Rosie: Es todo lo que normalmente odias, ¿no?

Ruby: Normalmente, sí. Pero esta vez es distinto porque ella y Gary han encontrado el amor.

Rosie: ¡Uuuuuuuuy!

Ruby: ¡Pues sí! ¿No es fantástico? Total, que no tuve inconveniente en hacerme a un lado y colgar mis zapatos de baile. Si quieres que te diga la verdad, estaba pensando en separarme de Gary de todos modos. Me queda poco para los cincuenta, necesito bailar con alguien de una edad más cercana a la mía, alguien que no tenga energías para lanzarme de una punta a otra de la habitación. Ya no estoy para esos trotes. Y me alegra que Gary por fin haya encontrado a su media naranja. A lo mejor María consigue sacarlo de casa y llevárselo a vivir con ella.

Rosie: ¿Te disgustaría que lo hiciera?

Ruby: Tanto como encontrar un millón de euros debajo de mi cama. El chico tiene que darse cuenta de que es un hombre hecho y derecho y que le toca emanciparse. No voy a prepararle la cena y lavarle la ropa para siempre. En fin, ya vale de hablar de mí, ¿cómo está tu madre?

Rosie: Regular. Parece que poco a poco todo le vaya fallando. La artritis ha empeorado tanto que la tiene casi inmovilizada. Mientras viajaba con papá se notaba menos, porque allí adonde iban hacía buen tiempo. Ahora, en cambio, no creo que el clima de Connemara sea el más indicado habida cuenta de lo fríos que son lo inviernos allí. Pero no está dispuesta a marcharse. Me tiene preocupada. Entra y sale del hospital con infecciones y achaques en partes del cuerpo que yo ni siquiera sabía que existían. Es como si al morir papá su cuerpo se hubiese dado por vencido.

Ruby: Es una mujer fuerte, Rosie, se sobrepondrá.

Rosie: Esperemos.

Ruby: ¿Cómo van las cosas en el Hotel de los Líos?

Rosie: ¡Ja! Bueno, no voy a tener que aguantar mucho más tiempo, lo dejo a fin de mes.

Ruby: Cada mes dices lo mismo y nunca lo haces. Quizá deberías aguardar a que finalice tu contrato el año que viene y marcharte entonces. Además, si no te pones a buscar trabajo en serio, no te vas a ir a ninguna parte.

Rosie: Entre los horarios que tengo y los viajes a casa de mi madre no dispongo de tiempo. Vamos a ver, ¿cuándo nos vimos por última vez tú y yo?

Ruby: Ayer.

Rosie: Vale, aparte de cuando me llevas en coche a la estación de autobuses tocando la bocina y haciendo señas obscenas a todo quisque. Por cierto, gracias por acelerar justo cuando pasabas por el charco que había junto al bordillo y dejarme chorreando.

Ruby: Íbamos en direcciones opuestas y me pareció que te convenía una ducha.

Rosie: Lo que tú digas. En cualquier caso hace más de un mes que no salgo por ahí. Es ridículo. No tengo vida propia. Tengo muchas ganas de ir a ver a Katie, y Alex me ha invitado un montón de veces a Boston, pero no puedo hacer ni lo uno ni lo otro debido a mi madre; y no es que la culpe, ni mucho menos.

Ruby: Cuando tu madre se ponga mejor todo será mucho más fácil.

Rosie: No va a ponerse mejor, Ruby. No quiere ponerse mejor. Ahora sólo está esperando. Ya está a un tris de verse postrada en una silla de ruedas y sólo tiene sesenta y seis años.

Ruby: Pues que el vago de Kevin se ponga las pilas.

Rosie: ¿Qué quieres que haga Kevin? No sabría por dónde empezar, y me consta que mamá está más a gusto conmigo. En fin, habrá que conformarse.

Josh:

¡Felices diez!

Besos,

Rosie

Rosie:

Muchas gracias por el regalo y la tarjeta. Es muy guay. Saluda a Katie de mi parte allá donde esté. Me manda postales sin parar desde distintos países y parece que está la mar de contenta. ¡Tiene un trabajo genial! Ya nunca me cuenta nada de su viejo amigo Toby. Supongo que han perdido el contacto. En fin, gracias de nuevo por el regalo. Compraré un juego para el ordenador.

Hasta pronto,

Josh

Mamá:

¡Hola! Estoy en Amsterdam. He conocido a un chico guapísimo que se gana la vida recogiendo fresas. No habla una sola palabra de inglés, pero nos entendemos muy bien.

Aquí todo es fantástico. ¡Tengo un montón de actuaciones y los cafés son de primera!

Besos,

Katie

Rosie:

¡Felices treinta y ocho! ¡¿No te da miedo que falte tan poco para los cuarenta?! Tómate una copa a mi salud.

Besos,

Alex

Rosie, si crees que cumplir treinta y ocho es mal asunto, imagina cómo me siento acercándome a los cincuenta. ¡Aaaaaaah! Montaremos una fiesta de miedo. Sólo tú y yo de invitadas.

Feliz cumpleaños otra vez.

Ruby

Hola, mamá:

Estoy en Andorra. He conocido a un tío guapísimo. Es mi monitor de esquí e intenta enseñarme a no romperme ningún hueso. No habla ni papa de inglés, pero nos entendemos muy bien. Aquí todo es fantástico. Tendríamos que ir juntas a esquiar alguna vez. ¡Te encantaría! El festival de invierno está yendo muy bien, me han dado unas cuantas sesiones breves. Estaré en casa por Navidad. ¡Tenemos que ponernos al día de cotilleos! ¡Me muero de ganas de verte!

