Изменить стиль страницы

No todos entre nosotros, entre ustedes, lo recuerdan, pero alcanzan los vagos harapos de la memoria para perpetuar esta violencia, para perversamente amarnos. Los que olvidaron, los que se creen a sí mismos aborígenes, nativos, verdaderamente humanos, ellos lo llaman así: la Guerra de los Sexos.

La Guerra, sí, el Enemigo. Y sin embargo noso-tros-yo la amaba, a ella-bella: acopié todo el calor de mi sangre mamífera en una mirada y, enviándosela, la acompañé con las palabras de amor, las que maes-tra-ella me había enseñado.

Es otro precio , le dije dulcemente.