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— Por Dios, cuбnta paranoia. їDe verdad es necesaria?

— A veces. Tienen una profesiуn peligrosa. No los envidio.

— A mн me parece que eso de permanecer sentados observбndote es como tomar unas buenas vacaciones. Ya deben de estar muy bronceados.

— Lo peor de todo es permanecer sentado. Pueden hacerlo durante un aсo seguido, y actuar en cinco minutos de una importancia trascendental. Pero deben estar preparados para esos cinco minutos durante todo el aсo. La tensiуn es insostenible. Realmente, prefiero el ataque a la defensa.

— Todavнa no comprendo por quй alguien querrнa molestarte. Sуlo eres un oficial retirado que vive en la oscuridad. Debe de haber cientos como tъ, incluso de sangre Vor.

— Humm. — Йl habнa posado los ojos sobre el bote distante, evitando una respuesta, y luego se habнa levantado de un salto.

— Ven. Vamos a darle la buena noticia a papб.

Bueno, ahora Cordelia lo comprendнa. El conde Piotr la cogiу por el brazo y la llevу hasta el comedor, donde se dedicу a cenar mientras se interesaba por el ъltimo informe obstйtrico y le insistнa para que probase las frutas frescas que le habнa traнdo del campo. Ella comiу las uvas obedientemente.

Cuando el conde terminу de cenar y Cordelia se dirigнa al vestнbulo cogida de su brazo, oyу unas voces alteradas que provenнan de la biblioteca. Resultaba imposible captar las palabras, pero el tono era duro y cortante. Cordelia se detuvo, perturbada.

Un momento despuйs la supuesta discusiуn se interrumpiу, se abriу la puerta de la biblioteca y un hombre saliу de la habitaciуn. Cordelia vio a Aral y al conde Vortala por la rendija. El rostro de Aral estaba tenso, con los ojos llameantes. Vortala, un anciano consumido por los aсos, con una calva manchada y unos ralos cabellos blancos, estaba completamente ruborizado. Con un gesto brusco, el hombre llamу a su criado de librea, quien lo siguiу rбpidamente con el rostro pбlido.

El hombre brusco rondaba los cuarenta, calculу Cordelia. Tenнa el cabello oscuro y vestнa con elegancia al estilo de la clase superior. La frente y la mandнbula eran un poco prominentes, y tanto la nariz como el bigote tenнan problemas para destacarse. No era ni apuesto ni feo, y en otro momento se podrнa haber dicho que sus facciones eran fuertes. Ahora simplemente parecнa enfadado. Al encontrarse con el conde Piotr en el vestнbulo, el hombre se detuvo y lo saludу con un imperceptible movimiento de cabeza.

— Vorkosigan — murmurу. Se agachу en un brusco intento de reverencia que quiso expresar «buenas noches».

El conde inclinу la cabeza a modo de respuesta, alzando las cejas.

— Vordarian. — Su tono fue interrogante.

Los labios de Vordarian estaban tensos, y sus puсos se apretaban en un ritmo inconsciente junto con la mandнbula.

— No olvide mis palabras — gruсу -. Usted, yo, y cualquier otro hombre de valor en Barrayar, viviremos para lamentar el dнa de maсana.

Piotr frunciу los labios y lo mirу con cautela.

— Mi hijo no traicionarб a los de su clase, Vordarian.

— Usted tiene una venda en los ojos. — Su mirada se posу sobre Cordelia con gran frialdad, sin detenerse lo suficiente como para convertirla en un insulto. Con un gran esfuerzo, moviу apenas la cabeza a modo de saludo, se volviу y saliу por la puerta principal con el criado pisбndole los talones.

Aral y Vortala salieron de la biblioteca. Aral se dirigiу al vestнbulo, donde permaneciу con la vista fija en la oscuridad, a travйs de los paneles de cristal que flanqueaban la puerta. Vortala posу una mano sobre su brazo.

— Dйjalo ir — aconsejу -. Podremos vivir sin su voto maсana.

— No pensaba salir corriendo tras йl — — le replicу Aral -. De todos modos, la prуxima vez reserva tu ingenio para quienes tengan cerebro suficiente como para apreciarlo, їquieres?

— їQuiйn era ese sujeto furibundo? — preguntу Cordelia, tratando de animar el ambiente.

— El conde Vidal Vordarian. — Aral regresу de la puerta y logrу esbozar una sonrisa en su honor -. El conde comodoro Vordarian. Yo trabajaba con йl de vez en cuando cuando estaba en el estado mayor. Ahora encabeza el segundo partido mбs conservador de Barrayar; no son los lunбticos que quieren regresar a la Era del Aislamiento, pero podrнa decirse que, segъn ellos, cualquier cambio serб para peor. — Dirigiу una mirada furtiva al conde Piotr.

— Su nombre se mencionaba con frecuencia en las especulaciones sobre la prуxima regencia — comentу Vortala -. Yo mбs bien dirнa que ha estado pensando en ocupar el puesto. Ha hecho grandes esfuerzos para ganarse a Kareen.

— Tenнa que haberse esforzado para ganarse a Ezar — seсalу Aral secamente -. Bueno tal vez cambie de parecer durante la noche. Vuelve a intentar un acercamiento por la maсana, Vortala… y esta vez trata de ser un poco mбs humilde, їde acuerdo?

— Hacer mimos al ego de Vordarian significarнa un trabajo de jornada completa — gruсу Vortala -. Pasa demasiado tiempo estudiando su бrbol genealуgico.

Aral asintiу con un gesto.

— No es el ъnico.

— Йl cree que sн — replicу Vortala.