Besos,

Katie

Hola, mamá:

¿Quieres pasar la Navidad conmigo? Katie viene a casa y podríamos estar las tres juntas. Pienso que estaría muy bien. Tú podrías dormir en el cuarto de Katie y pondría un sofá cama para ella. Me apetece mucho la idea. ¡Beanie me ha dado fiesta el día de Navidad, así que, por favor, di que sí!

Rosie

Rosie:

Estaré encantada de ir, cielo. Gracias por invitarme. Tengo muchas ganas de ver a la pequeña Katie. ¡Aunque ya no es tan pequeña!

Besos,

Mamá

De: Katie

Para: Mamá

Asunto: Visita a casa

Muchas gracias por la cena de Nochebuena. Estaba deliciosa, como siempre. Fue un gustazo estar juntas otra vez. ¡Sólo las chicas!

La abuela ha cambiado mucho desde la última vez que la vi y tú parecías cansada. He estado pensando que voy a ir a casa unas cuantas semanas para echarte una mano. A lo mejor encuentro algún trabajillo temporal en Dublín. Quiero ayudarte.

(¡Y además está el incentivo adicional de ver a ese chico que conocí mientras estuve ahí!)

Dime algo.

De: Rosie

Para: Katie

Asunto: Re: Visita a casa

¡No vengas a casa! ¡Es una orden! Todo está bajo control. Tú tienes que vivir tu vida para poder seguir viajando, trabajando duro y disfrutando. No te preocupes por mí ni por la abuela. ¡Estamos la mar de bien!

Estoy a gusto en el trabajo y no me importa hacer horas extras. También es agradable salir cada semana de Dublín y respirar el aire fresco de Connemara. Aunque tengo que pedirte un favor. A Ruby y a mí nos gustaría ir a pasar una semana contigo durante el mes de febrero si cabemos en tu apretada agenda. ¡Ruby me dijo que quería ir a una fiesta de la espuma y ganar un concurso de camisetas mojadas antes de cumplir los cincuenta!

Dime qué fechas te irían mejor.

De: Rosie

Para: Steph

Asunto: Mamá

Tengo que pedirte un favor. ¿Crees que podrías llevarte a mamá otra semana durante el mes de febrero? Perdona que te lo pida, sé que tú también estás muy ocupada, pero Beanie por fin se ha decidido a darme una semana de vacaciones y me gustaría mucho aprovechar la ocasión para estar con Katie y ver cómo vive. Quiero conocer a sus amigos y ver dónde trabaja; ya sabes, la clase de cosas que hacemos las madres.

Si no te va bien, lo entenderé. Quizá pueda convencer a Kevin de que se ocupe de alguien que no sea él para variar.

Transmite mi afecto a la familia.

De: Steph

Para: Rosie

Asunto: Re: Mamá

Pues claro que me encargaré de mamá. De hecho, me lo montaré aún mejor y esa semana me llevaré a la familia a Connemara. ¡Pierre me arrastró a casa de sus padres por Nochebuena, así que digo yo que ahora me toca a mí!

Te mereces un respiro, Rosie. Lamento mucho que te veas obligada a ocuparte de todo. A veces me vienen ganas de coger un avión y darle una patada en el culo a Kevin. Tengo intención de hablar seriamente con él cuando vaya a Irlanda, y a lo mejor hasta quiere ver a sus sobrinos para variar.

Pásalo bien con Katie. ¡Cuesta creer que ya sea tan mayor y se parezca tanto a ti! Cuando estuvo en casa hace unos meses tenía la impresión de estar hablando contigo. Disfruta de las vacaciones con Ruby. A mí me vendrá muy bien pasar unos días seguidos con mamá.

De: Alex

Para: Katie

Asunto: Fiesta sorpresa

No sé en qué parte del mundo estás ahora mismo, pero espero que sigas consultando tu correo electrónico de vez en cuando. Puesto que tu madre cumplirá cuarenta el mes que viene y tú veintiuno, se me ha ocurrido que sería buena idea montar una fiesta para celebrar ambos cumpleaños. Pero creo que estaría bien que volaras a Dublín en secreto y que le diéramos la sorpresa de la fiesta. ¿Cómo lo ves?

Puedes invitar a todos tus amigos y también tendremos que avisar a todos los de Rosie. ¿Quizá podamos contar con Ruby para que nos eche una mano? Creo que le encantaría.

Dime si te parece buena idea.

Rosie: Cumplo cuarenta dentro de pocos días, Ruby. Cuarenta. 40.

Ruby: ¿Y qué?

Rosie: Que seré vieja.

Ruby: ¿Y entonces qué soy yo, anciana?

Rosie: Perdona, ya sabes a qué me refiero. No tenemos precisamente veinte años, ¿o sí?

Ruby: No, gracias a Dios, porque entonces tendría que volver a pasar por un matrimonio de mierda y un divorcio otra vez. Tendríamos que salir a buscar trabajo, nos sentiríamos inseguras con nuestras vidas y estaríamos preocupadas por los chicos, nuestro aspecto, el coche que conducimos, la música que escuchamos, lo que nos ponemos, si vamos o no a tal o cual club, bla, bla, bla. ¿Qué tiene de bueno ser veinteañera? Yo la llamo la edad materialista. La edad en que pierdes el tiempo con sandeces. Luego te caen los treinta encima y pasas la siguiente década tratando de compensar la de los veinte. Pero ¿los cuarenta? Esos años son para disfrutarlos.

Rosie: Hmmm, no está mal visto. ¿Para qué son los cincuenta?

Ruby: Para enmendar lo que fastidiaste en los cuarenta.

Rosie: Fantástico. Me muero de ganas.

Ruby: No te preocupes, Rosie. No tienes que hacer muchos aspavientos porque la tierra haya dado la vuelta al sol una vez más. A estas alturas, tendríamos que darlo por supuesto. Dime, ¿qué te gustaría hacer para celebrar tus cuarenta?