Estación Flower. Nueva York. 9 a. m.
Seguí huellas cinco kilómetros dirección Oeste. Son grandes, hondas e irregulares. Acabo encontrar chacarero que dice no son huellas elefante. Dice son agujeros que él cavó para árboles de sombra al helarse tierra invierno pasado. Espero órdenes conducta a seguir.
DARLEY, detective.
-¡Ajá! ¡Un cómplice de los delincuentes! Estamos pisando sobre caliente- exclamó el inspector.
Le dictó el siguiente telegrama a Darley:
Apréselo y oblíguelo indicar cómplices. Siga huellas… hasta Pacífico, sí hace falta.
JEFE BLUNT
El telegrama siguiente:
CONEY POINT, Pensilvania. 8.45 a. m.
Anoche, atracadas oficinas compañía gas y robados tres meses facturas impagas. Hay pista y me pongo campana.
MURPHY, detective.
-¡Santo Dios!- exclamó el inspector-. Sería capaz el elefante de comerse facturas de gas. Por ignorancia, sí; pero esos papeles no permiten mantener la vida. Al menos, por sí solos.
Luego, llegó este conmovedor telegrama:
Ironville, Nueva York 9.30 a. m.
Acabo de llegar. Pueblo estupefacto. Elefante pasó por aquí cinco de la mañana. Algunos dicen que fue al Este, otros, al Oeste, otros, al Norte y otros, al Sur; pero todos aseguran no haber esperado para fijarse bien. Mató caballo; conseguí trozo caballo como pista. Lo mató con trompa; dado estilo golpe, creo que golpeó hacia izquierda. Dada posición que está caballo, creo elefante se encaminó Norte a lo largo línea ferrocarril Berkley. Lleva cuatro horas y media ventaja, pero encontraré su pista en seguida.
HAWES, detective.
Di gritos de alegría. El inspector permaneció impasible, como una imagen tallada. Con serenidad apretó su timbre.
-Alarico envíeme al capitán Burns.
Vino Burns.
-¿Cuántos hombres están listos para órdenes inmediatas?
-Noventa y seis, señor.
-Mándelos al Norte sin demora que se concentren a lo largo de la línea de la carretera de Berkley al norte de Ironville.
-Sí, señor.
-Que efectúen sus movimientos con la máxima reserva. Apenas estén en libertad los demás, téngalos disponibles.
-Sí, señor.
-¡Vaya!
-Sí, señor.
A poco, llegó otro telegrama:
Sage Corners, Nueva York 10.30
Acabo de llegar. Elefante pasó por aquí 8. 15 horas.
Todos escaparon pueblo menos un policía Parece elefante no golpeó policía sino farol. Alcanzó ambos. Tengo trozo policía como pista.
STUMM, detective.
-De modo que el elefante ha ido hacia el Oeste-dijo el inspector-. Con todo no podrá huir, porque mis hombres están diseminados par toda esa zona.
El telegrama siguiente decía:
Glover's, 11.15
Acabo de llegar. Pueblo desierto, excepto enfermos y ancianos. Elefante pasó hace tres cuarto hora. Sesionaba junta antitemplanza; metió trompa ventana y les echó agua aljibe. Algunos la tragaron y murieron; hay varios ahogados. Detectives Cross y O'Shaughnessy atravesaban ciudad, pero iban Sur; de manera que no vieron elefante. Toda zona varios kilómetros redonda terror; gente abandonan sus casas. Adondequiera se vuelven, encuentran elefante; muchos muertos.
BRANT, detective.
Aquellos estragos me apenaban a tal punto, que sentí deseos de llorar. Pero el inspector se limitó a decir:
-Ya lo ve… Le estamos pisando los talones. Intuye nuestra presencia; ha vuelto de nuevo hacia el Este,
Con todo, nos esperaban más noticias intranquilizadoras. El telégrafo trajo esto…
Hoganport, 12.19
Acabo de llegar. Elefante pasó hace media hora, causando salvaje pánico y excitación. Se lanzó enfurecido calles; de dos plomeros que pasaban, mató a uno; el otro escapó. Pesadumbre general,
O’FLAHERTY, detective.
-Ahora, el animal está exactamente en medio de mis hombres- dijo el inspector-. Nada puede salvarlo.
Luego sobrevino una serie de telegramas de detectives desparramados por Nueva Jersey y Pensilvania y que iban detrás de pistas consistentes en graneros, fábricas y bibliotecas de escuelas dominicales destruidos, con grandes esperanzas… esperanzas que, en realidad, valían tanto como certezas. El inspector dijo:
-Me gustaría comunicarme con ellos y ordenarles que fueran hacia el Norte, pero es imposible. Un detective sólo va a la oficina telegráfica para enviar un informe; después, vuelve a salir y uno no sabe cómo echarle mano.
Luego, llegó este despacho:
Bridgeport, Connecticut. 12.15
Barnum ofrece cantidad fija cuatro mil dólares anuales por derechos exclusivos usar elefante medio publicidad viajero desde ahora hasta que detectives lo arresten. Quiere pegar affiches circo en él. Pide respuesta inmediata.
BIGGS, detective.
-¡ Es completamente absurdo!- exclamé.
-Por supuesto- dijo el inspector-. Evidentemente el señor Barnum, que se cree tan astuto, no sabe quien soy, pero yo sí sé quién es el.
Oferta señor Barnum rechazada. Siete mil dólares o nada.
EL JEFE BLUNT.
-Ya está. No necesitaremos aguardar mucho tiempo una respuesta. EI señor Barnum no está en casa: está en la oficina del telégrafo, de acuerdo con su costumbre cuando trata negocios urgentes. Dentro de tres…
Aceptado.
P. T. BARNUM.
Tal fue la interrupción de los tictacs telegráficos. Antes que yo pudiera comentar este insólito episodio, el siguiente despacho llevó mis pensamientos por otro muy angustioso cauce…
Bolivia, Nueva York. 12.50
El elefante llegó aquí del Sur y pasó hacia bosque 11,50, desbaratando cortejo fúnebre por camino y restándole a dos plañideros. Pobladores dispararon contra él varias pequeñas balas cañón luego huyeron. El detective Burke y yo llegamos diez minutos después, desde Norte, pero confundimos unas excavaciones con pisadas y perdimos por eso mucho tiempo; finalmente encontramos buena pista y la seguimos hasta bosques. Luego, apoyamos en tierra manos y rodillas y continuarnos vigilando atentamente huella y así la seguimos al internarse maleza. Burke se había adelantado. Desgraciadamente, animal se detuvo descansar; de modo que Burke, la cabeza inclinada, atento a huella, chocó con patas traseras elefante antes advertir su proximidad. Burke se puso de pie inmediatamente, aferró cola y gritó con júbilo “Reclamo la…” pero no dijo más, ya que un solo golpe enorme trompa redujo valiente detective a fragmentos. Huí hacia atrás y elefante se volvió y me siguió hacia borde bosque, a enorme velocidad y yo habría estado perdido sin poderlo remediar, de no haber intervenido nuevamente restos cortejo fúnebre, que atrajeron su atención pero esto no es gran pérdida, ya que sobra material para otro. Mientras tanto, elefante vuelto desaparecer.