El dominico se despidió de aquel pueblo con la mirada, escuchando sus propias palabras, que todavía resonaban en la pequeña plaza; ese mismo día llegarían a otro, y luego a otro, y a otro más. «Y la gente de todos ellos -pensó- me mirará y escuchará atemorizada. Y después se denunciarán entre ellos y saldrán a la luz sus pecados.Y yo tendré que investigarlos, tendré que interpretar sus movimientos, sus expresiones, sus silencios, sus sentimientos, para encontrar el pecado.»

– Apresuraos, oficial. Deseo llegar antes del mediodía.