Rosie: Nada.

Ruby: Buen plan. ¿Por qué no vamos al pub de mi calle el viernes a tomar unas cuantas copas de más?

Rosie: Me parece perfecto.

Ruby: Espera, espera un momento. Esa noche también es el cumpleaños del hermano de Teddy y nos reúne a todos en el Hotel Berkeley Court.

Rosie: ¡Oh, qué elegante! ¡Adoro ese hotel!

Ruby: Ya lo sé, me parece que vuelve a estar metido en un chanchullo. Francamente, se diría que tendría que saber que la policía lo estará vigilando si acaba de salir de prisión. Hay personas que no aprenden nunca.

Rosie: No pasa nada. ¿Quieres que lo pasemos al sábado por la noche?

Ruby: ¡No! ¿Por qué no me recoges en el hotel y nos vamos juntas al pub?

Rosie: Vale, pero no quiero quedarme de charla toda la noche con el hermano de Teddy. La última vez que lo vi, intentó meterme mano.

Ruby: Sólo hacía unos días que había salido de la cárcel, Rosie; hazte una idea de cómo estaría.

Rosie: Dejémoslo, ¿A qué hora quieres que vaya a buscarte?

Ruby: A las ocho.

Rosie: ¡¿Estás de guasa?! ¿A qué hora empieza el sarao?

Ruby: A las siete y media.

Rosie: ¡Ruby! ¡Tendrás que quedarte un rato más! ¿Cómo quieres que me presente al cabo de media hora para llevarte conmigo a otra parte? ¡Pensarán que soy una ordinaria! Llegaré a las nueve y media. Al menos así tendrás un par de horas.

Ruby: ¡No! ¡Tienes que llegar a las ocho!

Rosie: ¿Por qué?

Ruby: Pues porque resulta que la fiesta es en la suite del ático del Hotel Berkeley Court.

Rosie: Oh, Dios mío, ¿por qué no me lo habías dicho? Estaré allí a las siete y media.

Ruby: ¡No! A esa hora no puedes.

Rosie: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no puedo?

Ruby: Porque no estás invitada y pensarán que eres una caradura si apareces así, por las buenas. Si vienes a las ocho podrás echar un vistazo a la suite antes de que nos marchemos.

Rosie: Pero me apetece pasar un buen rato en esa suite. ¿Tienes idea de lo que significaría para mí?

Ruby: Sí, claro…, pero, sintiéndolo mucho, no puede ser. Además, en cuanto conozcas al resto de la familia de Teddy querrás salir por piernas.

Rosie: Vale, pero espero que sepas que me estás partiendo el corazón. Y no me importa lo que digas, cualquier cosa del baño que no esté clavada a la pared irá a parar a mi bolso. ¡De hecho, creo que voy a llevarme la cámara!

Ruby: Rosie, es una fiesta de cumpleaños. Seguro que habrá un montón de gente con cámaras.

Rosie: Sí, ya, pero así también sacaré algunas fotos para Katie. Le encantará ver el sitio. Confiaba en que pudiera venir, pero al final no ha podido. Cumple veintiuno dentro de pocas semanas y me hubiese gustado que celebráramos juntas los dos cumpleaños, pero por desgracia no será así. Mamá vuelve a irse unos días a casa de Stephanie, así que tampoco estará. Me fastidió un poco al principio, pero últimamente ha estado tan enferma que no quise armar un escándalo. Me alegra que se vea con ánimos de viajar, es buena señal.

O sea, que volveremos a estar solas tú y yo. ¡Pero al menos este año podré espiar a hurtadillas la suite del ático! Robaré unas cuantas ideas para cuando tenga mi hotel. ¡Qué gusto!

Ruby: Me muero por ver la cara que pondrás, Rosie. Te espero a las ocho en la habitación 440.

Suite del ático

440

¡SORPRESA, ROSIE!

¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ROSIE Y KATIE!!

Felices cuarenta, Rosie.

