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DÍA 13

08.00 Soy conducido a presencia del señor comisario. El señor comisario me notifica que mis compañeros de farra han prestado declaración mientras yo dormía la mona y que todos han coincidido en señalarme a mí como único elemento perturbador. Demostrada de este modo su inocencia, han sido puestos en libertad. A estas horas ya deben de estar nuevamente en la tasca, olvidados de mí. Experimento una sensación de desamparo tan grande que sin que intervenga en ello el deseo ni la voluntad me transformo en Paquirrín. El señor comisario me amonesta y luego ordena que me pongan en la calle. ¡Qué vergüenza y qué dolor de cabeza!

08.45 De regreso en la nave. No hay ningún recado en el contestador. Recarga energética, pijama.

13.00 Acabo de despertarme, muy aliviado. Desayuno frugal. Hoy no como. Leo de un tirón Tontolina de vacaciones, Tontolina en el internado y La puesta de largo de Tontolina.

15.00 Apagón. Algo falla en los generadores de la nave. Me doy una vuelta por la sala de máquinas para ver si localizo la avería. Aprieto botones y muevo palancas por si acierto a componer la cosa por pura casualidad, porque yo de mecánica no entiendo nada. Gurb era el que se encargaba de hacer funcionar y, en su caso, de reparar estas mierdas. En el recorrido descubro varias goteras, que consigno en pliego aparte.

16.00 He debido de tocar algo que no había de tocar, porque se extiende por la nave un hedor insoportable. Salgo al exterior y advierto que por error he invertido el funcionamiento de una de las turbinas. Ahora, en lugar de expulsar la energía resultante de la desintegración del cadmio y el plutonio, la turbina está succionando el alcantarillado del pueblo.

16.10 Adopto la apariencia (y virtudes) del almirante Yamamoto e intento achicar la nave con un cubo.

16.15 Renuncio.

16.17 Abandono la nave. Por si a Gurb se le ocurre volver durante mi ausencia, dejo esta nota enganchada en la puerta: Gurb, he tenido que abandonar la nave (con honor); si vienes, deja dicho dónde se te puede localizar en el bar del pueblo (señor Joaquín o señora Mercedes).

16.40 Me persono en el bar del pueblo. Le digo a la señora Mercedes (el señor Joaquín se está echando una siesta) que si viene un ser de la apariencia que sea , o incluso un ser sin apariencia alguna, preguntando por mí, que tome el recado. Yo iré viniendo. Más no puedo hacer.

17.23 Me traslado a la ciudad en un transporte público denominado Ferrocarril de la Generalitat. A diferencia de otros seres vivos (por ejemplo, el escarabajo de la col), que siempre se desplazan del mismo modo, los seres humanos utilizan gran variedad de medios de locomoción, todos los cuales rivalizan entre sí en lentitud, incomodidad y peste, aunque en este último apartado suelen resultar vencedores los pies y algunos taxis. El mal llamado metro es el medio que más utilizan los fumadores; el autobús, aquellas personas, por lo general de avanzada edad, que gustan de dar volteretas. Para distancias más largas existen los llamados aviones , una especie de autobuses que se propalen expulsando el aire de los neumáticos. De esta forma alcanzan las capas bajas de la atmósfera, donde se sostienen por le mediación del santo cuyo nombre figura en el fuselaje (Santa Teresa de Ávila, San Ignacio de Loyola, etcétera). En los viajes prolongados, los pasajeros del avión se entretienen mostrándose los calcetines.

18.30 Debo buscar un sitio para pasar la noche, porque nada me garantiza que no vayan a caer chubascos tormentosos como el de ayer. O pedrisco. Por otra parte, aunque el cielo se mantenga despejado, mi experiencia de las calles de la ciudad me indica ser de todo punto desaconsejable permanecer en ellas más tiempo del estrictamente necesario.

19.30 Llevo una hora recorriendo hoteles. No hay una habitación libre en toda la ciudad, porque, según me informan, se está celebrando un Simposio sobre Nuevas Formas de Rellenar los Pimientos del Piquillo, y han acudido expertos de todos los países.

20.30 Otra hora de búsqueda y cierta práctica en el arte de dar propinas me proporcionan habitación con baño y vistas a una obra pública de cierta envergadura. Con ayuda de un megáfono, el recepcionista me asegura que por la noche se interrumpirán los trabajos de perforación y derribo.

21.30 En un local cercano al hotel pido e ingiero una hamburguesa. Es un conglomerado de fragmentos procedentes de varios animales. Un análisis somero me permite reconocer el buey, el asno, el dromedario, el elefante (asiático y africano), el mandril, el ñu y el megaterio. También encuentro, en un porcentaje mínimo, moscardones y libélulas, media raqueta de badminton, dos tuercas, corcho y algo de grava. Acompaño la cena con una botella grande de Zumifot.

22.20 Regreso al hotel dando un paseo. La noche es tibia y perfumada. Temperatura, 21 grados centígrados; humedad relativa, 63 por ciento; brisa suave; estado de la mar, llana. Me meto en el bar del hotel en busca de compañía. En el bar está sólo el barman haciendo buches en la coctelera. Pido la llave y me recojo.

22.30 Me pongo el pijama. Veo un rato la televisión autonómica.

22.50 Me meto en la cama. Leo las memorias de don Soponcio Velludo, Cuarenta años en el catastro de Albacete.

24.00 Cesan los trabajos en la vía pública. Rezo mis oraciones y apago la luz. Todavía sin noticias de Gurb.

02.27 Sin causa aparente revienta el minibar. Dedico media hora a recoger botellines.

03.01 De resultas de los trabajos efectuados en la vía pública se ha producido un escape de gas. Los clientes del hotel somos evacuados por la escalera de incendios.

04.00 Reparada la avería, los clientes del hotel regresamos a nuestras habitaciones respectivas.

04.53 Se produce un incendio en las cocinas del hotel. Los clientes del hotel somos evacuados por la escalera principal, pues la escalera de incendios está envuelta en llamas.

05.19 Hace su aparición el cuerpo de bomberos. En un santiamén sofocan el incendio. Los clientes del hotel regresamos a nuestras habitaciones respectivas.

06.00 Las máquinas excavadoras entran en funcionamiento.

06.05 Liquido la cuenta del hotel y dejo libre la habitación. La ocupa un viajante de productos alimenticios que ha pasado la noche al raso. Me cuenta que la empresa a la que él representa ha conseguido criar pollos sin huesos , lo que los hace muy apreciados en la mesa, pero algo desgarbados cuando aún están vivos.