¿Quedaste contento? ¿te parece mucho un peso cincuenta por barajarte toda tu vida emérita? No, soy yo que te digo gracias a vos, y mandáme tus amigos, que sean todos como vos, alma que te me vas del cuerpo.
La Sota de Espadas pelada, ¿alguna perra se me murió pelada? la perra quemada tenía pelo, la carboncito, la cenicita, la Pelada o es una Mentira de pichona preñada que no está preñada, o es una Venganza, de alguna pichona mala… no, la bocha pelada está fría, el pelo no la tiene calentita a la bocha que está pelada, y la bocha fría no quiere a nadie, como el pichón, no se quiso quedar conmigo porque ése no quiere a nadie, ni a mí ni a las otras, parece sana la bocha pero está echada a perder, está toda podrida por dentro… es eso, la bocha estaba sana pero el diablo le hizo abrir la boca y le escupió adentro, la Sota estúpida no sabe que la escupida del diablo es pus… y se le cayó todo el pelo.
Romerías populares efectuadas el domingo 26 de abril de 1937 en el Prado Gallego, su desarrollo y derivaciones
Hora de apertura: 18:30 horas.
Precio de las entradas: caballeros un peso, damas veinte centavos.
Primera pieza bailable ejecutada por el conjunto «Los Armónicos»: tango «Don Juan».
Dama más admirada en el curso de la velada: Raquel Rodríguez.
Perfume predominante: el desprendido de las hojas de los eucaliptus que rodean al Prado Gallego.
Adorno lucido por mayor número de damas: cinta de seda colocada a modo de vincha realzando el enrulado permanente de la cabellera.
Flor elegida con mayor frecuencia por los caballeros para colocar en el ojal de su saco: el clavel.
Pieza bailable más aplaudida: vals «Desde el alma».
Pieza bailable de ritmo más rápido: pasodoble «El relicario».
Pieza bailable de ritmo más lento: habanera «Tú».
Momento culminante de la velada: durante la ejecución del vals «Desde el alma» la presencia de ochenta y dos parejas en la pista descubierta.
Alarma mayor sufrida por la concurrencia: golpe de viento a las 21:04 anunciando falsamente un posible chaparrón.
Señal para indicar la terminación de la velada: dos breves apagones de luces, a las 23:30.
Hora de cierre de las puertas: 23:45.
Dama más ilusionada de toda la concurrencia: Antonia Josefa Ramírez, también conocida como Rabadilla o Raba.
Acompañante de Raba: su mejor amiga, la mucama del Intendente Municipal.
Primera pieza bailada por Raba: ranchera «Mi rancherita», en pareja con el caballero Domingo Gilano, también conocido como Minguito.
Caballero que concurrió a las romerías con el propósito de irrumpir en la existencia de Raba: Francisco Catalino Páez, conocido también como Pancho.
Primera pieza bailada por Raba y Pancho: tango «El entrerriano».
Primera pieza bailada por Raba y Pancho con las mejillas juntas: habanera «Tú».
Bebidas consumidas por Raba y pagadas por Pancho: dos refrescos de naranja.
Condición impuesta por Pancho para hablarle de un asunto muy importante para ambos: acompañarla hasta la casa sin la presencia de su amiga.
Condición impuesta por Raba: acompañar primero a su amiga hasta la casa del Intendente, de donde procederían a casa del doctor Aschero ella y Pancho, solos.
Lugar designado por Raba para la conversación: la puerta de calle del domicilio del doctor Aschero.
Circunstancia que desagradó a Pancho: el hecho de que la casa del Intendente se hallase en la sección asfaltada y bien iluminada del pueblo, a sólo dos cuadras del domicilio del doctor Aschero, lejos ya de la zona de calles de tierra, arbolada y oscura en que se yergue el Prado Gallego.
Dama que quedó preocupada al ver alejarse a Raba en compañía de Pancho rumbo al domicilio del doctor Aschero: la mucama del Intendente Municipal.
Circunstancias atmosféricas que facilitaron el cumplimiento de los propósitos de Pancho: la temperatura agradable, apenas fresca, de 18 grados centígrados, y la falta de luna.
Circunstancia casual que facilitó dichos propósitos: el acercamiento de un perro vagabundo de aspecto temible que asustó a Raba y dio lugar a una muestra inequívoca de coraje por parte de Pancho, lo cual despertó en Raba una cálida sensación de amparo.
Otra circunstancia casual: la existencia de una obra en construcción en la vecindad, para llegar a la cual sólo hacía falta desviarse una cuadra de la ruta directa.
Asunto importante de que habló Pancho a Raba, como prometido: el deseo de estar en compañía de ella, deseo que según él lo obsesionaba noche y día.
Razón de que se valió Pancho para hacer pasar a Raba por la construcción de la Comisaría nueva: la necesidad de hablar un rato más, y no en la puerta de calle del domicilio del doctor Aschero, para evitar posibles maledicencias.
