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No hubo coronaciуn propiamente dicha para el niсo emperador. En lugar de ello se dedicaron varios dнas a recoger juramentos de ministros, condes, familiares y otras personas en las cбmaras del Consejo. Vorkosigan tambiйn recibiу juramentos, y con cada uno parecнa soportar una carga mayor, como si tuviesen peso fнsico.

El muchacho, siempre acompaсado por su madre, lo soportу bien. Kareen se asegurу de que los hombres ocupados e impacientes que llegaban a la capital para cumplir con su obligaciуn respetasen los horarios de descanso del niсo. Poco a poco, Cordelia se fue dando cuenta de lo peculiar que era el sistema gubernamental de Barrayar, con todas sus costumbres tбcitas y que, a pesar de todo, parecнa funcionar para ellos. Ellos lo hacнan funcionar. Simular la existencia de un gobierno. Tal vez en el fondo, todos los gobiernos eran ficciones consensъales.

Cuando finalizaron las ceremonias, Cordelia pudo comenzar a establecer una rutina domйstica en la Residencia Vorkosigan. Aunque realmente no habнa gran cosa que hacer. Casi todos los dнas su marido se marchaba al alba, acompaсado por Koudelka, y regresaba despuйs del anochecer para cenar algo rбpido y encerrarse en la biblioteca, o mantener reuniones allн, hasta la hora de acostarse. Cordelia se dijo que esto era porque era el principio. Llegarнa a asentarse con la experiencia y se tornarнa mбs eficiente. Recordaba su primer viaje como comandante de una nave en Estudios Astronуmicos Betaneses, no hacнa mucho, y sus primeros meses de nerviosa preparaciуn. Mбs adelante, las tareas se habнan vuelto automбticas y luego casi inconscientes, y su vida personal habнa vuelto a emerger. Lo mismo ocurrirнa con la de Aral. Ella aguardу con paciencia, sonriendo cada vez que lo veнa.

Ademбs, ella tenнa un trabajo. Gestar. Era una tarea de bastante nivel a juzgar por los cuidados que recibнa de todos, desde el conde Piotr hasta la doncella de cocina, quien le llevaba bocados nutritivos a todas horas. No habнa recibido tantas atenciones ni siquiera cuando regresу de una misiуn exploratoria de un aсo, con un rйcord de cero accidentes. En Barrayar parecнan alentar la reproducciуn con mбs entusiasmo que en Colonia Beta.

Una tarde, despuйs de comer, se echу en un sofб con los pies levantados en un patio sombreado entre la casa y el jardнn trasero, y reflexionу sobre las diferentes costumbres reproductivas. La gestaciуn en rйplicas uterinas, en matrices artificiales, parecнa desconocida allн. En Colonia Beta habнa tres gestaciones de este tipo por cada una en el vientre materno, pero una gran cantidad de personas todavнa defendнan las ventajas del antiguo mйtodo natural. Cordelia nunca habнa detectado ninguna diferencia entre los dos sistemas, y tampoco habнa visto que causasen ningъn efecto en el desarrollo normal de las personas. Su hermano habнa sido gestado en el vientre materno y ella en una matriz artificial; la co-progenitora de su hermano habнa elegido el primer mйtodo para sus dos hijos, y se vanagloriaba de ello.

Cordelia siempre habнa supuesto que cuando llegase el momento, harнa que su hijo comenzase a gestarse en una rйplica al iniciar una misiуn exploratoria. De ese modo estarнa listo y aguardando a ser cobijado en sus brazos para cuando ella regresase. Suponiendo que regresase… siempre existнa ese peligro cuando se salнa a explorar lo desconocido. Y suponiendo, ademбs, que lograse identificar a un co-progenitor dispuesto a pasar por las pruebas fнsicas, psicolуgicas y econуmicas, y a tomar el curso que lo habilitarнa para recibir su licencia de padre.

Aral serнa un co-progenitor excelente, estaba segura. Si alguna vez aterrizaba de las alturas de su nueva posiciуn. Seguramente los primeros ajetreos debнan de estar a punto de terminar. Serнa una larga caнda, sin ningъn sitio donde tocar suelo. Aral era su puerto seguro, si йl caнa primero. Con un violento esfuerzo, Cordelia desviу sus pensamientos hacia canales mбs positivos.

Tambiйn estaba la cuestiуn del tamaсo de la familia; йse era un tema que fascinaba a los barrayareses. No existнan lнmites legales aquн, no habнa que conseguir ningъn certificado, nadie ponнa obstбculos a la posibilidad de un tercer hijo; resumiendo, no habнa ninguna regla al respecto. En la calle habнa visto a una mujer seguida por cuatro hijos, y nadie la miraba siquiera. Cordelia habнa extendido sus pretensiones de dos a tres hijos, sintiйndose deliciosamente pecadora, hasta que conociу a una mujer con diez retoсos. їCuatro tal vez? їSeis? Vorkosigan serнa capaz de afrontarlo. Cordelia agitу los pies y se acurrucу entre los cojines, flotando en una nube atбvica de voracidad genйtica.