Pasé un fin de semana maravilloso con tu fiesta. Conseguimos sorprenderte, ¿verdad? Me partía el corazón fingir que me iba a casa de Stephanie, pero mereció la pena ver la cara que pusiste (y los lagrimones que soltaste). Alex lo organizó todo. Es un hombre encantador, Rosie. ¡Lástima que tenga esa esposa! ¿Sabes una cosa? Cuando erais niños siempre pensé que acabaríais juntos. Qué tontería, ¿no?

En fin, gracias, gracias, gracias por ser una hija maravillosa y por todo lo que me has ayudado estos últimos años. Tu padre estaría orgulloso de ti. ¡Me aseguraré de contárselo todo sobre ti cuando lo vea!

Eres una chica encantadora, Rosie. ¡Tu padre y yo lo hicimos bien!

Con todo mi amor,

Mamá

Capítulo 48

¡Feliz cumpleaños, mamá!

¡Has llegado a los setenta y estás tan guapa como siempre! Te sacaremos del hospital tan pronto como podamos. Mientras tanto, ¡aquí tienes unas uvas para que te pongas enferma de verdad!

Te quiero mucho, mamá.

Rosie

Hola, Kev. Soy Steph. SMS xque no contestas. Quizá quieras ir a Connemara ahora. Ha llegado la hora.

Hola, cielo, habla con tu padre cuanto antes. Te ha comprado billete a casa mañana. Poca antelación pero abuela pregunta x ti. Kev irá aeropuerto y t acompañará. Hasta mañana. Besos, mamá.

Dunne (nacida O'Sullivan) (Connemara, Co. Galway y antes Dundrum, Dublín 10) – Alice, amada esposa de Dennis y amante madre de Stephanie, Rosie y Kevin; sus nietos Katie, Jean-Louis y Sophia, su yerno Pierre, su hermano Patrick y su cuñada Sandra la echarán de menos. Hoy a las 16.45 se cierra la capilla ardiente en el tanatorio de Stafford para acto seguido celebrar el funeral en la iglesia de Oughterard, Connemara. Descanse en paz.

«Ar dheis lamh De go raibh a anam uasal.»

ÉSTAS SON LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES, con fecha 10 de septiembre de 2000, de ALICE DUNNE.

ESTE TESTAMENTO REVOCA todas las anteriores disposiciones testamentarias de Alice Dunne.

Si mi marido me sobrevive treinta días A ÉL LE LEGO todo mi patrimonio y lo nombro mi albacea testamentario. Si mi marido no me sobrevive treinta días deberán aplicarse las siguientes disposiciones:

I. NOMBRO a Rosie Dunne (en lo sucesivo «mi albacea») como mi albacea testamentaria para que obre en mi nombre a todos los efectos de las leyes de la propiedad, de transmisiones patrimoniales y de sucesiones hereditarias.

2. LEGO a mi albacea el conjunto de mi patrimonio en fideicomiso para que lo liquide (con autoridad para posponer dicha liquidación en su totalidad o parcialmente durante el tiempo que estime conveniente) y haga efectiva su liquidación con arreglo a las disposiciones siguientes que se detallan a continuación…

Tiene un mensaje instantáneo de: STEPH

Steph: ¿Qué tal lo lleva mi hermana pequeña?

Rosie: Hola, Steph. No estoy segura. Mi mundo está envuelto en un silencio extraño e inquietante últimamente. Me sorprendo conectando la tele y la radio para que haya ruido de fondo. Katie tuvo que volver a su trabajo; la gente ha dejado de llamar y visitarme para darme el pésame. Todo se va calmando y me quedo con este silencio.

No sé qué hacer los días de fiesta. Estoy tan acostumbrada a montar en el autobús para ir a ver mamá… La vida me resulta extraña, ahora. Antes ella hacía que me sintiera segura, incluso viéndola en cama y con aspecto frágil y debilitado. Es lo que hacen las madres, ¿no? Su mera presencia sirve de apoyo. Y aunque en sus últimos tiempos fuera yo quien la mimaba a ella, en cierto modo seguía cuidando de mí. La añoro.

