Randy Briggs vivía en el segundo piso. Lo había conocido un tiempo atrás en un contexto profesional. Él había sido acusado de llevar un arma oculta y no había comparecido a su vista en el tribunal. Lo había arrastrado pateando y gritando de vuelta al sistema. El cargo realmente había sido una conclusión falsa, y Briggs fue por último liberado sin condena.

– ¿Y por qué hacemos esto? -preguntó Diesel, subiendo la escalera al primer piso.

– Había un anuncio clasificado en el periódico para fabricantes de juguetes. Cuando llamé y pregunté por Sandy Claws me cortaron.

– Y en tu mente, eso indica que Claws forma parte de la operación de fabricantes de juguetes.

– Creo que es sospechoso y justifica una investigación adicional. Le pediré a este tipo que conozco que me ayude infiltrándose en la operación.

– ¿Es un fabricante de juguetes?

– No. Tiene otros talentos.

Estábamos en el hueco de la escalera y de repente quedamos sumergidos en la oscuridad total. Sentí a Diesel acercándose más, y sentí que colocaba su mano protectoramente en mi cintura.

– Es un apagón de electricidad, -dije-. Morelli me dijo que ocurría por todo Trenton.

– Grandioso, -dijo Diesel-. Justo lo que necesito. Apagones de corriente.

– No un asunto tan grande, -le dije-. Morelli dijo que duran el tiempo suficiente para enredar el tráfico y luego desaparece.

– Bonita, es un asunto mucho más grande de lo que posiblemente podrías sospechar.

No tuve ni idea de lo que él quiso decir con eso, pero no sonó bien. Estaba a punto de preguntarle cuando las luces se encendieron, y subimos el resto de la escalera al segundo piso. Golpeé en la puerta 2B y no hubo respuesta. Puse mi oído en la puerta y escuché.

– ¿Oyes algo? -preguntó Diesel.

– La televisión.

Golpeé otra vez.

– Abre la puerta, Randy. Sé que estás allí.

– Márchate, -gritó Randy-. Estoy trabajando.

– No estás trabajando. Estás mirando la televisión. -La puerta se abrió de un tirón, y Randy me fulminó con la mirada.

– ¿Qué?

Diesel miró hacia abajo a Randy.

– Eres un enano.

– Y una mierda, Sherlock, -dijo Randy-. Y, sólo para que conste, enano ya no es políticamente correcto.

– ¿Entonces, cómo te gusta? -preguntó Diesel-. ¿Algo como pequeño ciudadano?

Randy sostenía un cucharón, y golpeó a Diesel en la rodilla con él.

– No te metas conmigo, sabelotodo.

Diesel se agachó, agarró a Briggs por el frente de su camisa, y lo levantó 90 cm. del suelo, así quedaron al mismo nivel de visión.

– Necesitas tener sentido del humor, -dijo Diesel-. Y soltar el cucharón.

El cucharón se deslizó por los dedos de Randy y golpeteó en el suelo de parquet.

– Entonces sí no quieres ser llamado pequeño ciudadano, -dijo Diesel-. ¿Cómo quieres que te llamen?

– Soy una persona pequeña -dijo Randy, con los pies colgando en el aire.

Diesel sonrió abiertamente a Randy.

– ¿Persona pequeña? ¿Es lo mejor que puedes imaginar?

Diesel dejó a Randy en el suelo, y Randy se dio una sacudida, pareciéndose mucho a un ave acomodándose las plumas.

– Bueno, -dije-, ahora que resolvimos esto…

Briggs me miró.

– Aquí viene.

– ¿Te he pedido alguna vez un favor?

– Sí.

– Bien, pero te salvé la vida.

– ¡Mi vida no habría estado en peligro en primer lugar si no fuera por ti!

– Todo lo que quiero es que te hagas pasar por un elfo.

Diesel soltó un bufido.

Lo corté con la mirada, y aplastó la risa bajo una sonrisa.

– No soy un elfo, -dijo Briggs-. ¿Tengo las orejas en punta? No. ¿Llevo puestos zapatos curvados al final? No. ¿Disfruto de esta humillación? No, no, y no.

– Te pagaré por tu tiempo.

– Ah, -dijo Briggs-. Eso es diferente.

Le entregué el anuncio a Briggs.

– Todo lo que tienes que hacer es responder a este anuncio. Probablemente ni siquiera tienes que decir que eres un elfo. Quizá podrías decirles sólo que eres… competente. Y luego cuando vayas a la entrevista de trabajo, mantén tus ojos abiertos por un tipo llamado Sandy Claws. Él es un [7] NCT.

– Dame un respiro. Santa Claus es NCT. ¿Y el Conejito de Pascua? ¿Es el Conejito de Pascua un NCT, también?

Le pasé la foto de Sandy Claws a Briggs, y le deletreé el nombre. Di a Briggs mi tarjeta con el número de mi teléfono celular y el busca. Y me marché, no queriendo prolongar demasiado mi entrevista, y darle tiempo para cambiar de opinión.

Revisé la rodilla de Diesel cuando estábamos en el coche.

– ¿Estás bien?

– Sí. Él golpea como una muchacha. Alguien tiene que enseñarle como balancear un cucharón.

[7] NCT: No compareciente en el tribunal. (N. de la T.)