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Caín no sabe dónde se encuentra, no consigue distinguir si el jumento lo está llevando por una de las tantas vías del pasado o por algún estrecho sendero del futuro, o si, simplemente, va marchando por otro presente cualquiera que todavía no le ha sido dado a conocer. Mira el suelo seco, los cardos espinosos, las escasas hierbas requemadas por el sol, pero suelo seco, cardos y hierbas calcinadas es lo que más abunda por estos inhóspitos parajes. Caminos a la vista, en absoluto, desde aquí se podría llegar a todas partes o a ningún lado, como destinos que se renuevan o que tal vez hayan decidido esperar mejor ocasión para manifestarse. El jumento pisa firme, parece que él sí sabe hacia dónde se dirige, como si siguiese un rastro, ese siempre confuso ir y venir de marcas de sandalias, cascos o pies descalzos que es necesario observar con atención no vaya a ser que vuelva atrás aquel que pretende avanzar, sin desvíos, directo hasta la estrella polar. Caín, que en el pasado, aparte de incipiente agricultor, fue pisador de barro, es ahora un diligente rastreador que, incluso cuando se muestra indeciso, intenta no perder las huellas de quienes por aquí pasaron antes, hubiesen o no encontrado un lugar donde detenerse y allí decirse a sí mismos, He llegado. Buenos ojos tendrá caín, no lo dudamos, pero no tan buenos que en este momento le permitan reconocer, entre las múltiples señales, las marcas de sus propios pies, la depresión causada por un talón o el arrastramiento provocado por una pierna cansada. Caín pasó por aquí, eso sí, es cierto. Lo descubrirá cuando de súbito se tope con lo que queda de la casa en ruinas donde tiempo atrás se resguardó de la lluvia y donde no podría abrigarse hoy porque lo que todavía quedaba de techo se derrumbó, ahora no se ven más que unos fragmentos de muros desmoronados que, con el paso de dos o tres inviernos más, definitivamente se confundirán con el suelo de donde se levantaron, tierra que vuelve a la tierra, polvo que vuelve al polvo. A partir de aquí el jumento sólo irá a donde lo quieran llevar, el tiempo de ser él el único guía en este viaje se ha acabado, o no, si lo dejasen suelto, imaginémoslo, tal vez el recuerdo del antiguo establo sea suficientemente poderoso para conducirlo hasta la ciudad de donde partió, cargando a este hombre sobre el lomo, hace no se sabe cuántos años. Es lógico que caín no se haya olvidado del camino de llegada al palacio. Así que entre, estará en su poder cambiar de rumbo, abandonar los otros presentes que lo esperan antes del hoy y después del hoy, y regresar a este pasado aunque sea por un día, o dos, tal vez más, pero no para todo lo que le falta por vivir, pues su destino aún está por cumplirse, como a su tiempo se sabrá. Caín tocó levemente con los talones las ijadas del jumento, más adelante está el camino que lo conducirá a la ciudad, sea cual sea el vino que le hayan servido en la copa, a su espera, es necesario beberlo. Vista de cerca, la ciudad no parece haber aumentado, son las mismas casas aplastadas bajo su propio peso, son los mismos adobes, sólo el palacio emerge sobre la masa parda de las viejas construcciones y, como era de prever, de acuerdo con las reglas de estas narrativas, el mismo viejo está a la entrada de la plaza, al volver la esquina, con las mismas ovejas atadas con la misma cuerda. Por dónde has andado, has vuelto para quedarte, le preguntó a caín, Y tú, todavía andas por aquí, todavía no te has muerto, ironizó caín, No moriré mientras estas ovejas vivan, debo de haber nacido para guardarlas, para impedir que se coman la cuerda que las ata, Otros nacieron con peor destino, Hablas de ti mismo, Tal vez te responda en otra ocasión, ahora tengo prisa, Hay alguien esperándote, No lo sé, Me quedaré aquí para ver si sales o te quedas en el palacio, Deséame suerte, Para desearte suerte tendría que saber primero qué es lo mejor para ti, Cosa que ni yo mismo sé, Sabes que lilith tiene un hijo, preguntó el viejo, Es lógico, estaba embarazada cuando partí, Pues es verdad, tiene un hijo, Adiós, Adiós. Sin necesidad de que se lo ordenasen, el jumento avanzó hacia la puerta de palacio y allí se detuvo. Caín desmontó de la albarda, entregó la rienda a un esclavo que había acudido y le preguntó, Hay alguien en palacio, Sí, está la señora, Ve a decirle que llegó un visitante, Abel, te llamas abel, murmuró el esclavo, me acuerdo bien de ti, Ve, entonces. El esclavo subió las escaleras y regresó poco después acompañado de un muchachito que debía de tener nueve o diez años, Es mi hijo, pensó caín. El esclavo le hizo señal de que lo siguiera. En lo alto de la escalera