¡Imaginación prodigiosa, Excellency! En la boca abierta del menor de los Robertson se formó un inmenso globo de espuma que dudaba entre remontar o caer. Reventólo con la uña del meñique. Descorchada la voz, continuó burbujeando su entusiasmo por el perro juglar. ¡La memoria de Héroe es asombrosa! Anoche dijo: Voy a componer una noveleta de treinta páginas. No hace falta más para describir episodios de una implacable utilidad puesto que nacen del alma de un renegado de su clase, mejor dicho de un converso… Debo reflexionar un poco sobre esta diferencia que me condena o exalta, según sea el cristal…

Héroe se bebió el resto del pichel, mirándome de reojo, el muy animal. Mandé al negro Pilar que volviera a llenar los vasos. Héroe estaba atacando de nuevo mi incredulidad con su gutural germanía. Como en un congreso de babélicos poliglotos, el anglómano iba traduciendo a remezones lo que gruñía Héroe. Los bigotes rojos llenos de espuma marcaban al pelo el compás de las cadencias: Habla de Nit… Madre de las Madres, que es a la vez macho y hembra. Escarabajo, buitre, en su parte femenina. Mujer de la esfera negra, que tiene su doble en el hombre con cabeza de pelícano… Lo canturreado por el perro hispánico, traducido por el mercader escocés, me hizo pensar en el bestiario del Vinci: El pelícano ama a sus hijos. Si los encuentra en el nido mordidos por las serpientes, seabre el pecho a picotazos. Los baña con su sangre. Los vuelve a la vida. ¿No soy Yo en el Paraguay el Supremo Pelícano? Héroe se interrumpe, me mira con sorna a través de sus cataratas: Vuecencia ama tanto a sus hijos como la pelícano-madre; los acaricia con tanto fervor que los mata. Esperemos que su sangre de pelícano-padre los resucite al tercer día. Si así fuere, Ilustrísimo Señor, su imagen pelícana será celebrada por los anales patrioteros. Los capones la grabarán en los copones litúrgicos. Los Viejos la encerrarán en los espejos. No consideré adecuado el momento para responder al bru-lote del perro. Tuve la impresión de que los demás no lo habían oído. Juan Parish continuó traduciendo:… Mujer de la esfera negra tiene su doble en el cielo, también un buitre de los corderos, que es a la vez macho y hembra… ¿De dónde has sacado eso? ¡No importa de dónde lo haya sacado! Tal vez de las Cantigas de Alfonso el Sabio, rey de Castilla y León quien, dicho sea de paso, tiene en sus Siete Partidas una bella definición de lo que es un tirano; o sea aquel que ama más hacer su pro maguer, tornando el señorío que era derecho en torticero. Tyrano, dijo el rey sabio, es aquel que con el pretexto del progreso, bienestar y prosperidad de sus gobernados, substituye el culto de su pueblo por el de su propia persona. Ansí se constituye en un falaz y peligroso pelícano. Su infernal artería, convierte en esclavos a los hombres que dice liberar. Los transforma en peces. Los va embuchando en la bolsa rojiza que le cuelga del insaciable pico. Sólo va escupiendo las espinas de las que brotan los cardos, las tunas, todas las especies espinosas. Mas lo peor que tienen los tiranos es que están cansados del pueblo, y ocultan su cinismo en la vergüenza de su nación. Ante la inocencia de sus vasallos se sienten culpables, y procuran que todos se corrompan de su lepra…

Se ve que la calle te ha enseñado mucho, Héroe, pero no te pregunto ahora acerca de estas fabulillas tiranicidas. No te hagas aquí el Tupac Amaru. Acabarás descuartizado. Te pregunto por la fábula ésa del buitre de los corderos, que es a la vez macho y hembra. Te pregunto de dónde la has sacado. Qué más da. Pude sacarla de los libros de la Cabala, del Alcorán, de la Biblia, del Gentiloquio del marqués de Santillana, del aire que se cuela por los bordes de las puertas. El lenguaje es parecido en todas partes. Las fábulas tambien. No hay un punto fijo para juzgar. Se me hace que no salieron de las letras sino de las palabras de los hombres, anteriores a las letras. Qué más da si da menos saber el origen de las cosas que sus resultados. Todo está en símbolos. No se hace más que cambiar de fantasía. Ambos ojos engendran una sola vista. Un libro solo, todos los libros. Mas cada cosa lanza un cierto efluvio parecido y a la vez distinto de todos los otros. Exhalación, aliento propio. Los que más saben, los que más ven, siempre son los ciegos. Los de voz más dulce, los mudos. Los de oído más fino, los sordos. ¡Hornero! ¡Oh mero repetidor de otros ciegos y sordomudos! La principal dolencia del hombre es su curiosidad insaciable por las cosas que no puede saber.

