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Hay una gran diferencia entre ver cosas y no ver nada. Muchos viajeros que ven cosas no ven nada en realidad, y muchos que no ven nada ven mucho. Me divierte sobremanera enterarme que un autor va a un país extranjero "para obtener el material para su nuevo libro", como si ya hubiera agotado todo lo que hay que ver en la humanidad de su ciudad o su país, y como si el tema se pudiera agotar alguna vez. ¡Poco romántica ha de ser "Thrums" y muy aburrida la Isla de Guernsey para hacer una gran novela con ella! Llegamos, pues, a la filosofía de viajar consistente en la capacidad de ver cosas, que anula la distinción entre viajar a un país distante y andar por los campos vecinos una tarde cualquiera.

Las dos se convierten en una sola cosa, como insistió Chin Shengt'an. El equipo más necesario para un viajero es "un talento especial en el pecho y una visión especial bajo las cejas", como lo expresó el famoso crítico teatral chino en su famoso comentario sobre el drama Cámara occidental. Lo que interesa es saber si uno tiene corazón para sentir y ojos para ver. Si no los tiene, sus visitas a las montañas son pura pérdida de tiempo y de dinero; en cambio, si tiene "un talento especial en el pecho y una visión especial bajo las cejas", podrá obtener el más grande júbilo de los viajes sin ir siquiera a las montañas, permaneciendo en su casa y mirando a su alrededor, y recorriendo los campos para contemplar una nube fugitiva, o un perro, o una cerca, o un árbol solitario. Doy ahora una traducción de la disertación de Chin sobre el verdadero arte de viajar:

He leído relatos de viajes y comprendo que muy poca gente entiende el arte de viajar. A buen seguro, el hombre que sabe cómo viajar no se atemorizará ante un largo viaje para ver todas las cosas de la tierra y el mar y explorar toda su grandeza y misterio. Pero cierto talento en su pecho y cierta visión bajo sus cejas le dicen que no es necesario ir a todos los lugares bellos y famosos de la tierra y el mar a fin de explorar las maravillas y misteriosde la naturaleza. Un día va a una caverna de piedra usando una gran cantidad de la energía de sus piernas, sus ojos y su mente, y una vez que lo ha hecho va otra vez al día siguiente a otro lugar bendito y pierde algo más energía de las piernas, los ojos y la mente. Los que no le comprendan dirán: "¡Qué ratos maravillosos' habrá pasado usted, con sus visitas de estos días! Después de ver una caverna de piedra, ha ido a visitar otro lugar bendito". No han comprendido nada. Porque hay cierta distancia entre los dos lugares que ha visitado, acaso veinte o treinta /(, o quizá ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos li, o quizá un solo li, o apenas medio li. Con ese talento especial en el pecho y esa visión especial bajo las cejas, ¿no ha mirado acaso a esa distancia de un li o medio li en la misma forma que ha mirado a la caverna de piedra y al lugar bendito?

Es cierto que hay algo que aterroriza la mirada y sorprende el alma, al ver que la Madre Naturaleza, con su gran habilidad y sabiduría y energía, ha producido de pronto algo como una caverna de piedra o un lugar bendito. Pero a menudo he contemplado' casualmente las cosas pequeñas de este universo: un pájaro, un pez, una flor, o una plan-tita, y aun la pluma de un ave, la escama de un pez, el pétalo de una flor y una hoja de césped, y he comprendido que la Madre Naturaleza también las ha creado con su gran habilidad y sabiduría y energía. Se dice que el león emplea la misma energía para atacar a un elefante que para cazar a una liebre, y en verdad sucede lo mismo con la Madre Naturaleza. Emplea toda su energía para producir una caverna de piedra o un lugar bendito, pero también utiliza toda su energía para producir un pájaro, un pez, una flor, una mata de césped, o aun una pluma, una escama, un pétalo, una hoja. Por lo tanto, no es solamente la caverna de piedra o el lugar bendito lo que aterroriza la vida y sorprende al alma en este mundo.

