No es tan grave que te obliguen a lavar y planchar una camisa, Prudencia, no hubieras debido ponerte así. Tu marido estaba nervioso y por eso te pegó cuando le dijiste que la camisa estaba sucia. Que tú no eras la criada de nadie. Y te pegó más, mientras le gritabas que te ibas a separar de una vez, porque a él le dio mucha vergüenza cuando su padre se fue de casa y le horroriza pensar que la vergüenza sería aún mayor si te fueras tú. No lo pienses más. Se puso de muy mal humor con la carta, no debiste preguntar de quién era, ya sabes que le molesta que te metas en sus cosas. Debía de ser grave porque no durmió nada en toda la noche.

Debiste hacer todo lo que él te dijera, que para eso te casaste, para ser una esposa sumisa. Cuando lloras de esa manera deberías acordarte de la gente que es más desgraciada que tú, de la gente que pasa hambre, o padece enfermedad, o de quien se le muere un hijo de los de verdad.