Está claro, dije a los hombres verdes. A este perro se le da el antojo de mi amanuense Patiño, por dorar metales, azogar espejos, empañarlos con el vapor de su aliento. Héroe quedó aplastado. ¡Vamos, gentlemen, absurdo estar pendiente de las mistificaciones de un perro! ¡Para peor, el ex can del último gobernador español! Sultán gruñó, pelando el descalabrado maxilar. ¿Saco de aquí a patadas, a sablazos, a ese perro atrevido, Excelencia? No, déjalo donde está sin estar, y tú quédate tranquilo donde debes estar y no estás, inconsulto inculto Sultán. Los Robertson y Héroe, aprovechando la interrupción, apuraron sus vasos con una sonrisita de burla.

Gentlemen, lo que este perro está relatando es una vieja historia. Desde los libros antiguos, incluido el Génesis, sabemos que el hombre primitivo ha sido en el origen varón/hembra. Ninguna progenie es enteramente pura. Cada cien años y un día, mejor dicho, cada largo día de cien años, lo varón y lo hembra se encarnan en un solo ser que hace surgir los seres, los hechos, las cosas. 1 Los hace surgir de un pacto terrible y de un principio de mezcla. Los viejos de las tribus también saben aquí, sin haber leído el Symp osio de Platón, que cada uno era originariamente dual. Tipos comple-tos de hombres duales. Individuos de una sola pieza, Íntegros. Especies fijas. Muchas. Herencia indefinidamente asegurada por unión de lo mejor en lo mejor. Hasta que el pensamiento los desgajó de la naturaleza. Los separó. Los partió en dos. Continuaron creyendo que eran uno solo, sin saber que una mitad buscaba a la otra mitad. Enemigos irreconciliables en el impulso de lo que el Hombre-de-ahora llama amor. Los mellizos no nacieron de una madre; la llamada Madre-de-las-Madres, afirman los payés indígenas conocedores de sus cosmogonías, fue devorada por el Tigre-azul que duerme bajo la hamaca de Ñanderuvusú, el Gran-Padre-Primero. Los mellizos nacieron de sí y engendraron a su madre. Invirtieron la idea de la maternidad considerada erróneamente como don exclusivo de la mujer. Anularon la distinción de los sexos, tan cara e indispensable al pensamiento occidental, que únicamente sabe manejarse por pares. Concibieron o recobraron la posibilidad, no sólo de dos, sino de muchos, de innumerables sexos. Aunque el hombre es el sexo razonable. Sólo él puede ejercer la reflexión. Por ello también sólo él es el llamado, el destinado, el condenado a rendir cuenta de la sinrazón. ¿Cómo es posible que tengamos un solo progenitor y una sola madre? ¿No puede uno acaso nacer de uno mismo?

La única maternidad seria es la del hombre. La única maternidad real y posible. Yo he podido ser concebido sin mujer por la sola fuerza de mi ensamiento. ¿No me atribuyen dos madres, un padre falso, cuatro falsos hermanos, dos fechas de nacimiento, todo lo cual no prueba acaso ciertamente la falsedad del infundio? Yo no tengo familia; si de verdad he nacido, lo que está aún por probarse, puesto que no puede morir sino lo que ha nacido. Yo he nacido de mí y Yo solo me he hecho Doble. (Nota de El Supremo.)