Steph: Yo también, y en los momentos más inesperados. Al volver a la rutina cotidiana es cuando realmente te das cuenta. Tengo que seguir recordándome que cuando el teléfono suena no será ella. O de repente tengo un momento libre y cojo el teléfono para llamarla y entonces recuerdo que no la puedo llamar. Es una sensación muy extraña.

Rosie: Kevin sigue estando de morros conmigo.

Steph: No le hagas ningún caso. Está de morros con el mundo entero.

Rosie: Pero igual lleva razón, Steph. Mamá me ha puesto en una posición muy incómoda legándome la casa. Quizá debería venderla y repartir el beneficio entre los tres. Sería más justo.

Steph: Rosie Dunne, no vas a vender esa casa por Kevin ni por mí. Te la dejó por una razón. Kev y yo estamos seguros económicamente, ambos tenemos casa. No necesitamos la de Connemara. Mamá lo sabía y por eso te la legó. Trabajas más duro que nosotros dos juntos y aun así no estás en condiciones de salir de ese piso. Naturalmente no te dije nada, pero mamá lo habló conmigo y estuve de acuerdo. Es lo mejor. No hagas caso a Kevin.

Rosie: No sé, Steph; no estoy muy cómoda así…

Steph: Rosie, créeme, si tanto necesitara ese dinero te lo diría y encontraríamos una solución. Pero no lo necesito. Y Kevin tampoco. Tampoco es que se olvidara de nosotros en el testamento. Ambos estamos bien, de verdad. La casa de Connemara te pertenece. Haz con ella lo que desees.

Rosie: Gracias, Steph.

Steph: De nada. Dime, ¿qué vas a hacer ahora que estás sola? Odias estar sola. ¿Te apetece venir a pasar una temporada con nosotros?

Rosie: No, gracias, Steph. Tengo que trabajar. Voy a entregarme a mi empleo en cuerpo y alma y a convertir ese maldito hotel en el mejor del mundo.

Grand Tower Hotel

Toser Road,

Dublín I

Apreciado señor Cronin Ui Cheallaigh:

Tras la visita efectuada al Grand Tower Hotel, el Departamento de Obras Públicas le envía una orden de emergencia debido al inminente riesgo de peligro para la vida, la seguridad y la salud de los ocupantes.

Tras dicha visita, el Departamento de Inspección de Edificios registró más de cien incumplimientos de la normativa vigente, con la inclusión de la ausencia de detectores de humo, insalubridad de las conducciones de agua e instalación eléctrica deficiente. Los cuartos de baño son antihigiénicos y durante nuestra visita se vieron roedores en las cocinas.

Según nuestros archivos, ha recibido usted numerosos avisos a lo largo de los años para mejorar el mantenimiento del edificio y se le ha aconsejado que efectuara las mejoras necesarias para continuar explotando el edificio como hotel. Dichos avisos han sido pasados por alto y no tenemos más remedio que proceder a cerrar el establecimiento.

No obstante, los negocios de la planta baja pueden seguir abiertos.

Por favor, póngase en contacto con nuestras oficinas a la mayor brevedad. Adjuntamos en hoja aparte las Normativas de Seguridad e Higiene correspondientes.

Atentamente,

Adam Delaney

Oficina de Obras Públicas

De: Katie

Para: Mamá

Asunto: Tu trabajo

He sentido mucho enterarme de que te has quedado sin trabajo. Me consta que lo detestabas, pero aun así nunca resulta agradable tener que marcharse de un sitio por decisión de un tercero. No he conseguido localizarte por teléfono: o te has pasado todo el día hablando o te lo han cortado. En cualquier caso, he pensado en mandarte este e-mail. Se me olvidó por completo decirte que cuando regresé a Dublín después del funeral, Comosellame vino a verte al piso.