Steph: ¡Oye, eso es infinitamente más interesante que lo que he hecho yo durante la semana, puedes creerme! ¿Y cómo está Alex? ¿Qué pinta tiene? Hace siglos que no le veo. ¡No sé ni si le reconocería!

Rosie: Está la mar de bien. Se le ha pegado un poco el acento americano por más que lo niegue. Pero sigue siendo el mismo Alex de siempre. Tan encantador como de costumbre. Me mimó de mala manera durante toda la semana, no me dejó pagar nada, me llevó a un sitio distinto cada noche. Fue agradable sentirse libre otra vez.

Steph: Eres libre, Rosie.

Rosie: Ya lo sé. Pero a veces no me siento libre. Allí me sentía como si no tuviera ninguna preocupación. Las cosas me parecían estupendas y fue casi como si todos los músculos del cuerpo se me relajaran en cuanto aterricé allí. No me había reído tanto en años. Me sentí como una veinteañera, Steph. Y eso no suele ocurrirme últimamente. Ya sé que seguramente te parecerá raro, pero me sentí como la Rosie que pude haber sido.

Me gustó no tener que vigilar a nadie mientras paseaba por la calle. No tuve los casi cincuenta ataques al corazón diarios que normalmente tengo cuando pierdo de vista a Katie o cuando se mete algo que no debe en la boca. No tenía que lanzarme apresuradamente al suelo para cogerla y evitar que algún coche la atropellara. Me gustó no tener que enfadarme con nadie, ni corregir la pronunciación de nadie, ni amenazar a nadie. Me gustó reírme de un chiste sin que me tiraran de la manga y me pidieran que lo explicara. Me gustó mantener conversaciones de adultos sin que me interrumpieran para que soltara exclamaciones de alegría y aplaudiera un baile estúpido o el uso de una palabra nueva. Me gustó ser sólo yo, Rosie, y no mamá; pensar sólo en mí, hablar de lo que me apeteciera, ir a donde quisiera sin tener que preocuparme de lo que Katie estuviera tocando o metiéndose en la boca, ni de sus berrinches por tener sueño. ¿No es espantoso?

Steph: No tiene nada de espantoso, Rosie. Sienta bien tener tiempo para ti misma, pero supongo que también te habrás alegrado de volver a ver a Katie, ¿no? Y dime, si todo era tan estupendo, ¿por qué has regresado tan pronto? Tenías previsto quedarte una semana más. ¿Ocurrió algo?

Rosie: No merece la pena comentarlo, la verdad.

Steph: Venga, Rosie. Siempre sé cuándo algo te tiene preocupada y puedes contarme lo que sea.

Rosie: Llegó el momento de irse y ya está, Steph.

Steph: ¿Acaso Alex y tú os peleasteis o algo por el estilo?

Rosie: No. Me da vergüenza explicarlo.

Steph: ¿Por qué? ¿Qué quieres decir?

Rosie: Nada, sólo que una noche me puse en ridículo.

Steph: No seas tonta. ¡Seguro que a Alex no le importó! Te ha visto ponerte en ridículo infinidad de veces.

Rosie: No, Steph, esta vez me puse en evidencia de una forma distinta. Créeme. No fue una de las gamberradas típicas de Alex y Rosie. Digamos que me arrojé a sus brazos y al día siguiente me moría de vergüenza.

Steph: ¿QUÉ? ¿Insinúas que…? ¿Me estás diciendo que Alex y tú…?

Capítulo 8

Rosie: ¡Cálmate, Stephanie!

Steph: ¡No puedo! ¡Esto es demasiado estrafalario! ¡Sois como hermanos! ¡Alex es como mi hermano pequeño! ¡No podéis hacerlo!

Rosie: ¡STEPHANIE! ¡NO LO HICIMOS!

Steph: Ah.

Steph: Pues entonces ¿qué ocurrió?

Rosie: Ahora no pienso contártelo, Doña Histerias.

Steph: ¡Deja de torearme y cuéntamelo de una vez!

Rosie: Vale, soy consciente de que fue una gran estupidez por mi parte y estoy profundamente avergonzada, así que no te pongas hecha una furia conmigo…

Steph: Continúa…

Rosie: Bueno, en realidad es mucho más inocente de lo que piensas, pero sigue siendo muy embarazoso. Le di un beso a Alex.

Steph: ¡Lo sabía! ¿Y qué pasó?

Rosie: Nada, que no me correspondió.

Steph: Vaya. ¿Y te importó?

Rosie: Lo que me tiene desasosegada es que sí. Me importó.

Steph: Oh, Rosie, lo siento mucho… pero estoy convencida de que Alex reaccionará. Probablemente se quedó de una pieza. ¡Seguro que siente lo mismo! ¡Qué emocionante! Siempre he pensado que algún día ocurriría algo entre vosotros.

Rosie: He estado tendida en la cama mirando al techo desde que llegué a casa, intentando entender lo que me ocurrió. ¿Perdí la cabeza y actué impulsivamente por culpa de algo que comí? ¿O fue algo que dijo Alex y que quizá malinterpreté? Estoy intentando convencerme de que no fue únicamente el silencio de ese instante lo que cambió mi corazón.

Al principio teníamos tanto que contarnos que hablábamos a más de cien palabras por segundo y cuando apenas habíamos escuchado el final de la frase del otro, ya habíamos pasado a la siguiente. Y nos reíamos. Nos reíamos mucho. Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?

Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba en Irlanda. Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si Alex estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo Alex, y aquél era el rostro de mi amigo íntimo Alex con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.

Steph: Caray. ¿Y qué te dijo?

Rosie: Nada.

Steph: ¿Nada?

Rosie: No. Absolutamente nada. Sólo me miró fijamente.

Steph: ¿Y entonces cómo sabes que él no sintió lo mismo?

Rosie: En ese preciso momento llegó Sally dando saltos. Habíamos estado esperándola para salir los tres por ahí. Estaba muy emocionada. Quería saber si Alex ya me había dado la buena noticia. Él no dio muestras de oírla la primera vez. Así que Sally chasqueó los dedos delante de nuestras caras. Entonces repitió: «Alex, cariño, ¿le has dado a Rosie la buena noticia?».

Alex se limitó a pestañear, de modo que Sally lo abrazó y me la dio ella misma. Van a casarse. Por eso volví a casa.

Steph: Oh, Rosie.

Rosie: Pero ¿qué diantre fue aquel silencio?

Steph: Suena como algo que me gustaría. Tuvo que ser bonito.

Rosie: Lo fue.

Phil: ¿Qué clase de silencio?

Alex: Un silencio extraño.

Phil: Ya, pero ¿qué quieres decir con «extraño»?

Alex: Insólito, fuera de lo común.

Phil: Ya, pero ¿fue bueno o malo?

Alex: Bueno.

Phil: ¿Y eso es malo?

Alex: Sí.

Phil: ¿Por qué?

Alex: Sally es mi prometida.

Phil: ¿Alguna vez has notado «el silencio» con ella?

Alex: A veces tenemos momentos de silencio…

Phil: Margaret y yo también. No siempre hay que hablar, ¿sabes?

Alex: Ya, pero ese silencio fue diferente, Phil. No fue sólo un silencio, fue…, bah, ¡yo qué sé!

Phil: Hostias, Alex.

Alex: Vale, vale. Estoy hecho un lío.

Phil: Muy bien, pues no te cases con Sally.

Alex: Pero es que la amo.

Phil: ¿Y qué pasa con Rosie?

Alex: No estoy seguro.

Phil: De acuerdo, pues no veo dónde está el problema. Si estuvieras enamorado de Rosie y poco seguro de Sally, sí que tendrías un problema. Cásate con Sally y olvida ese condenado silencio.

Alex: Como siempre, me has hecho ver las cosas con perspectiva, Phil.

Querida Rosie:

Siento mucho lo que ocurrió. No tenías por qué marcharte de Boston tan pronto, podríamos haber arreglado esto… Siento no haberte contado lo de Sally antes de que vinieras aquí, pero quise esperar a presentártela para que la conocieras. No quería contártelo por teléfono. Quizás hubiese sido mejor…

Por favor, no te distancies de mí. Hace semanas que no sé nada de ti. Fue maravilloso volver a verte… Escribe pronto, por favor.

Besos,

Alex

Para Alex, o mejor ¡para el doctor Alex!

¡ENHORABUENA!

DATE UNA BUENA PALMADA EN LA ESPALDA…

¡¡LO HAS CONSEGUIDO!!

¡SABÍAMOS QUE PODÍAS HACERLO!

¡¡Enhorabuena por tu licenciatura en Harvard, pedazo de genio!!

Sentimos no poder acudir, Te quieren, Rosie y Katie

Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX

Alex: ¡Rosie, quería que fueras la primera persona en saber que he decidido especializarme en cirugía cardiovascular!

Rosie: ¡Fantástico! ¿Está bien pagado?

Alex: Rosie, no es una cuestión de dinero.

Rosie: En mi tierra, todo es una cuestión de dinero. Probablemente porque no tengo un céntimo. Trabajar a tiempo parcial en Randy Andy Peperclip Co. no está tan bien remunerado como parece.

Alex: Bueno, pues en mi mundo la cuestión es cuántas vidas salvas. Así que dime, ¿qué te parece? ¿Apruebas el trabajo que he elegido?

Rosie: Hmmmm… Mi íntimo amigo, el cirujano cardiovascular. Tienes mi aprobación.

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Gracias!

La última vez que hablamos olvidé darte las gracias por la tarjeta de felicitación que me mandasteis tú y Katie. Es prácticamente lo único que me he traído al nuevo apartamento. Sally y yo nos mudamos hace unas semanas. Tú y Katie estáis invitadas a venir cuando queráis. ¡Sería el primer viaje en avión que haría Katie para visitar a su padrino en Boston! Hay un parque estupendo justo delante de casa y tiene un montón de juegos infantiles. A Katie le encantaría.

El apartamento es realmente pequeño, pero como hago guardias tan largas en el hospital apenas tengo tiempo de estar aquí. Tengo que cumplir otra condena a cadena perpetua en el Hospital Central de Boston antes de poder considerarme cirujano cardiovascular. Mientras tanto me pagan una miseria y trabajo como un burro todo el día.

En fin, ya basta de hablar de mí. Últimamente parece que no sepa hacer otra cosa. Por favor, escríbeme y cuéntame qué tal te van las cosas. No quiero que nada empañe nuestra amistad, Rosie.

Mantente en contacto,

Alex

Para Alex

¡Feliz Navidad!

Que estas fiestas estén llenas de amor y dicha para ti y los tuyos.

Con amor,

Rosie amp; kAtIe

Rosie amp; Katie: