Miércoles. Me construí un refugio contra la lluvia, pero no pude tenerlo para mí en paz. La criatura nueva se metió. Cuando traté de echarla volcó agua por los agujeros con los que mira y se la quitó con el dorso de las zarpas, e hizo un ruido como el que hacen los otros animales cuando están con pena. Me gustaría que no hablara; siempre está hablando. Esto suena como una agresión barata a la pobre criatura, un desprecio; pero no es lo que pretendo. Nunca antes oí la voz humana y cualquier sonido extraño y nuevo que se entrometa con el silencio solemne de estas soledades ensoñadas me ofende el oído y parece una nota en falso. Y este sonido nuevo es tan cercano a mí; está justo en mi hombro, justo en mi oído primero de un lado y después del otro y estoy acostumbrado sólo a sonidos que están más o menos lejos de mí.

Viernes. Poner nombres sigue sin cesar, haga lo que haga yo. Yo tenía un nombre muy bueno para la hacienda y era musical y hermoso:

Jardín del Edén.

En privado, sigo llamándolo así, pero ya no en público. La criatura nueva dice que es todo bosques y rocas y paisaje y por lo tanto no se parece a un jardín. Dice que Pa receun parque y que no se parece a nada sino a un parque. En consecuencia, sin consultarme, le ha dado un nombre:

Parque de las cataratas del Niágara.

Me parece que es algo bastante arbitrario. Y ya hay un cartel:

No pisar el césped

Mi vida ya no es lo que era.

Sábado. La criatura nueva come demasiada fruta. Lo más probable es que nos quedemos cortos. Otra vez hablando de "nosotros": esa es su palabra; también la mía, ahora, de tanto oírla. Buena cantidad de niebla, esta mañana. Yo no salgo en la niebla. La criatura nueva sí. Sale con cualquier clima y entra después con los pies embarrados. Y habla. Solía estar tan agradable y tranquilo aquí.

Domingo. Logré resistirlo. Ese día se va poniendo cada vez más difícil. Fue elegido y puesto aparte en noviembre pasado como día de descanso. Yo ya tenia seis de esos a la semana, antes. Esta mañana encontré a la criatura nueva tratando de bajar manzanas con terrones del árbol prohibido.

Lunes. La criatura nueva dice que su nombre es Eva. Me parece muy bien, no tengo objeciones. Dice que es para llamarla, cuando yo quiero que venga. Le dije que entonces era superfluo. Es evidente que la palabra hizo que me respetara más; y en realidad es una palabra grande, buena y que soportará la repetición. Me dijo que no es una criatura, es una Ella. Lo más probable es que esto sea dudoso; sin embargo para mí es lo mismo; lo que ella es no seria nada para mí si se metiera en sus asuntos y no hablara.

Martes. Ella ha sembrado la hacienda entera con nombres abominables y carteles ofensivos:

Al remolino por aquí A la Isla de la Cabra por aquí Por aquí a la Cueva de los Vientos

Ella dice que este parque seria un lindo lugar de vacaciones si existiera la costumbre. Lugar de vacaciones — otro de sus inventos: sólo palabras, sin el menor sentido. ¿Qué es un lugar de vacaciones? Pero mejor no preguntarle, le da tanta rabia explicar.

Viernes. Leha dado por rogarme que deje de ir a las Cataratas. ¿Qué hay de malo en eso? Dice que la hace temblar. Me pregunto por qué; siempre lo hice, siempre me gustó la zambullida y el fresco. Supongo que para eso se hicieron las Cataratas. No tienen otro uso que pueda ver y tienen que haber sido hechas para algo. Ella dice que sólo fueron hechas como paisaje: como el rinoceronte y el mastodonte.

Bajé las Cataratas en un barril: no fue satisfactorio para ella. Bajé en una bañera: seguía siendo insatisfactorio. Nadé por el Remolino y los Rápidos vestido con hoja de vid. Se dañó mucho. De allí vinieron quejas aburridas sobre mi extravagancia. Me siento demasiado sofocado aquí. Necesito un cambio de clima.

Sábado. Me escapé el martes por la noche y viajé dos días y me construí otro refugio en un lugar apartado y borré mis huellas lo mejor que pude, pero ella me dio caza mediante una bestia que ha domado y que llama lobo y llegó haciendo otra vez ese ruido penoso y volcando esa agua por los sitios con los que mira. Me sentí obligado a regresar con ella, pero pronto emigraré cuando se presente la ocasión. Ella se dedica a muchas cosas tontas; entre otras, a estudiar por qué los animales llamados leones y tigres viven de hierbas y flores, cuando, como dice ella, el tipo de dientes que tienen indicarían que fueron hechos para comerse entre sí. Eso es una tontería., porque hacerlo los mataría y eso introduciría lo que, según tengo entendido, se llama "muerte"; y la muerte, según me han dicho, aún no entró al Parque. Lo cual es una lástima, en algunos aspectos.

Domingo. Logré soportarlo.

Lunes. Creo que entiendo para qué es la semana: es para dar tiempo para descansar del cansancio del domingo. Me parece buena idea… Ella ha estado trepando otra vez a aquel árbol. La hice bajar. Ella dijo que nadie estaba mirando. Parece considerar eso como justificación suficiente para arriesgarse a cualquier cosa peligrosa. Se lo dije. La palabra justificación la dejó admirada y con envidia, además, pensé. Es una buena palabra.

Martes. Me dijo que estaba hecha de una costilla tomada de mi cuerpo. Esto es por lo menos dudoso, si no algo más que dudoso. No me falta ninguna costilla… Ella se hace mucho problema con el buitre; dice que la hierba no pega con él; teme no poder criarlo; piensa que está hecho para vivir de carne en descomposición. El buitre debe arreglárselas lo mejor que pueda con lo que se le ofrece. No podemos dar vuelta todo el esquema para acomodar al buitre.

Sábado. Ella se cayó a la charca ayer cuando se estaba mirando en ella, cosa que siempre hace. Casi se ahogó y dijo que era de lo más incómodo. Esto le hizo sentir pena por las criaturas que viven allí, a las que llama peces, porque sigue aplicándole nombres a las cosas que no los necesitan y que no vienen cuando las llaman con esos nombres, lo cual no tiene la menor consecuencia para ella, igual es tan cabeza hueca; así que sacó un montón de esas criaturas y las trajo anoche y las puso en mí cama para que se calentaran, pero me fijé en ellas de vez en cuando todo el día y no veo que estén más felices allí que antes, sólo inás quietas. Cuando llegue la noche las arrojaré afuera. No volveré a dorinir con ellas, porque las encuentro pegajosas y desagradables para tenderse entre ellas cuando una persona no tiene nada puesto.

Domingo. Logré soportarlo.

Martes. Ella se lleva bien con una serpiente ahora. Los otros animales se alegraron, porque siempre estaba experimentando con ellos y molestándolos; y yo me alegro porque la serpiente habla y esto me permite descansar un poco.

Viernes. Ella dice que la serpiente le aconseja probar la fruta de aquel árbol y dice que el resultado será una educación magnífica, amplia y noble. Le dije que habría también otro resultado: introduciría la muerte en el mundo. Eso fue un error: habría sido mejor guardármelo para mí; sólo logró darle una idea: ella podría salvar al buitre enfermo y darles carne fresca a los abatidos leones y tigres. Le aconsejé mantenerse lejos del árbol. Dijo que no lo haría. Preveo problemas. Emigraré.