– ¿Había algo más? -preguntó David aliviado.
Guy rebuscó en la cartera y sacó unas fotocopias, pero antes de que David y Hu-lan les echaran un vistazo para comprobar si era lo mismo que habían visto en casa de Su-chee, Pearl Jenner las cogió.
– No creo que sea necesario que las vena ahora -dijo con una sonrisa-. Pero si están dispuestos a colaborar conmigo, estaré encantada de enseñárselas.
– Por o menos díganos que son -pidió David.
– No hace falta -respondió Pearl.
Hu-lan les interrumpió dirigiéndose a Guy en mandarín.
– ¿Cómo consiguió Miao-shan esos papeles?
– Ya se lo dije. Había un hombre en la fábrica, un estadounidense que la ayudó- respondió él también en mandarín.
– ¡Eh! ¡en inglés! -pidió Pearl.
– ¿Aarón Rodgers? ¿Sandy Newheart?
– Un hombre, es lo único que sé. -El dolor de Guy era evidente-. Miao-shan iba a verlo por la noche. A él le gustaba hablar y ella escuchaba. Le dije que parara, me daba miedo. ¿Y si el hombre dejaba de hablar? ¿Y si quería acostarse con ella? Estaban a solas. Yo estaba preocupado por ella y el niño.
Hu-lan apretó la mano de David y volvió a hablar en mandarín.
– ¿Miao-shan estaba embarazada de ti?
Los ojos de Guy se humedecieron y asintió.
– La quería -dijo en mandarín-. Pensaba que teníamos futuro. Pero la presionaba demasiado. Quería triunfar, y en un instante, perdí mi familia y mi futuro.
– ¿Qué dicen? -preguntó Pearl.
Al ver que ni Hu-lan ni Guy se lo traducían, miró a David. Cuando vio que éste tampoco iba a ayudarla, esbozó otra vez su sonrisa dura. Se puso de pie y le hizo señas a Guy de que la siguiera. Se alejaron unos pasos, y Pearl se dio la vuelta y volvió a la mesa.
– No puede ocultarme la verdad -dijo a David-. Como usted ha dicho, puede que lo que haga Knight no vaya contra la ley, pero va contra la ley humana. -Nadie le respondió, y añadió-: Me da igual de qué lado se ponga Tartan, porque escribiré mi artículo con o sin usted.
– De momento, Tartan Incorporated no va a hacer declaraciones -dijo David con toda la autoridad legal que pudo reunir.
Pearl Jenner se echó la coleta hacia tras, Parecía muy divertida.
– Tiene usted una reputación muy buena en Los Ángeles. Lo respetan, la gente lo considera un abogado honesto. Me lo voy a pasar muy bien demostrando que están equivocados.