estaba lilith, tan bella, tan voluptuosa como antes, Supe que vendrías hoy, dijo, por eso me vestí así, para que te gustara verme, Quién es este niño, Su nombre es enoc y es tu hijo. Caín subió los pocos peldaños que lo separaban de lilith, tomó las manos que ella le tendía y, un instante después, la estrechaba en sus brazos. La oía suspirar, sintió que todo su cuerpo se estremecía, y cuando lilith dijo, Volviste, sólo pudo responder, Sí, he vuelto. A una señal, el esclavo se llevó al niño, los dejó a solas. Ven conmigo, dijo ella. Entraron en la antecámara y caín reparó en que todavía estaba allí el catre y el banco de portero que le fueron destinados diez años antes. Cómo has sabido que vendría hoy, si yo mismo me he encontrado en estos lugares sin darme cuenta, Nunca me preguntes cómo sé lo que digo saber porque no podría responderte, esta mañana, cuando me desperté, me dije en voz alta, Regresará hoy, lo dije para que tú lo oyeras, y así ha sido, estás aquí, pero no pienso preguntarte por cuánto tiempo, Acabo de llegar, no es el momento de hablar de partidas, Por qué has venido, Es una larga historia que no se puede contar de esta manera, entre dos puertas, Entonces ven y me la cuentas en la cama. Entraron en la habitación, donde nada parecía haber cambiado, como si la memoria de caín, durante la larga separación, no hubiera modificado los recuerdos, uno a uno, para no tener que sorprenderse ahora. Lilith comenzó a desnudarse, y el tiempo no parecía haber pasado por ella. Entonces caín preguntó, Y noah, Murió, dijo ella con naturalidad, sin que la voz le temblara y sin desviar la mirada, Lo mataste, preguntó caín, No, respondió lilith, te prometí que no lo mataría, murió de muerte natural, Mejor así, dijo caín, La ciudad también se llama enoc, recordó lilith, Como mi hijo, Sí, Quién le dio ese nombre, A quién, A la ciudad, El nombre lo puso noah, Y por qué le dio a la ciudad el nombre de un hijo que no era suyo, Nunca me lo dijo y yo nunca se lo pregunté, respondió lilith ya acostada, Y noah, cuándo murió, preguntó caín, Hace tres años, Quiere eso decir que durante siete años, para todo el mundo, él fue el padre de enoc, Hacía como que no se daba cuenta, todos aquí sabían que tú eras el padre, aunque es cierto que, con el tiempo, sólo las personas de más edad lo recordaban, en cualquier caso, noah no lo habría tratado mejor si hubiera sido hijo suyo, No parece el hombre que yo conocí, es como si fuera dos personas, Nadie es una sola persona, tú, caín, eres también abel, Y tú, Yo soy todas las mujeres, todos sus nombres son mis nombres, dijo lilith, y ahora ven, ven deprisa, ven a darme noticia de tu cuerpo, En diez años no he conocido a otra mujer, dijo caín mientras se acostaba, Ni yo a otro hombre, dijo lilith sonriendo con malicia, Es verdad lo que dices, No, pasaron por esta cama algunos, no muchos, porque no los podía soportar, me daban ganas de rebanarles el cuello cuando descargaban, Te agradezco la franqueza, A ti nunca te mentiría, dijo lilith y se abrazó a él.

Tranquilizados los espíritus, compensados de la larga separación los cuerpos con altísimos intereses, llegó el momento de poner el pasado al día. Lilith le hizo antes la pregunta, Por qué has venido, pero él declaró que no sabía cómo había llegado, por eso ella luego modificó el interrogante, Qué has hecho todos estos años, fue la cuestión a la que caín respondió, He visto cosas que todavía no han sucedido, Quieres decir que has adivinado el futuro, No lo he adivinado, he estado allí, Nadie puede estar en el futuro, Entonces no lo llamemos futuro, llamémoslo otro presente, otros presentes, No comprendo, A mí también me costó entenderlo al principio, pero después vi que, si estaba allí, y realmente lo estaba, me encontraba en otro presente, lo que había sido futuro dejaba de serlo, el mañana era ahora, Nadie va a creerte, No pienso decírselo a nadie más, Tu problema es que no traes contigo ninguna prueba, un objeto cualquiera, de ese otro presente, No fue uno, fueron varios, Dame un ejemplo. Entonces caín le contó a lilith el caso de un hombre llamado abraham al que el señor le ordenó que le sacrificara a su propio hijo, después el de una gran torre con la que los hombres querían llegar al cielo y que el señor derribó de un soplo, luego el de una ciudad en la que los hombres preferían acostarse con otros hombres y el castigo de fuego y azufre que el señor hizo caer sobre ellos, sin salvar a los niños, que todavía no sabían qué iban a querer en el futuro, a continuación el de una enorme reunión de personas en la falda de una montaña, a la que llamaban sinaí y la fabricación de un becerro de oro que adoraron, a causa de