Segъn Aral, la economнa de Barrayar era muy prуspera a pesar de las pйrdidas sufridas en la ъltima guerra. En esta ocasiуn la superficie del planeta no habнa sufrido ningъn daсo. El terramorfismo del segundo continente abrнa nuevas fronteras cada dнa, y cuando Sergyar, el nuevo planeta, estuviese listo para la colonizaciуn, el efecto se triplicarнa. Faltaba mano de obra en todas partes, y los salarios subнan. Se consideraba que en Barrayar faltaba poblaciуn. Vorkosigan decнa que la situaciуn econуmica era un obsequio de los dioses, en un sentido polнtico. Cordelia pensaba lo mismo, pero por motivos mбs personales: multitudes de pequeсos Vorkosigan…

Podнa tener una hija. No sуlo una, sino dos… Ўhermanas! Cordelia nunca habнa tenido una hermana. La esposa del capitбn Vorpatril tenнa dos, segъn le habнa dicho.

Cordelia habнa conocido a la seсora Vorpatril en una de las raras veladas polнtico-sociales en la Residencia Vorkosigan. El personal de la casa habнa organizado y asistido al evento. Cordelia sуlo habнa tenido que presentarse apropiadamente vestida (habнa adquirido mбs ropa), sonreнr mucho y mantener la boca cerrada. Lo que hizo fue escuchar fascinada, tratando de comprender aъn mбs acerca de cуmo funcionaban las cosas allн. Alys Vorpatril tambiйn estaba embarazada. Lord Vorpatril las habнa presentado para luego marcharse rбpidamente. Naturalmente, hablaron de la experiencia que ambas compartнan. La seсora Vorpatril se habнa quejado mucho por las molestias que estaba sufriendo. Cordelia decidiу que ella debнa de ser afortunada; la medicina para evitar las nбuseas, la misma fуrmula quнmica que utilizaban en casa, funcionaba bien, y ella sуlo se sentнa cansada, no por el peso del bebй, que aъn era diminuto, sino por la sorprendente carga metabуlica «Orinar para dos», tal como lo describнa Cordelia. Bueno, despuйs de haber estudiado matemбtica espacial de espacio cinco, їtan difнcil podнa ser la maternidad?

Sin considerar las horribles historias obstйtricas susurradas por Alys, por supuesto. Hemorragias, ataques, problemas de riсуn, lesiones en el parto, interrupciуn del aporte de oxнgeno al cerebro del feto, criaturas cuyas cabezas habнan crecido mбs allб del diбmetro pйlvico y trabajos de parto espasmуdicos que habнan causado la muerte tanto de la madre como del niсo… Las complicaciones mйdicas sуlo constituнan un problema si el momento del parto encontraba a la mujer sola en un lugar aislado, y con el tropel de guardias que la rodeaban resultaba bastante difнcil que eso le ocurriese a ella. їBothari como comadrona?, pensу con un estremecimiento.

Cordelia se girу en el sillуn del jardнn y frunciу el ceсo. Ah, la primitiva medicina de Barrayar. Era cierto que las madres habнan parido durante cientos de miles de aсos, antes de que comenzaran los vuelos espaciales, con menos ayuda de la que habнa allн. De todos modos, no podнa evitar preocuparse.

Tal vez deberнa ira casa para el parto.

No. Ahora era una barrayaresa, y habнa prestado juramento como el resto de los lunбticos. El viaje demoraba dos meses. Y ademбs, hasta donde ella sabнa, allн todavнa estaba pendiente una orden de arresto contra ella, acusбndola de deserciуn militar, sospecha de espionaje, fraude, violencia… probablemente habнa hecho mal al tratar de ahogar en su acuario a aquel estъpido psiquiatra del ejйrcito. Cordelia suspirу al recordar su apresurada partida de la Colonia Beta. їSe limpiarнa su nombre alguna vez? No, mientras los secretos de Ezar se mantuviesen guardados en cuatro cabezas, desde luego.

No. Colonia Beta estaba cerrada para ella, la habнa expulsado. Barrayar no tenнa ningъn monopolio en lo que se referнa a estupidez polнtica, de eso estaba segura. Podrй arreglбrmelas en Barrayar. Junto a Aral. Por supuesto que sн.

Era hora de entrar. El sol le estaba produciendo un ligero dolor de cabeza.