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Era la primera vez en su vida que Miles veнa al Emperador cetagandano en persona. Estudiу al hombre con la avidez con que habнa estudiado a los gobernadores de las satrapнas. El emperador haut Fletchir Giaja era alto, delgado, con la cara de halcуn que tambiйn tenнan sus primos, el cabello sin rasgos de gris a pesar de sus setenta y tantos aсos. Un superviviente: habнa llegado a su rango a una edad fantбsticamente temprana para un cetagandano, menos de treinta aсos y habнa pasado de una juventud titubeante a una madurez aparentemente sуlida como el hierro. Se sentу con movimientos seguros y armoniosos, serenos y confiados. Rodeado por traidores que le hacнan reverencias. A Miles se le escapу un resoplido y respirу hondo, aturdido por la ironнa. El mayordomo hizo otra seсal y todo el mundo volviу a su asiento guardando un silencio sorprendente.

La presentaciуn de los poemas elegнacos en honor de la difunta haut Lisbet Degtiar empezaba con las voces de los jefes de las constelaciones menores. Los poemas estaba compuestos en media docena de tipos formales, todos cortos, por suerte. Miles quedу muy impresionado con la elegancia, la belleza y la aparente profundidad de sentimiento de las primeras tres ofrendas. El recitado tenнa que ser una especie de tortura formal, como hacer un juramento o casarse, uno de esos momentos en el que los preparativos son mucho mбs prolongados que la ocasiуn final. Se habнan tomado todas las precauciones posibles para cada uno de los movimientos, voces y variaciones imperceptibles de lo que para el ojo inexperto de Miles eran sуlo conjuntos idйnticos de tъnicas blancas. Pero gradualmente, empezу a darse cuenta de que habнa frases repetidas y estereotipadas, ideas viejas y para cuando llegaron al poema nъmero trece, se le estaba empezando a empaсar la vista. Su mayor deseo era que Ivan estuviera a su lado, sufriendo con йl.

De vez en cuando, Maz le susurraba al oнdo una interpretaciуn, una crнtica y eso le ayudaba a controlar el sueсo. No habнa dormido bien la noche anterior. Los gobernadores de satrapнas estaban imitando bien a hombres de cera o momias, excepto el anciano gobernador de Mu Ceta, que se habнa dejado caer en un bulto de aburrimiento y miraba, con ojos sardуnicos y entornados, cуmo sus colegas jуvenes, es decir todos los demбs de la sala, se entregaban a la funciуn con varios grados de sudor y gracia. Cuando les tocaba el turno a los hombres mayores y mбs experimentados, cumplнan mejor que los jуvenes aunque los poemas que presentaran no fueran necesariamente los mejores.

Miles meditу sobre el carбcter del lord X, intentando relacionarlo con una de las ocho caras que tenнa frente a йl. El traidor/asesino era algo asн como un genio tбctico. Le habнan ofrecido una oportunidad impensada de conseguir mбs poder, la habнa cazado al vuelo, creado un plan y dado el golpe. Cuбnta rapidez habнa necesitado? El primer gobernador de satrapнa habнa llegado a Eta Ceta sуlo diez dнas antes que Miles e Ivan, que estaban allн hacнa cuatro dнas. Yenaro, segъn informes del oficial de SegImp en la embajada, habнa terminado su escultura en dos dнas a partir de unos diseсos que le habнa entregado una fuente desconocida. Un trabajo contra reloj. El soborno a Ba Lura tenнa que haberse organizado despuйs de la muerte de su ama, hacнa menos de tres semanas.

Los haut de mбs edad solнan elaborar planes que necesitaban dйcadas para madurar, planes con un margen de seguridad inaudito, del tipo no— puede— fallar. La emperatriz era ejemplo mбs que suficiente. A edad avanzada, los haut experimentaban el tiempo de manera diferente, Miles estaba casi seguro de eso. Esa cadena de hechos olнa a… a juventud. Si no fнsica, por lo menos de corazуn.

El oponente de Miles tenнa que estar experimentando un estado de бnimo interesante en ese momento. Era un hombre de acciуn y decisiуn. Pero ahora se veнa obligado a permanecer quieto, agachado, acechando, sin llamar la atenciуn, mientras se hacнa cada vez mбs evidente que la muerte de Ba Lura no iba a pasar por suicidio. Se veнa obligado a quedarse sentado, inmуvil e inquieto sobre su banco genйtico y la Gran Llave hasta que terminara el funeral y йl pudiera deslizarse sin ruido hasta su base planetaria… porque no podнa empezar una revoluciуn desde Eta Ceta; no estaba preparado.

Enviarнa la Llave a su planeta o la retendrнa en su poder? Si la enviaba a su satrapнa, Miles se enfrentaba a graves problemas. Bueno, problemas mбs graves de los que ya tenнa. Se arriesgarнa el gobernador a perder su amuleto? Seguramente no.

Los poetas aficionados con sus voces monуtonas estaban dominando a Miles. Se dio cuenta de que su inconsciente no trabajaba al unнsono con el resto de su mente: sintiу cуmo esa parte de su ser se apartaba en pos de sus propios objetivos. Se le formу en la cabeza un poema en honor de la emperatriz, un poema que йl no habнa pensado en crear:

Una emperatriz Degtiar de nombre Lisbet

atrapу a un sбtrapa en su red.

Tentado a la traiciуn

sin ninguna razуn,

pronto tendrб un choque con su propia sed.

Miles controlу un horrible impulso: habнa sentido la tentaciуn de levantarse y saltar al centro del valle para recitar su ofrenda poйtica a la multitud haut.

Mia Maz le dirigiу una mirada de preocupaciуn al oнr el resoplido ahogado.

— Se encuentra bien?

