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David y Hu-lan observaron a Pearl y a Guy entrar en el ascensor. David no sabía qué decir. Lo que ya le había parecido una mala situación en la casa de Su-chee, había empeorado.

– Si Pearl tiene una copia de los documentos de Miao-shan, sabe más que nosotros -dijo Hu-lan.

– Pero no va a detenerse hasta…

– Tenemos que hablar, pero no aquí.

En la habitación, David le preguntó a Hu-lan qué había dicho Guy en mandarín. Ella se lo explicó y añadió:

– No podía preguntárselo en inglés, era demasiado íntimo y lo más probable es que, delante de esa mujer, no me lo dijera.

David se sentó en el borde de la cama.

– Estoy en apuros.

– Tal vez sí, tal vez no. En las últimas horas nos hemos enterado de muchos datos e información. Tenemos que estudiarlos.

– ¿Para que? Es evidente que Pearl Jenner tiene un plan que me incluye a mí. Tal como dijo, no importa si colaboro en su artículo o no, de todas formas piensa escribirlo.

– Y arruinar tu reputación.

– No se trata sólo de mi reputación, sino de mi propia identidad.

Hu-lan se arrodilló delante de él, apoyó las manos en sus rodillas y le miró a al cara.

– Sabes que admiro tu integridad, pero la ética y el honor son fáciles de mantener mientras no se ponen a prueba. Aquí tienes tu prueba.

– No he hecho nada malo. Soy sólo un abogado atado de pies y manos por la confidencialidad debida a un cliente. No es culpa mía.

– David, sabes que te quiero, pero quizá fue culpa tuya. Preferiste no querer saber. -Antes de que él pudiera contestar, Hu-lan le puso un dedo en los labios-Aceptarse el puesto en el bufete sin hacer muchas preguntas. Aceptaste el asunto de Tartan sin saber todos los detalles. Aceptaste representar al gobernador Sun sin averiguar cuáles eran sus problemas. Ahora que eres su abogado, tampoco sabes exactamente lo que quiere de ti. Sé por qué no me lo preguntaste. Querías estar aquí conmigo, y aunque no es el momento de decirlo, viniste sin preguntarme si era lo que yo quería.

Era cierto. Había antepuesto a todo su deseo de reunirse con ella. Su amor lo había cegado, pero saberlo no cambiaba la forma en que había actuado. Decidía por los dos. Por eso no le había preguntado si quería que fuera. (¿Y si le decía que no?) cuando Hu-lan le dejó plantado en al cena, fue directamente al hotel, sacó a Lo de la cama y lo obligó a llevarle en plena noche a la casucha de Su-chee. Habría podido protestar por la miseria del lugar, la suciedad, el riesgo que suponía para Hu-lan y para su futuro hijo estar allí. También habría podido pedirle una explicación de por qué había huido. Pero no lo hizo porque no quería saber las respuestas. Su deseo de no querer saber le había supuesto profundos problemas tanto profesionales como personales.

Miró a Huan y sintió una honda desesperación. ¿Y si por sus hechos y omisiones lo perdía todo? Ella le consoló.

– vamos a solucionarlo. Pero hay demasiadas incógnitas ¿Sabe Henry Knight lo que está ocurriendo en la fábrica? ¿Qué son los papeles de Miao-shan y qué relación tienen con los que te entregó Sun? Eres un hombre muy inteligente… -sintió la tibieza de la mano que le apoyaba sobre el pecho, a la altura del corazón- pero aquí estás fallando. Bueno, lo solucionaremos.

– ¿Por dónde empezamos?

– Por el principio. Por Miao-shan -dijo Hu-lan, al tiempo que se sentaba a su lado.

– Se dedicaba a ligar: Tsai Bing, Guy In, el americano de la fábrica -comentó David secamente.

– Es curioso, ¿verdad? Nuestra cultura es represiva en muchos aspectos. el sexo fuera del matrimonio es contrario a la ley, pero a ella no parecía importarle. Era casi una depredadora. Supongo que se debe a que era joven y tenía una vida difícil, pero eso puede aplicarse a millones de mujeres en este país.

– Tal vez su promiscuidad se debiera a la vida rural. Cuando se vive en el campo, cualquiera, hasta los niños, conoce muy pronto el apareamiento de los animales. Lo ven con sus propios ojos; participan con naturalidad -dijo David.

– Si, y bromean con el sexo y van al herbolario para aumentar la potencia o la fertilidad, pero en la mujer la castidad se considera la mayor virtud. Es una doble moral, pero así son las cosas. Por eso al principio, cuando el capitán Woo y Siang dijeron que Miao-shan tenía mala reputación, no hice caso, pensando que en los pueblos siempre hay chismorreos maliciosos. Pero ahora es otro asunto. Se acostaba con Tsai Bing hasta hace tan poco tiempo que él piensa que era el padre. El pobre Guy In cree que el padre era él y tal vez lo fuera, pero también pudo ser Aarón Rodgers.

– ¿Ese muchacho? ¿Por qué él?

– Deberías verlo con las jóvenes de la fábrica.

– Eso no significa que se enrollara con ella.

– Créeme, David, lo hacía. Ahora lo veo claro. Hoy Cacahuete dijo algo sobre Tang Siang y una cita con Aarón mientras hablaba de Miao-shan. Comentó que era extraño y debía de referirse a que Miao-shan y Tan Siang compartían no sólo a Tsai Bing, sino también a Aarón Rodgers.

– Tres hombres y una mujer. Hay muchos motivos para matar en ese contexto.

