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Maz le estaba haciendo a Miles alguna especie de seсal urgente, un temblor leve y un ЎNo, no! formado con los labios, sin voz. Quй le estaba tratando de decir? La hautesposa no hablaba a menos que le hablaran… Miles nunca habнa visto a nadie que expresara con el lenguaje corporal una reserva tan extraordinaria, una contenciуn tan grande, ni siquiera la haut Rian.

El gobernador Rond y Vorob'yev intercambiaron elaborados saludos y Miles supuso que Rond habнa sido la vнa de entrada a la ceremonia. Vorob'yev terminу su golpe diplomбtico presentando a Miles:

— El teniente muestra un interйs gratificante por los principales aspectos de la cultura cetagandana — dijo y lo recomendу a la atenciуn del gobernador.

El haut Rond asintiу, cordial; por lo visto, cuando Vorob'yev recomendaba a alguien, hasta los hautlores cetagandanos lo tomaban en cuenta.

— Me mandaron a aprender tanto como a servir, seсor. Para mн es un deber y un placer hacerlo… — Miles ofreciу al hautgobernador una ceremoniosa reverencia-. Y debo decir que realmente estoy teniendo experiencias muy educativas. — Procurу que la sonrisa alerta y aguda le diera un doble sentido a sus palabras.

Rond sonriу con frialdad. Pero claro, si Este Rond era lord X, tenнa que ser frнo. Intercambiaron unas palabras mбs sobre la vida diplomбtica, y despuйs, Miles se aventurу a decir:

— Serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Ilsum Kety, haut Rond?

Una sonrisa con el filo de una hoja de afeitar asomу en los labios de Rond mientras recorrнa la habitaciуn con la vista para buscar a su colega gobernador y superior genйtico.

— Claro, claro, lord Vorkosigan. — Ya que estaba obligado a atender a esos extranjeros, supuso Miles, Rond se alegrarнa de compartir la carga de vergьenza con otros.

Lo llevу como un pastor a una oveja. Vorob'yev se quedу hablando con el ghemgeneral de Rho Ceta, que estaba profesionalmente muy interesado en sus potenciales enemigos. Le dirigiу una mirada de advertencia a Miles, no del todo admonitoria, sуlo una arruga entre las cejas. Miles abriу la mano a un costado, en una promesa: Me portarй bien…

Apenas quedaron mбs allб de los oнdos y la vista del embajador, Miles le murmurу a Rond:

— Sabemos lo de Yenaro… espero que usted estй al corriente…

— Cуmo dice? — dijo Rond en un tono de ignorancia bastante realista.

Luego llegaron hasta el grupito del haut Ilsum Kety.

De cerca, Kety parecнa todavнa mбs alto y delgado que desde el escenario, en la lectura de los poemas. Tenнa los rasgos aguzados y frнos tнpicos del molde haut: las narices aguileсas habнan estado de moda desde que Fletchir Giaja subiу al trono. Un poco de plata en las sienes hacнa resaltar el cabello oscuro. Como el hombre no tendrнa mбs de cuarenta aсos y era haut de pies a cabeza… Dios, claro… El toque de escarcha era perfecto, pero tenнa que ser artificial. Miles lo notу y le pareciу divertido, aunque disimulу cuidadosamente ese sentimiento. En un mundo en el que los viejos lo tenнan todo, un aspecto juvenil no tenнa ventajas sociales cuando se era joven de verdad.

Kety tambiйn tenнa un ghemgeneral con una esposa haut a un costado, esperбndolo. Miles tratу de que sus ojos no lo traicionaran. Ella era extraordinaria incluso dentro de los niveles de los haut. Tenнa el cabello de un color chocolate espeso, una melena brillante, separada por una raya en medio y reunida en una trenza gruesa que le bajaba por la espalda hasta tocar el suelo. Su piel tenнa el color de la crema de vainilla. Los ojos, que se abrieron un poco al observar a Miles, eran grandes y lнquidos, de un color canela claro sorprendente. Un aspecto delicioso, casi comestible. No era mayor que Rian. Miles agradeciу en silencio su anterior exposiciуn a Rian, que le permitiу mantenerse de pie y no arrodillarse frente a ella.

Ilsum Kety no tenнa tiempo que perder en un extranjero, eso era evidente, pero por alguna razуn no querнa ofender a Rond, o tal vez no se atrevнa del todo; Miles logrу intercambiar un saludo formal con йl. Rond aprovechу la oportunidad para sacarse de encima al barrayarйs y escapar hacia la mesa donde habнan servido la comida.

El irritado Kety no tuvo mбs remedio que asumir el papel de anfitriуn. Miles tomу el asunto entre sus manos y le hizo una breve reverencia al ghemgeneral de Kety. Por lo menos, el general tenнa la edad que en Cetaganda se consideraba apropiada para su puesto, es decir, una edad avanzada.

— General Chilian, seсor. Lo estudiй a usted en Historia. Es un honor conocerlo en persona. A usted y a su hermosa mujer. Creo que no sй su nombre… — Miles sonriу a la hautmujer, esperanzado.

Las cejas de Chillan, que estaban alzadas, se reunieron ahora en un gesto leve de enojo.

— Lord Vorkosigan — dijo rбpidamente. Pero no se dio por aludido con respecto a la hautlady.

Despuйs de mirar a Miles con disgusto, ella permaneciу de pie como si no estuviera allн, o mбs bien como si no quisiera estar. Los dos hombres la trataban como si fuera invisible.

Si Kety era lord X, quй estarнa pensando en ese momento, acorralado por aquel extranjero que йl querнa convertir en su vнctima? Habнa metido el cilindro en el vehivaina de Barrayar, habнa ordenado a Ba Lura que le dijera a Rian que Miles habнa robado el cilindro, habнa matado a su cуmplice y ahora esperaba los resultados.

