La Abuela Mazur estaba detrás del vidrio de la puerta de mis padres, mirándonos hacia fuera. Ella vive con mis padres ahora que el abuelo Mazur está comiendo chicharrones y emparedados de mantequilla de maní con Elvis. La Abuela Mazur es sobre todo huesos flacos y piel floja. Mantiene sus canas con rizos apretados en su cabeza y lleva un de cañón largo.45 en su bolsa. El concepto de envejecer elegantemente nunca se ha aplicado a la Abuela.

La Abuela abrió la puerta cuando me acerqué con Diesel.

– ¿Quién es éste? -preguntó, escudriñando a Diesel-. No sabía que traías a un hombre nuevo. Mírame. Ni siquiera estoy vestida. ¿Y Joseph? ¿Qué le pasó?

– ¿Quién es Joseph? -quiso saber Diesel.

– Es su novio, -dijo la Abuela Mazur-. Joseph Morelli. Es un policía de Trenton. Se supone que viene más tarde a cenar ya que es domingo.

Diesel me sonrió abiertamente.

– No me dijiste que tenías novio.

Presenté a Diesel a mi mamá, la Abuela Mazur, y mi papá.

– ¿Qué sucede con los hombres y las colas de caballo? -dijo mi padre-. Se supone que las muchachas tienen el pelo largo. Se supone que los hombres tienen el pelo corto.

– ¿Y Jesús? -preguntó la Abuela-. Él tenía el pelo largo.

– Este tipo no es Jesús, -dijo mi padre. Él tendió su mano a Diesel-. Encantado de conocerte. ¿Qué eres, uno de esos luchadores o algo parecido?

– No señor, no soy un luchador, -dijo Diesel, sonriendo.

– Ellos son artistas deportivos, -dijo la Abuela-. Sólo algunos son en verdad buenos en la lucha libre, como Propulsora Kurt y Ciclón Lance.

– ¿Ciclón Lance? -dijo mi padre-. ¿Qué tipo de nombre es ese?

– Uno de esos nombres canadienses, -dijo la Abuela-. Él es una preciosura, también.

Diesel me miró y su sonrisa se amplió.

– Amo a tu familia.