Pensamientos predominantes de Pancho frente a Raba en la oscuridad: pastizal, los yuyos que hay que cortar, va a venir el capataz, agarra la pala Pancho, corta el pasto con la azada, está oscuro y ni los gatos pueden vernos, Juan Carlos salta por el tapial que está al fondo, no se mete entre los yuyos, «cuando estés con una piba en donde nadie te ve, no te gastes en hablar, ¿eso para qué sirve? para que metas la pata», las raíces de los yuyos en la tierra rajada de la sequía, la tierra está polvorienta, de la mitad de la frente te sale este pelo duro, color tierra, a las raíces de los yuyos yo les pego un tirón y las arranco de raíz, una raíz peluda con terrones, no crece yuyo en la tosca, más lindo el pelo de la Raba que la raíz de los yuyos, se los puede acariciar, sin ningún terrón de tierra, qué limpita es la Raba, tiene los brazos marrones, las piernas más marrones todavía ¿tiene las piernas peludas? no, un poquito de pelusa, va a la tienda sin medias y si la tocan debe ser suavecita la carne de la Nené, ¿vos no te dejás besar? no sabe ni dar un beso, tiene un poco de bigote, patas negras cara negra, ¿le hago una caricita? suavecita pobre negra, los ladrillos se los paso al otro peón, los bajamos del camión de a dos ladrillos tres ladrillos se los paso y me raspan, son secos como la tosca, «hay que tomarle su impresión digital» y el dedo embadurnado en la libreta de enrolarse no marcaba, «usted no tiene ya impresiones digitales, se las comió el ladrillo», nada más que en el meñique, el dedo más haragán, te acaricio y sos lisita, «si vos no la atropellás, se va a creer que sos tonto», le voy a decir que la quiero bien de veras, a lo mejor se lo cree, que es linda, que me han dicho que es muy trabajadora, que le tiene la casa limpia a la patrona ¿qué más le puedo decir a una negra como esta? qué mansita que es la negra, ésta no sabe nada, me da pena aprovecharme, «si no le das el zarpazo…», se cree que yo la quiero, se cree que mañana ya me caso, el bigotito de la negra, una pelusa suave, yo me cargué más de dos cuadras la reja, yo si quiero te aprieto y te quiebro, mirá la fuerza que tengo, pero no es para pegarte, es para defenderte de los perros, qué mansita es mi negra, pero si te retobás estás perdida lo mismo, mirá la fuerza que tengo…
Pensamientos predominantes de Raba frente a Pancho en la oscuridad: la patrona no me ve, no se lo cuento a mi amiga, no bailé con los del Banco, no bailé con estudiantes, no bailé con los que usted me dice que nunca baile, Pancho no es de esos que después de noviar con las otras se aprovechan de sirvientas, bueno y trabajador, si la patrona me manda yo no me hago rogar, a la escoba la agarro con las dos manos y ya empiezo a barrer, con el plumero saco tierra de los muebles, con el trapo mojado y jabón voy repasando los pisos, el jabón y la batea en la pileta de lavar, él compró una entrada de un peso caballeros, qué fresca la naranjina, y yo entré como dama, y pagué veinte centavos, las chicas que van al baile aunque no sean más que sirvientas sacan entradas de dama, lo mismo que una empleada de tienda, o las chicas ayudantas de modista, o las señoritas que trabajan de maestra, él tiene callos en las manos, me hace cosquilla con esos callos tan duros ¡cómo le chumbó fuerte al perro! si un día el patrón se me quiere aprovechar yo corro y lo llamo a Pancho, se olvidó de ponerse ballenitas en el cuello, se le levantan las puntas, cuando lo vea otra vez le voy a dar ballenitas del patrón, ay qué linda cosquillita, qué besos fuertes que da, ¿será cierto que me quiere? me da carne de gallina después que me besa fuerte y me acaricia despacito…
Nuevos sentimientos experimentados por Raba la noche del 26 de abril de 1937 al despedirse de Pancho en la puerta de calle del domicilio del doctor Aschero: el deseo de ver aparecer a Pancho en alguna vereda oscura la noche siguiente, sin ballenitas en el cuello de la camisa para así poder colocarle ella las sustraídas al doctor Aschero.
Recorrido de las lágrimas de Raba: sus mejillas, su cuello, las mejillas de Pancho, el pañuelo de Pancho, el cuello de la camisa de Pancho, los yuyos, la tierra seca del pastizal, las mangas del vestido de Raba, la almohada de Raba.
Flores prematuramente marchitadas la noche del domingo 26 de abril de 1937, debido al brusco descenso de temperatura: los lirios blancos y las rosas mosqueta del jardín del doctor Aschero, y algunas flores silvestres crecidas en las cunetas de las afueras de Coronel Vallejos.
Insectos nocturnos no afectados: las cucarachas de la obra en construcción, las arañas de las telas tejidas entre ladrillos sin revoque y los cascarudos volando en torno a la lamparita colocada en el medio de la calle y perteneciente al alumbrado municipal.
Dr. Juan José Malbrán
Coronel Vallejos, Pcia. de Bs. As.
23 de agosto de 1937
Dr. Mario Eugenio Bonifaci
Hostal Médico «San Roque»
Cosquín, Pcia. de Córdoba
Respetado colega:
Ante todo le pido disculpas por mi demora en contestarle, debida créame al deseo de informarme mejor sobre el caso de Etchepare. Debo confesarle que no comprendo la reacción del muchacho, yo lo conozco desde que nació y lo consideraba de carácter fuerte, empecinado sí, pero siempre en su provecho. No sé por qué no obedece al tratamiento. El apuro en volver no sé tampoco a qué atribuirlo. Algún enredo de polleras puede ser la causa, no lo excluyo. Sólo recuerdo un detalle curioso al respecto: la gravedad del estado de Etchepare la conocí gracias a un anónimo mandado evidentemente por una mujer, la cual en letras de imprenta que traicionaban el pulso femenino me decía que Juan Carlos no quería venir a mi consultorio para que no se supiera que estaba mal, que en su presencia había escupido sangre y que yo debía alejar a Juan Carlos del contacto con los seres queridos, cosa que ellos no se animaban a expresar. Lo notable del anónimo es que proporcionaba un dato curioso, decía que Etchepare se sentía realmente mal entre una y tres de la mañana.