– Sí, pero en Miao-shan hay algo mas aparte de su promiscuidad. Me parece que en cada caso utilizaba el sexo como medio para un fin. Con Tsai Bing tenía que mantener las apariencias. Más que eso, sabía que Siang lo quería y es probable que utilizara el sexo de la forma más mezquina, para vengarse de su rival. Pienso que veía a Guy In como una salida, pero para mantener esa relación tenía que darle información. Eso suponía seducir a Aarón Rodgers, aunque después de haberle visto en acción no creo que tuviera que esforzarse mucho. Pero no se conformó con Aarón. Me fascina la forma con que conseguía información de las otras mujeres de la fábrica. Guy dijo que era muy insistente. Incluso Cacahuete se quejó de ello, pero yo no sabía de qué hablaba.

– ¿Y eso qué tiene que ver?

– Porque en nuestra cultura se considera una grosería. Si haces una pregunta, no te contestan o lo hacen con evasivas, tienes que olvidarte del tema. Miao-shan no lo hizo, y se comportaba como una maleducada. Yo misma no hice muchas preguntas sobre Miao-shan en la fábrica, pero circulaban toda clase de rumores sobre ella.

“Aparte de las ridículas historias de fantasmas, no creo que su muerte apenara a nadie. Ni Tang Siang ni Cacahuete la apreciaban. Me preguntaba si eran celos o había algo más. Empiezo a pensar que era demasiado extranjera para ellas.

– Por su aspecto.

– Sí, era bonita pero al estilo occidental. Supongo que lo realzaba comprando ropa importada…

– O regalada por quien la estuviera ayudando.

– Por supuesto. Incluso ahora, más de tres semanas después de su muerte, se huele el perfume White Shoulders en su cama -Al ver que David fruncía el ceño, aclaró-: Sí, lo conoces. Es penetrante y muy dulce. Lo recuerdo de Estados Unidos, siempre me ha disgustado ese perfume. -David la miró incrédulo, pero ella continuó-: Y no es algo que se encuentre en el economato, en la tienda del pueblo, ni siquiera en Taiyan. O cual nos lleva a los papeles que te entregó Sun.

– No puedo enseñártelos.

– Me hago cargo.

David se levantó, revolvió un montón de documentos y extendió los papeles de Sun lejos de la mirada de Hu-lan. Aunque parecían los mismos de Miao-shan, éstos no eran copias. Aquí aparecían los nombres de diversas empresas: Toy World, Plush Suplí, Mega Soft, y otras. A la derecha había números de cuentas y fechas de depósitos. ¿Cómo encajaba esto en el rompecabezas? ¿Se los habría enviado Sun, sabiendo que su detención era inminente y que como cliente de David estaría protegido, ya que en vez de pruebas se transformarían en información privilegiada?

Era evidente que él y Hu-lan estaban ahora en bandos distintos. Ella le amaba y sabía interpretar sus gestos, así que por mucho que intentara disimular sus emociones, su mirada decía mucho sobre la culpabilidad de Sun. Su obligación era sonsacarle información a David; la de él, proteger a su cliente. Ella tenía que denunciar el fraude; él tenía que desviar las sospechas. David era consciente de que la cooperación era la piedra angular del sistema legal de cualquier país. Los delincuentes listos contrataban abogados bien relacionados con inspectores y fiscales. ¿Era parte de los planes de Sun? David podría hablar con Hu-lan, por supuesto, pero sólo basándose en hipótesis, y ella intentaría conseguir la máxima información sin que él la excluyera por completo.

– ¿Qué prueban los papeles de Miao-shan? ¿Cuál es el delito? -preguntó}David-. Veo muchos niveles, pero ¿cuál es el correcto? Por cierto, no me hablaste del trabajo infantil.

– No me pareció que tuviera importancia -Meneó la cabeza y aclaró-: En China no es punible. El trabajo infantil es ilegal, ya que la edad oficial son dieciocho años para trabajar en las fábricas estatales, pero las empresas privadas pueden contratar a menores.

– ¿De cuántos años estamos hablando, Hu-lan?

– En Knight diría que la más joven que vi tenía unos doce, pero en el caso de una denuncia se habría saldado con el pago de una multa y el despido de las niñas. Creo que la única forma de que un empresario vaya a la cárcel sería un escándalo internacional, artículos en la prensa… Pearl Jenner -concluyó con una mueca de desagrado.

– Pero Guy In dijo que los papeles de Miao-shan eran “pruebas”. Tenían que ser pruebas de algo, pero no se trata de trabajo infantil. Y pese al código SUN GAO, no veo nada que pueda relacionar a mi cliente con eso. Tampoco demuestran las malas condiciones laborales. Tú, yo y Guy In podemos pensar que son deplorables, pero están dentro de los derechos de Knight, lo cual significa, y detesto reconocerlo, que están también dentro de los derechos de Tartan. Hay maquinaria peligrosa y la posibilidad de uso indebido de productos químicos, pero tampoco veo en los papeles de Miao-shan nada que lo indique.

Hu-lan sabía que los papeles estaban al alcance de su mano y dijo:

– Tal vez el producto en sí es peligroso y los documentos están relacionados con los envíos o algo parecido.

– No lo creo. Si hubiera alguna anomalía en Sam y sus amigos, habría aparecido en toda la prensa norteamericana. No es algo que se pueda ocultar.

– El siguiente nivel de delito sería el soborno. Pero sabemos que Pearl se lo inventó -dijo Hu-lan.

David no respondió.

– Voy a darte una hipótesis -propuso ella-. Supongamos que Pearl tenía razón, pero no lo sabía. ¿Habría Sun aceptado un soborno? -levantó la mano-. No es necesario que contestes, pero piensa en esto: ¿no lo aceptaría tu cliente? Esto es China y Sun es un tipo hábil. De ser así ¿cómo lo habría ocultado Knight en sus cuentas?