La mejor descripción del placer de la lectura la he encontrado en la autobiografía de la más grande poetisa de China, Li Ch'ingchao (Yi-an, 1081-1141). Ella y su marido solían ir al templo, donde se vendían libros de segunda mano y copias de inscripciones en piedra, el día que él recibía su estipendio mensual como estudiante en la Academia Imperial. Entonces compraban un poco de fruta, al regreso, y una vez en casa empezaban a pelar la fruta y a examinar juntos las otras compras, o a beber té y comparar las variaciones en ediciones diferentes. En su esbozo autobiográfico conocido como Postdata de Chinshihiu (libro sobre inscripciones en bronce y en piedra), la poetisa dice:
Yo tengo mucha memoria y, sentados a solas después de comer en el Salón del Regreso a Casa, solíamos hacer un pote de té y, señalando a las pilas de libros en los estantes, decíamos en qué línea de qué página de qué volumen de cierta obra se presentaba un pasaje determinado, para ver quién acertaba, y el que ganaba tenía el privilegio de beber primero su taza de te. Cuando uno de los dos adivinaba, alzábamos muy alto la taza y rompíamos en carcajadas, tanto que a veces se derramaba el té sobre nuestros vestidos y no lo podíamos beber, j Qué contentos estábamos de vivir y envejecer en un mundo asi.! Por eso teníamos alta la cabeza, aunque vivíamos en la pobreza y el pesar… Con el tiempo nuestra colección aumentó y aumentó, y los libros y objetos de arte se apilaron en mesas y escritorios y camas, y los gozábamos con los ojos y con la mente, y proyectábamos y discutíamos sobre ellos, saboreando una felicidad muy superior a quienes gozan de los perros y los caballos y la música y las danzas…
Li escribió esto en sus últimos años, muerto ya su marido, cuando era una anciana solitaria que huía de un lugar a otro, durante la invasión del Norte de China por las tribus Chin.
IV. EL ARTE DE ESCRIBIR
El arte de escribir es mucho más amplio que la técnica de escribir. Por cierto que sería mejor, para todo principiante que aspira a ser escritor, anular primero todo exceso de preocupación por la técnica de escribir, y decidirse a no ocuparse de cosas tan superficiales y llegar a lo hondo de su alma, con el fin de desarrollar una auténtica personalidad literaria, como cimiento de su personalidad de autor. Cuando se establece debidamente ese cimiento y se cultiva una auténtica personalidad literaria, el estilo sucede como consecuencia natural y los puntos de la técnica se cuidarán por sí solos. En realidad, no importa que se encuentre algo confundido por detalles de retórica y gramática, siempre que pueda producir buen material. En las casas editoras hay siempre lectores profesionales cuya misión es atender a las comas, puntos y otras cosas. En cambio, por mucho que sea su pulimento gramatical o literario, ningún escritor puede llegar a algo si descuida el cultivo de la personalidad. Dijo Buffon:
"El estilo es el hombre". El estilo no es un método, un sistema, ni siquiera un adorno de lo que cada uno escribe; es la impresión total que obtiene el lector de la calidad de la mente del escritor, su profundidad o superficialidad, su visión o falta de visión, y otras cualidades como ingenio, humor, mordacidad, comprensión, ternura, delicadeza, bondadoso cinismo o cínica bondad, empecinamiento, sentido común y actitud general hacia las cosas. Es evidente que no puede haber un manual para mejorar la "técnica humorística", o un "curso de tres horas sobre la bondad cínica", o "quince reglas para llegar al sentido común", o "doce reglas para la delicadeza de los sentimientos".
Tenemos que ir más abajo que la superficie del arte de escribir, y en cuanto lo hacemos, -notamos que la cuestión del arte de escribir comprende a toda la cuestión de la literatura, el pensamiento, el punto de vista, el sentimiento, la lectura y la escritura. En mi campaña literaria en China para restaurar la Escuela de la Autoexpresión (hsingling) y desarrollar un estilo más vivo y personal en la prosa, me he visto obligado a escribir ensayo tras ensayo para dar mis opiniones sobre la literatura en general y sobre el arte de escribir en particular. También intenté escribir una^serie de epigramas literarios bajo el título general de "Cenizas de cigarro". Aquí van algunas de las cenizas:
a) técnica Y PERSONALIDAD.
Los profesores de composición hablan de literatura como los carpinteros hablan del arte. Los críticos analizan una composición literaria por la técnica con que está escrita, como los ingenieros miden la altura y estructura de Taishan por medio de compases.
No existe tal técnica de escribir. Todos los buenos escritores chinos que a mi juicio valen algo, la han repudiado.
La técnica de escribir es a la literatura lo que los dogmas a la iglesia: ocupación en cosas triviales por mentes triviales.
El principiante se enceguece generalmente por la discusión de la técnica: técnica de la novela, del drama, de la música y del actor teatral. No comprende que la técnica de escribir no tiene nada que ver con el nacimiento de un autor, y que la técnica del teatro no tiene nada que ver con el nacimiento de un gran actor. No sospecha siquiera que existe algo que se llama personalidad, y que es el fundamento de todos los triunfos en el arte y la literatura.
b) la APRECIACIÓN DE LA LITERATURA.
Cuando uno lee una cantidad de buenos autores y considera que un autor describe las cosas muy vividamente, que otro exhibe gran ternura o delicadeza, que un tercero expresa las cosas exquisitamente, que el cuarto tiene un encanto indescriptible, que el libro del quinto es como buen whisky, y el del sexto como vino añejo, no debe privarse de decir que todos le gustan y a todos aprecia, si su apreciación es auténtica. Después de tan amplia experiencia en la lectura tiene la debida base experimental para saber qué es la suavidad, el sabor, la fuerza, el poder, la brillantez, la mordacidad, la delicadeza y el encanto. Cuando ha paladeado todos estos sabores, sabe qué es la buena literatura, sin leer un solo manual.
La primera regla para el estudiante de literatura es aprender a distinguir los sabores diferentes. El mejor sabor es el de la madurez y la moderación, pero es el que más difícilmente logra un escritor. Entre la moderación y la chatura hay un margen delgadísimo.
El escritor cuyas ideas carecen de profundidad y originalidad, puede tratar de escribir en estilo sencillo y terminar por ser insípido. Sólo el pescado fresco puede ser cocido en su propio jugo; el pescado pasado debe tener la sazón de salsa de anchoas y mostaza y pimienta: cuanto más, mejor.
Un buen escritor es como la hermana de Yang Kueifei, que podía ir a ver al mismo Emperador sin polvo ni colorete. Todas las demás bellezas del palacio los requerían. Esta es la razón por la cual tan pocos escritores se atreven a escribir en lenguaje sencillo.
c) estilo Y PENSAMIENTO.
Lo que se escribe es bueno o malo, según su encanto y sabor, o carencia de encanto y sabor. Para este encanto no pueden fijarse reglas. El encanto surge de lo escrito como sube el humo del hornillo de una pipa, o se eleva una nube de la cima de una colina, sin saber adonde va. El mejor estilo es el de "las nubes flotantes y. las aguas fluentes", como la prosa de Su Tungp'o.
El estilo es un compuesto de lenguaje, pensamiento y personalidad. Algunos estilos están hechos exclusivamente de lenguaje.
Muy rara vez se encuentran pensamientos claros vestidos con lenguaje oscuro. Más a menudo se encuentran pensamientos oscuros expuestos claramente; este estilo es claramente oscuro.
Los pensamientos claros expresados en lenguaje oscuro son el estilo de un soltero empedernido. Nunca ha tenido que '• explicar nada a su esposa. Ejemplo: Manuel Kant. Hasta Samuel Butler se muestra a menudo tan raro.
El estilo del hombre está coloreado siempre por su "amante literario". Cada vez se le parece más en modos de pensar y en métodos de expresión. Esta es la única manera en que un principiante puede cultivar un estilo. Más avanzada la vida, uno encuentra el estilo propio, porque se encuentra a sí mismo.