El dictador depuesto se exilió inmediatamente a París, donde vivió unos meses solamente: allí murió el 16 de mayo de 1930, cuando faltaban unos días para que se cumpliera el primer aniversario de la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona. Cuatro años más tarde el propio Alfonso XIII abdicaba la Corona de España y partía al exilio. A estos acontecimientos siguieron otros igualmente importantes. De ellos algunos fueron jubilosos y otros aciagos; luego éstos y aquéllos fueron amalgamados por la memoria colectiva, acabaron formando en esa memoria una sola cosa, una cadena o pendiente que llevaba ineluctablemente a la guerra y a la hecatombe.

Después la gente al hacer historia opinaba que en realidad el año en que Onofre Bouvila desapareció de Barcelona la ciudad había entrado en franca decadencia.