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XX

Si el cuerpo se ensucia,
el agua lo limpiará;
si las vestiduras están manchadas,
restregadas con sal se tornan relucientes.
Así, cuando el pecado arraiga en el hombre,
un solo poder puede limpiarlo; el Nombre del Señor.
¡Oh Nanak!
Sólo por la voluntad de su Nombre
el hombre va y viene en la rueda de la reencarnación.

XXI

Peregrinos, austeridades,
caridades y oraciones
de nada servirán
si no recuerdas su Palabra.
¿De qué te sirve rezar y hacer buenas acciones
si no meditas en su Santo Nombre?
El Creador sólo se complace en aquellos que en su corazón
recuerdan su Palabra.
¿En qué tiempo y en qué fase de la Luna
creaste la esfera terrestre?
Los Vedas lo ignoran,
tampoco lo sabe el Corán;
sólo Tú, que todo lo creaste, puedes hablar,
pues todo conocirniento proviene de ti.
¡Oh Nanak!
Grande es el Señor y.su Santo Nombre,
pues del aliento de su Palabra
surgió la creación.

XXII

Existen millones de mundos más allá de los cielos;
buscando conocer sus confines el hombre tuvo que desistir.
El es inconmensurable,
así lo proclaman los Vedas,
y en el Corán está escrito:
la realidad está más allá de las formas,
es una en sí misma.
¡Oh Nanak!
¡Sólo El conoce cuán grande es!

XXIII

Los devotos que alaban al Señor desconocen su grandeza,
al igual que los ríos que mueren en el mar ignoran su vastedad.
¡Oh Nanak!
Poderosos reyes y sultanes,
con dominios más vastos que los siete mares,
no poseen el valor de una hormiga
si en su corazón no recuerdan el Nombre de Dios.

XXIV

En su eterno dar, sus obras carecen de final
pues su voluntad no conoce límites.
¡Cuántos hay que se lamentan y sufren
por no conocer su voluntad!
Sus confines no pueden ser conocidos:
cuanto más se diga, más quedará por decir;
cuanto más se hable sobre Su Palabra,
más crecerá la ignorancia.
¡Oh Nanak!
¡Grande es el Señor y su Santo Nombre!

XXV

El es el gran dador,
pues en El no existe deseo ni egoísmo.
A todos concede sus bendiciones:
a quienes le piden ya quienes no se atreven a pedirle.
¡Oh maravilloso Señor!
La prisión y la liberación están hechas a tu voluntad;
aquel que gana tu complacencia
es en verdad rey de reyes.

XXVI

Incontables son sus obras
e incontables los que se benefician de ellas;
incontables los que le adoran
e incontables los que ganan su favor.
Lo valioso que es El no puede ser expresado;
los que comprenden su esencia
permanecen absortos en muda adoración
mas los sabios que leen las escrituras
se alejan de su grandeza con especulaciones intelectuales.
Los grandes dioses, Brahma, Shiva y Vishnú, le adoran;
Krishna y sus hermosas devotas repiten su Nombre,
y los Budas que El creó meditan en su grandeza.
Ni los dioses y semidioses,
ni los santos y videntes:
nadie puede cantar tus glorias.
¡Oh Nanak!
¡Sólo Dios conoce cuán grande es!

XXVII

¿Dónde está ese lugar escogido
desde donde Tú vigilas la creación;
allí donde los sonidos de todas las melodías
se funden en divina armonía?
¿Cuántos sitaristas hay allí que cantan tus glorias?
El viento, el fuego y el agua,
Shiva, Brahma y todos los dioses proclaman tu Nombre.
Edad tras edad, en sus estudios y escrituras,
los sabios te alaban;
todas las regiones celestes proclaman tu Nombre.
Mas sólo aquellos que ganan tu compasión
pueden alabarte y retozar en tu amor.

XXVIII

Como pide el mendigo,
con un cuenco en la mano y la otra extendida,
aretes en las orejas y tiznado de ceniza,
así debes ir Tú por la vida:
con aretes forjados de dicha,
vestiduras tejidas de meditación
y el Conocimiento de la muerte como capucha.
Mantén tu mente limpia, casta y sin mácula
y apóyate en la fe cuando necesites ayuda:
así podrás sojuzgar al mundo,
pues habrás sometido tu mente.
Gloria y alabanzas a Ti que eres fuente de toda pureza.