– No hay nadie más con quien compartiría mi hogar -replicó ella.
Podía dejarlo todo a sus espaldas. Y prefería mil veces despertar con John a su lado, en los buenos tiempos como en los malos, que vivir el resto de su vida sin amor.
– Entonces, tenemos un trato. En cuanto te den el alta, nos vamos juntos a Colorado.
– Suena perfecto -dijo ella, con voz queda, antes de dejarse ir a un sueño sin pesadillas.