Además, ¿hemos pensado alguna vez cómo fueron producidos la caverna de piedra y el lugar bendito? Tschuangtsé ha dicho sabiamente:

"Comprender los diferentes órganos del caballo no es comprender el caballo mismo. Lo que llamamos caballo existe antes que sus diferentes órganos." Hagamos otra analogía: vemos los bosques que crecen en torno a los grandes lagos, y los árboles y las rocas que cubren las grandes montañas. Causa alegría al viajero saber que los grandes bosques, y los árboles y las peñas, se hallan reunidos para formar los grandes lagos y las grandes montañas. Pero los imponentes picos están formados por rocas pequeñas, y las cataratas están formadas y nutridas por pequeños manantiales de agua. Si las examinamos una a una vemos que las piedras no son mayores que la palma de la mano, y los manantiales son apenas hilos de agua. Laotsé ha dicho: "Treinta rayos se agrupan alrededor de la taza de una rueda, y cuando pierden su realidad individual tenemos un carro en función. Damos a la arcilla forma de vasija, y cuando la arcilla pierde su existencia tenemos un utensilio. Hacemos un agujero en la pared para que sea ventana o puerta, y cuando las puertas y ventanas pierden su existencia, ( [55]) tenemos una casa para vivir." Y de igual modo, cuando vemos una caverna de piedra o un lugar bendito y advertimos los picos que se elevan verticalmente, los pasos montañoso» que se extienden horizontalmente, los que se alzan y forman un precipicio, los que bajan y forman un río, los que están a nivel y forman una meseta, los que se inclinan y forman una ladera, los que cruzan y se convierten en puentes y los que se acercan y se convierten en quebradas, comprendemos que, por incomparablemente múltiples que sean en su grandeza y su misterio, esta grandeza y este misterio surgen cuando las partes pierden su existencia individual. Porque cuando pierden su existencia no hay pasos, ni precipicios, ni ríos, ni mesetas, ni laderas, ni puentes, ni quebradas. Pero precisamente en su no existencia ambulan y flotan a sus anchas el talento especial de nuestro pecho y la visión especial bajo nuestras cejas. Y como este talento especial de nuestro pecho y esta visión especial bajo nuestras cejas pueden ambular y flotar a sus anchas solamente cuando son inexistentes estas cosas, ¿por qué, pues, hemos de insistir en visitar la caverna de piedra y el lugar bendito?

Si, por lo tanto, con el talento especial en el pecho y la visión especial bajo las cejas puedo ambular y flotar a mis anchas solamente cuando estas cosas pierden su existencia individual, ¿no es innecesario que visite la caverna de piedra y el lugar bendito? Porque, como acabo de decir, en la distancia de veinte o treinta li, o aun de un li o medio li, ¡no hay también, por todas partes, cosas que pierden su existencia? Un torcido puentecito, un desvaído árbol solitario, un atisbo de agua, una aldea, una cerca, un perro: ¿cómo sé que no están también aquí el misterio y la grandeza de la caverna de piedra y el lugar bendito, en que puedo ambular y flotar a mis anchas?…

Además, no es necesario tener un talento especial en el pecho y una visión especial bajo las cejas: si se necesitara un talento especial para flotar por ahí y una visión especial para ambular a su antojo, podríamos no encontrar en el mundo una sola persona que comprendiera el arte de viajar. Según Shengt'an (el mismo autor), no hay talento especial ni visión especial: tener voluntad de flotar en el ambiente de cada uno ya es tener talento especial, y poder ambular a sus anchas ya es tener visión especial. Los criterios del Viejo Mi (Mi Fei) para juzgar las rocas son: hsiou, tsou, t'ou y sou (delicadeza, ondulación, claridad y delgadez). Pero una charca de agua, una aldea, un puente, un árbol, una cerca o un perro, a una distancia de un U o de medio U tienen también gran delicadeza, gran ondulación, gran claridad y gran delgadez. Si no alcanzamos a verlo, es porque no comprendemos cómo debemos mirarlos, como el Viejo Mi miraba a las rocas. Y si vemos su delicadeza, su ondulación, su claridad y su delgadez no podemos menos que ambular y flotar en espíritu a nuestras anchas entre ellos. ¿Qué hay en la grandeza y el misterio de los picachos y de los pasos de la montaña y los precipicios y los ríos y las mesetas, las laderas, los puentes y las quebradas, en la caverna de piedra y el lugar bendito, fuera de que son delicados, ondulantes, claros y delgados? Quienes insisten en visitar las cavernas de piedra y los lugares benditos, por lo tanto, han dejado mucho sin visitar; el mis, no han visitado nada. Porque quienes no llegan a ver el misterio y la grandeza de una simple cerca o un perro, han visto solamente lo que no es grandioso ni misterioso en las cavernas de piedra y los lugares benditos.

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[55] Porque son huecos en el espacio.