Y el resultado era… un silencio sobrecogedor. Aparentemente Rian no habнa hecho nada, no habнa dicho ni una sola palabra a nadie. Se preguntarнa Kety si al fin y al cabo no habrнa sido mejor mantener a Ba Lura con vida un poco mбs de tiempo, hacerlo confesar? Seguramente la situaciуn era muy difнcil de entender para ese hombre. Pero ese rostro haut no revelaba absolutamente nada, no lo perturbaba ni una sola mueca. Claro que tambiйn tendrнa la expresiуn serena si fuera completamente inocente

Miles sonriу con afabilidad

— Entiendo que tenemos una aficiуn en comъn, gobernador — ronroneу.

— Ah, sн? — dijo Kety sin entusiasmo

— Sн, el interйs por objetos reales cetagandanos. Esos artefactos tan… tan fascinantes y evocativos… toda la historia y la cultura de la raza haut esta en ellos, no le parece? Y su futuro tambiйn.

Kety lo mirу sin expresiуn

— No me parece que eso pueda considerarse un pasatiempo… No me parece un pasatiempo adecuado para un extranjero

— Todo oficial debe conocer a sus enemigos

— No tengo comentarios al respecto… Esas tareas son asunto de los ghem.

— Como su amigo lord Yenaro? Un hilo muy frбgil para que usted se apoye en йl, gobernador. Creo que no tardarб en descubrirlo.

La arruga de la frente de Kety se hizo mбs profunda.

— Quiйn?

Miles suspirу y experimentу el incontrolable deseo de inundar todo el pabellуn con pentarrбpida. Los haut se controlaban tanto… daba la impresiуn de que mentнan constantemente.

— Me preguntaba, haut Kety, si serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Slyke Giaja. Como yo tambiйn soy pariente de mi emperador, siento que йl estб en un lugar muy semejante al mнo en Cetaganda.

El haut Kety parpadeу, sorprendido. La sorpresa lo llevу a la honestidad.

— Dudo que Slyke comparta su opiniуn… — Por su mirada parecнa estar calculando el disgusto que sentirнa el prнncipe Slyke Giaja cuando le impusieran la presencia del extranjero y comparбndolo con el alivio que sentirнa йl cuando se librara de Miles. Sus propios intereses inclinaron la balanza. El haut Kety hizo un gesto al ghemgeneral Chilian y lo despachу a conseguir el permiso del prнncipe para la transferencia. Con una despedida amable y un murmullo de agradecimiento, Miles se alejу tras los. pasos del ghemgeneral, con la esperanza de aprovechar cualquier indecisiуn para seguir con su misiуn. Los prнncipes imperiales no eran famosos por ponerse a disposiciуn de todo el mundo. En eso, eran peores que los hautgobernadores.

— General… si el haut Slyke no tiene tiempo para atenderme… le darнa usted un mensaje corto de mi parte? — Miles tratу de mantener la voz tranquila a pesar de los pasos vacilantes y rбpidos que se veнa forzado a hacer para seguir al ghemgeneral; Chilian no se estaba esforzando en caminar despacio en consideraciуn al invitado de Barrayar-. Sуlo tres palabras.

Chillan se encogiу de hombros.

— Supongo que no habrб inconveniente.

— Dнgale: Yenaro es nuestro. Nada mбs.

El general alzу las cejas cuando oyу la enigmбtica frase.

— Muy bien.

El mensaje, por supuesto, pasarнa despuйs a oнdos de Seguridad Imperial Cetagandana. A Miles no le parecнa nada mal que el organismo echara una mirada mбs atenta a lord Yenaro…

El haut Slyke Giaja estaba sentado con un grupito de hombres, ghem y haut, al otro lado del pabellуn. Habнa algo extraсo en el grupo y era que incluнa tambiйn una burbuja blanca, que flotaba cerca del prнncipe. Junto a ella habнa una ghemlady que Miles reconociу enseguida, a pesar del volumen formal de las ropas blancas que tenнa puestas: la mujer que habнa ido a buscarlo a la fiesta de Yenaro. La ghemujer le dirigiу una mirada, fijу la vista un segundo y luego mirу a otro lado con decisiуn. Quiйn estaba en la burbuja? Rian? La consorte de Slyke? Otra persona?

El ghemgeneral de Kety se inclinу para murmurarle algo en el oнdo. Slyke Giaja echу una mirada a Miles, frunciу el ceсo y meneу la cabeza. Chillan se encogiу de hombros y se inclinу para murmurar de nuevo. Miles, que veнa cуmo se le movнan los labios, distinguiу su mensaje o algo parecido: la palabra Yenaro fue muy clara en esos labios. La cara de Slyke no traicionу ningъn sentimiento. El hautgobernador hizo un gesto al ghemgeneral para que se fuera.

El general Chilian volviу junto a Miles.

— El haut Slyke estб demasiado ocupado para verlo en este momento — informу en un tono de voz tranquilo.

— Gracias de todos modos — entonу Miles, en el mismo tono. El general hizo un gesto y volviу junto a su amo.

Miles mirу a su alrededor, preguntбndose cуmo abordarнa al siguiente gobernador. El de Mu Ceta no estaba presente: probablemente se habнa ido directamente desde el jardнn a dormir la siesta.

Mia Maz se acercу a Miles, navegando por la fiesta con una sonrisa y mucha curiosidad en los ojos.

— Alguna conversaciуn interesante, lord Vorkosigan? — preguntу.

— Por ahora no — admitiу йl con tristeza-. Y usted?

— No quiero presumir. Lo que hice fue escuchar.

— Se aprende mбs escuchando.

— Sн. Escuchar es el golpe conversacional invisible. Me siento bastante inteligente.