– Creo que lo que más me preocupa es el tono de las notas. Tengo la impresión de que está desesperada.

– Probablemente ha escrito lo que le han ordenado. Procuraron que el tono fuera de desesperación para asegurarse de que efectuarías la entrega.

– Pero el estilo era el suyo. Tal vez exagere, Nellie, pero… -Hizo una mueca y sacudió la cabeza-. Tengo miedo de que ocurra algo.

– Puesto que has seguido las instrucciones con toda exactitud, no es posible que ocurra nada. -Nellie vaciló-. Las seguiste al pie de la letra, ¿verdad?

– Claro que sí. Ya te lo he dicho. Eran muy sencillas. Te las he leído esta mañana por teléfono.

– Creo que estaba demasiado nerviosa y apenas me acuerdo.

– Bueno, pues, léelo tú misma. -Zigman se acercó a la chaqueta colgada del brazo del sillón, rebuscó en el interior del bolsillo de la misma y sacó la segunda nota de rescate-. Toma -le dijo a Nellie entregándosela-. He seguido todas las instrucciones.

Nellie desdobló la carta y examinó la pulcra caligrafía.

– Está escrita por Sharon, eso seguro. Muy regular. No le temblaba la mano. No vacilaba. Debía estar muy tranquila. -Nellie frunció el ceño y murmuró-. Deja que la lea.

Empezó a leer lentamente para sí misma.

Al señor Félix Zigman Personal y Confidencial Miércoles, 2 de julio.

Querido Félix, éstas son las instrucciones finales que deberás seguir exactamente si quieres volverme a ver.

El día de la entrega será el viernes, 4 de julio.

Toma la autopista de la Costa del Pacífico en dirección norte, gira al paseo Topanga Canyon, sigue por Topanga hasta que llegues a la calle Fernwood Pacific donde girarás a la izquierda y avanzarás unos diez minutos hasta que veas la entrada del Templo del Fuego de la Luna, entonces sigues avanzando unos tres kilómetros hasta que veas una gran roca de piedra arenisca llamada Fortress Rock, a la izquierda de la carretera.

Enfila el camino del costado sur de la Fortress Rock, avanza a pie unos 20 pasos y deposita las dos maletas detrás de la roca, de tal forma que no puedan verse desde la carretera (procurando hacerlo entre las doce del mediodía y la una) y abandona el lugar inmediatamente.

Aparta realmente los impedimentos, no ganes tiempo ordenando noticias clave: “Arlington”. Así ganarás un adelanto clave: “agua”.

Mi oportunidad nacerá totalmente este sábado clave: “montes”. Procura que no se entere ni la policía ni la prensa.

Si quieres que sobreviva, deberás actuar solitariamente y en secreto.Te ruego que hagas lo que se te dice y, si todo sale bien, espera mi llamada en mi casa.

Con afecto, Sharon Lucie Fields.

Al terminar de leer la nota de rescate, Nellie Wright frunció de nuevo el ceño y la examinó con detenimiento.

– Es curioso -dijo mirando a Zigman.

– ¿Qué?

– Todo está muy claro menos una cosa: la manera de firmar. -Nellie volvió a mirar la nota-. Sharon Lucie Fields. Qué extraño. Jamás ha tenido un segundo nombre.

– Yo creí que debía ser su segundo nombre cuando se llamaba Susan Klatt.

– No.

– Y, además, lo utilizó también en la primera nota de rescate.

¿Recuerdas el anuncio que tuve que insertar en la sección clasificada del “Times”? Me indicó que empezara con las palabras "Querida Lucie".

Pensé que me lo habría dicho porque Lucie era su segundo nombre y de esta manera tú sabrías con toda seguridad que la carta la había escrito ella.

– No -repitió Nellie doblando la carta y devolviéndosela a Zigman-, No. Estoy al corriente de toda su vida y de todo su pasado.

Tú te encargas de sus asuntos profesionales, Félix, pero yo me conozco al dedillo todo lo demás. Jamás ha habido nada relacionado con el nombre de Lucie. Es absurdo.

Quiero decir que yo sabría. -Se encaminó hacia la banqueta y después se detuvo en seco, giró en redondo y miró a Félix con los ojos muy abiertos-. ¡Félix! -exclamó-. Acabo de recordarlo se me acaba de ocurrir.

El se le acercó inmediatamente.

– ¿De qué se trata, Nell? ¿Hay algo que…?