— Sн, lo lamento — susurrу йl-. No es nada. Ha sido un ataque de rima.

Los ojos de ella se abrieron un poco y se mordiу el labio. Sуlo una arruga en la frente la traicionу.

— Shhhh — dijo, con sentimiento.

La ceremonia prosiguiу sin interrupciones. Por desgracia, habнa mucho tiempo para seguir componiendo versos… con el mismo nivel de mйrito artнstico por supuesto. Miles mirу los bancos que albergaban a las burbujas blancas.

Una hermosa dama llamada Rian

hipnotizу a un joven Vor galбn.

El pequeсo de cuerpo increнble

cree que es un detective,

y no sabe que lo van a castigar.

Cуmo lograban los haut soportar semejante tortura? Les habrнan modificado las vejigas con operaciones de ingenierнa genйtica para conseguir una capacidad inhumana, ademбs de los otros cambios que se rumoreaban?

Por suerte, antes de que Miles hubiera pensado en dos palabras que rimaran con «Vorob'yev», se levantу el primer gobernador sбtrapa para situarse en el estrado de los oradores. De pronto, Miles se despejу por completo.

Los poemas de los gobernadores de satrapнas eran excelentes, todos compuestos segъn los estilos formales mбs difнciles y, tal como informу Maz a Miles en un susurro, escritos por las mejores hautpoetisas del jardнn Celestial, que oficiaban como autores secretos que recibнan un pago por sus servicios. El rango tiene sus privilegios. Pero a pesar de lo mucho que lo intentу, Miles no detectу dobles sentidos siniestros en los poemas: su sospechoso no pensaba aprovechar ese momento para confesar sus crнmenes delante de todos, advertir a sus enemigos sobre sus intenciones ni cualquier otra posibilidad interesante. A Miles casi le sorprendiу. El lugar en que habнa colocado el cuerpo de Ba Lura parecнa sugerir que lord X tendнa al barroquismo, a pesar de que la simpleza hubiera sido mбs ъtil a sus fines. Sentirнa el complot como un arte? Durante toda la ceremonia, el Emperador habнa estado sentado con expresiуn solemne, serena e imperturbable. Como principal afectado por la tragedia, hizo gestos amables de aceptaciуn y agradecimiento a los gobernadores de satrapнas. Miles se preguntу si Benin habrнa seguido su consejo. Sinceramente, esperaba que hubiera hablado con su seсor.

Y entonces, de pronto, la tortura literaria terminу. Miles contuvo el impulso de aplaudir. Por lo visto Eso-No-Se-Hacнa. El mayordomo saliу al escenario, hizo otro gesto enigmбtico y todos se arrodillaron de nuevo; el Emperador y sus guardias se retiraron, seguidos por las burbujas de las consortes, los gobernadores de satrapнas y sus ghemoficiales. Despuйs, todos los demбs quedaron libres… para ir al baсo inmediatamente, supuso Miles.

Tal vez la raza haut se habнa librado de los significados y las funciones de la sexualidad, pero seguнan siendo lo suficientemente humanos para que el momento de la comida fuera parte de las ceremonias bбsicas de la vida. A la manera cetagandana, por supuesto. Las bandejas de carne venнan transformadas en esculturas florales. Las hortalizas parecнan crustбceos y la fruta, pequeсos animales. Miles mirу pensativo el plato de arroz hervido de la mesa principal. Todos y cada uno de los granos estaban convertidos en un elaborado esquema en espiral… un trabajo hecho a mano, evidentemente. La sorpresa lo dejу momentбneamente helado. Controlу la impresiуn y tratу de concentrarse de nuevo en el asunto que tenнa entre manos.

Los refrescos informales — informales, dentro de los niveles del Jardнn Celestial— se sirvieron en un largo pabellуn abierto hacia el jardнn, donde en ese momento lucнa una tibia luz vespertina que invitaba a la relajaciуn. Las hautladies se habнan ido a otra parte con sus burbujas, tal vez a algъn lugar donde pudieran bajar de las sillas y comer. El grupo barrayarйs fue a parar al mбs exclusivo de los sitios de alimentaciуn pospoesнa que se hubiera dispuesto en el Jardнn Celestial. El emperador en persona se alimentaba en alguna parte de ese elegante edificio. Miles no tenнa la menor idea de cуmo habнa conseguido Vorob'yev que los admitieran allн, pero desde luego el hombre se merecнa una recomendaciуn por entrega al servicio mбs allб de lo que dicta el deber. Era evidente que Maz, con los ojos iluminados, la mano sobre el brazo del embajador de Barrayar, se sentнa en alguna especie de paraнso del sociуlogo.

— Allб vamos — murmurу Vorob'yev y Miles levantу la cabeza. El grupo del haut Este Rond entraba en el pabellуn atestado de gente. Los otros haut, que no sabнan cуmo comportarse con esos intrusos extranjeros, habнan tratado de fingir que los barrayareses eran invisibles. Este Rond no podнa hacerlo. El corpulento gobernador, vestido de blanco, con su ghemgeneral maquillado y uniformado a un lado, se detuvo para saludar a sus vecinos de Barrayar.

Detrбs del ghemgeneral de Rond avanzaba una mujer vestida de blanco, extraсa en esa reuniуn masculina. El cabello rubio, casi plateado, le bajaba por la espalda en una cola con vueltas hasta los tobillos y permanecнa de pie con los ojos bajos, sin hablar. Era mucho mбs vieja que Rian pero ciertamente era haut… Dios… quй bien llevaban los aсos… Seguramente era la esposa del ghemgeneral de Rond… cualquier oficial destinado a tan alto rango planetario habrнa esperado ganar a una hautmujer hacнa ya tiempo.