Blanca bajó las escaleras como si descendiera al abismo. Corría por la calle conteniendo un sollozo. Sin fondo, la tristeza. Había comido con Peter. Volverás. No. No. Esa misma tarde, Blanca había utilizado su coquetería y le había salido bien. Demasiado bien. Corría, como si Peter la siguiera.

Huía de la ternura de José sabiendo que huía de su propia ternura, a la que ella debía negarse. Tenía que ver a Carmela. Contarle lo que había pasado, para explicárselo a sí misma.