lo cual murieron muchos, el de la ciudad de madián, que se atrevió a matar a treinta y seis soldados de un ejército denominado israelita y cuya población fue por ello exterminada hasta el último niño, el de otra ciudad llamada jericó, cuyas murallas se derrumbaron con el sonido de las trompetas hechas de cuernos de carneros y después fue destruido todo lo que había dentro, incluidos, además de los hombres y las mujeres, jóvenes y viejos, los bueyes, las ovejas y los burros. Esto es lo que he visto, remató caín, y mucho más para lo que no me llegan las palabras, Crees realmente que lo que me acabas de contar sucederá en el futuro, preguntó lilith, Al contrario de lo que suele decirse, el futuro ya está escrito, aunque nosotros no sepamos cómo leer la página, dijo caín mientras se preguntaba de dónde habría sacado la revolucionaria idea, Y qué piensas del hecho de haber sido elegido para vivir esa experiencia, No sé si fui elegido, pero algo sé, algo sí he aprendido, Qué, Que nuestro dios, el creador del cielo y de la tierra, está rematadamente loco, Cómo te atreves a decir que el señor dios está loco, Porque sólo un loco sin conciencia de sus actos admitiría ser el culpable directo de la muerte de cientos de miles de personas y se comportaría luego como si nada hubiese sucedido, salvo que, y pudiera ser, no se tratara de locura, la involuntaria, la auténtica, sino de pura y simple maldad, Dios nunca podría ser malo, o no sería dios, para malo ya tenemos al demonio, No puede ser bueno un dios que le da a un padre la orden de que mate y queme en una hoguera a su propio hijo simplemente para poner a prueba su fe, eso no se le ocurriría ni al más maligno de los demonios, No te reconozco, no eres el mismo hombre que dormía antes en esta cama, dijo lilith, Ni tú serías la misma mujer si hubieras visto lo que yo he visto, los niños de sodoma carbonizados por el fuego del cielo, Qué sodoma era ésa, preguntó lilith, La ciudad donde los hombres preferían a los hombres en vez de a las mujeres, Y murieron todos sus habitantes por eso, Todos, no escapó ni un alma, no hubo supervivientes, Hasta las mujeres que esos hombres despreciaban, volvió a preguntar lilith, Sí, Como siempre, a las mujeres, si por un lado les llueve, por otro les viene el viento, En cualquier caso, los inocentes ya están acostumbrados a pagar por los pecadores, Qué extraña idea de lo justo parece tener el señor, La idea de quien no tiene la menor noción de lo que podría ser una justicia humana, Y tú, la tienes, preguntó lilith, Yo no soy nada más que caín, el que mató a su hermano y por ese crimen fue juzgado, Con bastante benignidad, dígase de paso, observó lilith, Tienes razón, sería el último en negarlo, pero la responsabilidad principal la tuvo dios, ese al que llamamos señor, No estarías aquí si no hubieras matado a abel, pensemos con egoísmo que una cosa ha traído otra, He vivido lo que tenía que vivir, matar a mi hermano y dormir contigo en la misma cama son efectos de la misma causa, Cuál, Que estamos todos en manos de dios, o del destino, que es su otro nombre, Y ahora, cuáles son tus intenciones, preguntó lilith, Depende, Depende de qué, Si alguna vez llego a ser dueño de mi propia persona, si se acaba este pasar de un tiempo a otro sin que medie mi voluntad, haré lo que suele decirse una vida normal, como los demás, No como todo el mundo, te casarás conmigo, ya tenemos a nuestro hijo, ésta es nuestra ciudad, y yo te seré fiel como la cáscara del árbol al tronco al que pertenece, Pero si no fuese así, si esta fatalidad prosigue, entonces, en cualquier lugar en que me encuentre, estaré sujeto a cambiar de un tiempo a otro, nunca estaremos seguros, ni tú ni yo, del día de mañana, además, Además, qué, preguntó lilith, Siento que lo que me sucede debe tener un significado, un sentido cualquiera, siento que no debo detenerme a mitad de camino sin saber de qué se trata, Eso significa que no te quedarás, que te marcharás un día de éstos, dijo lilith, Sí, creo que así será, si nací para vivir algo diferente, tengo que saber qué y para qué, Disfrutemos entonces del tiempo que nos quede, ven a mí, dijo lilith. Se abrazaron y se besaron, sin soltarse rodaron por la cama de un lado a otro, y cuando caín se encontraba sobre lilith y se preparaba para penetrarla, ella dijo, La marca de tu frente está más grande, Mucho más grande, preguntó caín, No mucho, A veces pienso que va a ir creciendo, creciendo, creciendo, extendiéndose por todo el cuerpo, y me convertirá en negro, Lo único que me faltaba, dijo lilith soltando una carcajada, a la que inmediatamente siguió un gemido de placer cuando él, en un solo impulso, la clavó hasta el fondo.