Nunca nos dijimos que teníamos que habernos encontrado antes, porque los dos sabemos que nos conocimos en el momento justo, que todo lo anterior fue prepararse para el aprendizaje. He aprendido a amar amándote, a necesitar necesitándote, yo que siempre me jacté de mi autosuficiencia. Te necesito. Tengo suerte, te tendré hasta el último momento de mi vida. Así es que no me compadezcas.

Me voy sabiendo lo que se siente cuando alguien te mira. ¿Qué me has dado al mirarme? Me miras de reojo, cuando crees que no te veo, como ahora. Levanto la vista mientras escribo y te descubro. No sirve que ocultes los ojos bajo el sombrero, veo tu mirada a través de la paja, tu mirada curiosa. No tardarás en preguntarme qué es lo que estoy escribiendo. Debería mentirte, para que mi carta fuera una sorpresa, sin embargo quiero que la esperes, que sepas que estaremos juntos cuando yo me haya ido. Un ratito. Quiero que sepas que la escribo para no irme del todo. Para estar contigo un poco más. Querido mío. Querido mío. Querido mío.

Ulrike