Yes, certainly, Excellency, but…, yo me arriesgaría a decir que está de por medio el principio del placer. ¡El sabio principio de la conservación de la especie! ¡Suprema felicidad! ¡Ah! ¡Oh! ¡Ouuu! Is it not so? Very very nice! Acordes, Mister Robertson. Mas una especie infinitamente asegurada no significa especies inmutables. All right, Excellency, but… Permítame, don Juan. No hay una sola especie de hombres. ¿Conoce usted, ha oído hablar de las otras especies posibles? Las que fueron. Las que son. Las que serán. Los seres provienen de raíces vivientes; no nacen sino cuando coinciden en la encrucijada del camino. Lo que no es casual. Sólo nuestro torpe entendimiento cree que el azar reina en todas partes. Natura nunca se cansa de repetir sus intentos. Nada sin embargo que se parezca a una lotería divina o panteísta. Si Uno crece y se acrece tanto y tanto de sí mismo, desaparecerán los Muchos. Quedará Uno solo. Luego ese Uno volverá a ser Muchos. ¿Usted sugiere, Excellency, arreglarse uno a solas… como pueda? Los hombres verdes de cabellos rojos me miraban socarrones. ¿Qué podían saber de mi doble nacimiento o desnacimiento? Les clavé la mirada hasta atravesarles la nuca: Sólo he dicho que por todas partes rige la necesidad de un parto terrible y de un principio de mezcla. El hombre es idiota. Nada sabe hacer sin copiar, sin imitar, sin plagiar, sin remedar. Podría ser incluso que el hombre hubiese inventado la generación por coito después de ver copular a la cigarra. ¡Ah, Excellency, admitamos entonces que la cigarra es un animal razonable! Sabe lo que es bueno y lo practica. Si yo fuese el primer hombre no sería el último en imitarla. Hasta aprendería a cantar como ella. Aproveche su verano, don Juan. Lo veía de nuevo en la quinta de doña Juana Esquivel, lindera a la mía, en Ybyray. Veía a Juan Parish. más que en victoria de cigarra, en víctima de la vieja ninfómana. Mujer de la esfera negra. Escarabajo, buitre en su parte femenina. que hacía en tierra su «doble» del verde cordero de Escocia.

Shsss Shsss I beg your pardon, Excellency! Héroe precisamente está contando algo de eso. Mientras yo hablaba, el maleducado ex can regalista no había parado de hablar, de modo que mis palabras salían fileteadas de sordos armónicos por los gruñidos del perro. Todo por llevarme la contraria, hasta en el terreno de lenguas y mitos desconocidos, desaparecidos. Me calcé los auriculares. Voz jeroglífica del perro. Voz medio borracha del intérprete inglés: Héroe cuenta una leyenda céltica. Dos personajes forman uno solo. La old hag, la vieja hechicera, propone un enigma al joven héroe: Si éste lo descifra, es decir, si responde a los requerimientos de la repulsiva vieja, encontrará en su lecho, al despertar, a una mujer joven y radiante que le hará obtener la realeza… Dear Héroe, no te oímos bien. Un poco más alto. ¿No podrías ir un poco más despacio? El can hizo un desdeñoso movimiento de cabeza y continuó sin transición, ahora en castellano, rematando la burla: La vieja repugnante, o hermosa muchacha, ha sido abandonada por los suyos en el transcurso de una difícil migración mientras estaba dando a luz… Un poco más de cerveza, please. A partir de entonces la mujer vaga por el desierto. Es la Madre-de -los-Animales que rehúsa entregarlos a los cazadores. Quien la encuentra con sus vesti-mentas ensangrentadas tan aterrorizado se siente, que experimenta un impulso erótico irresistible. Infinitas ansias de cópula…

1 Jorge Luis Borges, en su Historia de la eternidad, citando a Leopoldo Lugones (El Imperio Jesuítico, 1904) anota que la cosmogonía de las tribus guaraníes consideraba macho a la luna y hembra al sol. En la misma nota dice: «Los idiomas germánicos que tienen género gramatical dicen la sol y el luna».

En otra de sus obras Borges nos informa: «Para Nietzsche, la luna es un gato (Kater) que anda sobre alfombra de estrellas y, también, un monje». Una mente limitada y simétrica se preguntaría de inmediato: ¿Y el sol? ¿Cómo debió considerar Nietzsche al sol? ¿Una sol-gata? ¿Una sol-monja? ¿Sobre qué clase de alfombra la debió hacer caminar? Los Apuntes de El Supremo dejan entrever que resolvió el acertijo propuesto por Nietzsche. Cortó por lo sano con otro acertijo en su invectiva sobre los historiadores los escritores y la polilla: «Un insecto comió palabras. Creyó devorar el famoso canto del hombre y su fuerte fundamento. Nada aprendió el huésped ladrón con haber devorado palabras». (N. del C.)