– Sí, ya lo creo que sí -dijo ella agarrándole el brazo-. ¡Félix, tienes que ponerte inmediatamente en contacto con la policía y el FBI! ¡Tienes que decírselo! ¡Les necesitamos!

– Nellie, ¿acaso has perdido el juicio? Se nos ha advertido. Una palabra a las autoridades y Sharon morirá. No, no puedo.

– Félix, “debes” hacerlo -le imploró Nellie.

– ¿Por qué? ¿Qué te sucede? ¿Qué has recordado? Estábamos hablando del nombre de Lucie que había utilizado.

– ¡De eso se trata! -dijo Nellie sacudiéndole el brazo-. El empleo de este nombre. Acabo de acordarme, Casi lo había olvidado. Hace años, cuando llegué aquí, Sharon era muy infantil y siempre quería jugar.

Y hubo una época. -Se estaba devanando los sesos pero no conseguía aclarar sus ideas-. Bueno, no sé cuándo fue ni por qué razón, no lo recuerdo exactamente, le entró una especie de manía con este nombre de Lucie, sí, creo que lo sacó de Lucie Manette, ya sabes, de “Historia de dos ciudades” -la chica francesa que se casó con Darney, la chica de la que está secretamente enamorado Sydney Carton-.

No sé por qué, Sharon escogió este nombre y, solía utilizarlo para firmar "Sharon Lucie" en las notas que me dejaba sobre el escritorio por la mañana, o en las cartas que me enviaba cuando se iba de viaje para darme a entender que en la carta el verdadero mensaje figuraba en clave.

El hecho de firmar con "Lucie" era como una especie de aviso, ¿comprendes? Significa que había un segundo mensaje en clave, raras veces lo utilizaba en serio, alguna que otra vez cuando quería comunicarme algo que no deseaba que supiera nadie más, por lo general se trataba de tonterías, pero esta vez debe querer decirnos algo en serio e importante, ha usado "Lucie" en la esperanza de que yo me acuerde.

Zigman procuró detener el torrente de palabras de Nellie.

– Espera, espera, vamos a ver, si el hecho de que Sharon utilice el nombre de "Lucie" significa que tenemos que descifrar un mensaje secreto.

– ¡Eso es lo que significa exactamente!

– Muy bien, cálmate, Nellie, escucha si tú jugabas a este juego con ella y ella solía escribirte notas para que las descifraras y tú las descifrabas, debes conocer la clave. ¿Por qué arriesgarnos a llamar a la policía? No nos hace ninguna falta.

Dime la clave y descifraremos la nota de rescate.

– Félix, Félix, de eso se trata precisamente, ¿acaso no lo comprendes? ¡No recuerdo esta maldita clave! Sharon la recuerda, lo recuerda todo y espera que yo también me acuerde pero no me acuerdo.

Hasta me sorprende haber recordado que "Lucie" significa que desea que descifre el mensaje.

– Nellie, tranquilízate -dijo Zigman perdiendo la paciencia-. Si recuerdas una cosa, podrás recordar otra.

¿Qué te indica que debes hacer el nombre de "Lucie"? ¿Te indica que descifres el mensaje contando una palabra sí y otra no? ¿Te indica que cada letra significa otra distinta, por ejemplo que "a" significa "e" o algo de este tipo? ¡Piensa, por favor!

Nellie se vino abajo por completo. Estaba a punto de echarse a llorar.

– No puedo, Félix, por favor, créeme, no puedo recordarlo. Lo intento, lo intento con todas mis fuerzas, pero no puedo. Ojalá pudiera acordarme pero no puedo.

Y pensar en lo que está en peligro. Está en peligro la vida de la pobre Sharon y cualquiera sabe lo que está ocurriendo en estos momentos.

La gravedad de la situación, el apuro por el que estaban pasando, el descubrimiento de que lo que se había hecho no bastaba para estar tranquilo y de que todavía les faltaba saber algo, todo ello empezó a reflejarlo gradualmente la expresión del rostro de Zigman. Este asintió lentamente.

– Sí, tienes razón -dijo-. Intenta decirnos algo que debemos saber. Siempre y cuando no te equivoques, siempre y cuando estés segura de que "Lucie" equivale a mensaje cifrado.

– Félix, estoy segura, completamente segura -repitió Nellie casi sin aliento-. El hecho de que se haya atrevido a arriesgar su vida para comunicarnos algo, significa que se trata de una cosa de importancia vital.