar ayudar a otra persona; lo más probable es que se ahogara contigo. Antes tienes que aprender a' nadar. Solo así podrás ayudar a alguien que se está ahogando.

Mi punto de vista es absolutamente claro. Primero sé egoísta y descubre todo lo que contiene tu interior, todas las alegrías, la dicha y el éxtasis que hay en ti. Después, el altruismo aparecerá igual que tu sombra va detrás de ti; porque para tener un corazón que baila, para tener una divinidad en tu ser, tienes que compartirlo. No puedes guardarlo para ti como un tacaño; la tacañería en tu crecimiento interior es equivalente a la muerte.

El aspecto económico del crecimiento interior es distinto al exterior. La economía corriente dice que si sigues dando, tendrás cada vez menos. Pero la economía espiritual dice que si no das, tendrás cada vez menos, y si das, tendrás cada vez más. Las leyes del mundo exterior y el mundo interior son diametralmente opuestas.

Primero debes enriquecerte en tu interior, deberás convertirte en un emperador. Entonces tendrás tanto para compartir que ni siquiera podrás llamarlo altruismo. Y no tendrás ningún deseo de recibir una recompensa, ni ahora ni en el futuro. Ni siquiera pedirás a la persona a la que le has dado algo que te esté agradecida, sino al contrario, le estarás agradecido a esa persona porque no ha rechazado tu amor, tu dicha y tu éxtasis. Ha sido receptiva y te ha permitido verter tu amor, tus canciones y tu música en su ser.

La idea cristiana del altruismo es una tontería absoluta. En Oriente nunca se ha pensado de la misma manera. La historia de Oriente y su búsqueda de la verdad es muy larga y se sustenta en una cuestión muy simple: antes de cuidar a los demás tienes que cuidarte a ti mismo.

Quien hace la pregunta siente cierta culpabilidad porque dice: «Parece que tuviera que atravesar una capa de incomodidad, culpabilidad y confusión. ¿Podrías hablar sobre esto?».

Es un fenómeno muy sencillo: el cristianismo ha engañado a millones de personas con un camino equivocado. El fundamen-talista cristiano es la persona más fanática e intolerante que puedas encontrar. Hoy en día, en Oriente se han olvidado de sus momentos gloriosos, la época de Buda y Mahavira. Ahora, incluso los que no son cristianos están influidos por la ideología cristiana. La Constitución india dice que la caridad consiste en ayudar a los pobres, propagando la educación y construyendo hospitales. En las enseñanzas de Gautama Buda no se puede encontrar ninguna de estas cosas. No es que esté en contra de ayudar a los pobres, pero sabe que si eres un meditador vas a ayudarles sin necesidad de jactarte de ello. Sucede de una forma simple y natural.

Enseñar la meditación no es un acto de caridad pero abrir un hospital sí lo es. Abrir una escuela y enseñar geografía e historia es un acto de caridad. Y ¿qué vas a enseñar en la clase de geografía? Dónde está Tombuctú, dónde está Constantinopla. En historia ¿qué vas a enseñar? Hablarás de Gengis Khan, Tamerlán, Nadir Shah, Alejandro Magno o Iván el Terrible. ¿Eso es caridad? Pero enseñar a la gente a ser silenciosa y pacífica, amorosa y alegre, y estar satisfecha y plena no es caridad. Hasta la gente que no es católica se ha contagiado con esta enfermedad.

Mahatma Gandhi estuvo a punto de convertirse al cristianismo al menos tres veces en su vida. En realidad, era cristiano en un noventa por ciento. El doctor Ambedkar, que redactó la Cons titución india, durante años pensó que él y sus seguidores, los in-, tocables, debían convertirse al cristianismo. Finalmente decidió que se harían budistas. Pero en la Constitución india puede verse el impacto del cristianismo. En ella ni siquiera se menciona la palabra «meditación», que ha sido la aportación de Oriente al mundo y su contribución más importante. Sin embargo, la Cons titución refleja mejor lo que todavía enseñan los misioneros cristianos. No es un reflejo de Gautama Buda, ni un reflejo de Kabir o de Nanak.

No entiendo cómo puede existir la caridad sin meditación.

Tu culpabilidad es un condicionamiento equivocado. Olvídate de ello sin pensarlo dos veces. Siendo completamente egoísta, te volverás altruista. Primero tendrás que enriquecerte interiormente, hacerte tan rico y desbordar tanta riqueza que tendrás que compartir, del mismo modo que una nube cargada de lluvia tiene que compartir su lluvia con la tierra sedienta. Pero antes la nube tiene que estar cargada de lluvia. Es absurdo decir a las nubes vacías: «Deberíais ser altruistas».

La gente viene a verme con muy buenas intenciones y me dicen: «Este sitio que tienes a tu alrededor es muy raro. Deberías abrir un hospital para los pobres, recoger a los huérfanos, distribuir ropa entre los mendigos y ayudar a quienes lo necesitan». Mi propuesta es completamente distinta. Puedo distribuir métodos anticonceptivos entre los pobres para que que no haya huérfanos. Puedo dar la pildora a los pobres para no haya un aumento de la población, porque no le veo el sentido, ¿primero crear huérfanos, luego orfanatos, y después servirles y malgastar tu vida?

Cuando empecé a hablar en los años sesenta, la India tenía una población de cuatrocientos millones de personas. Desde entonces, he estado diciendo que el control de la natalidad es absolutamente necesario. Pero los católicos están en contra del control de la natalidad y en treinta y cinco años, la India ha doblado esa población con creces. Ha pasado de los cuatrocientos millones, a novecientos millones. Se podría haber evitado a quinientos millones de personas y no habría sido necesaria una madre Teresa, ni habría necesidad de que viniese el Papa a la India a predicar el altruismo.

Pero la gente es muy rara, primero les dejan enfermar y luego les dan la medicina. Y han encontrado fórmulas muy graciosas. En todos los Lions Club y Rotary Club tienen unas cajas especiales para los miembros: si estás enfermo, compras una medicina, te curas y como todavía queda la mitad del bote, haces una donación para el Lions Club. Así recaudan las medicinas, y como son personas altruistas, después las distribuyen. Su lema es el servicio. Pero es un servicio muy astuto. Esas medicinas iban a ir a parar a la basura de todas formas, ¿para qué quieres el resto de las medicinas si ya te has curado? Es una gran idea acumular todas esas medicinas, distribuirlas entre los pobres, y sentir que estás haciendo un gran servicio público.