¿Oyes mi corazón, Prudencia? Me golpea en la boca como si llamara a una puerta. Dile al médico que me mire la garganta, porque es muy raro que yo sienta ahí el corazón. Acércate. ¿Lo ves tú? No me deja respirar. Va cada vez más deprisa y, a veces, se para en seco y me parece que me voy a caer. No sé qué es más angustioso. Este ahogo. La carrera. El vértigo. La caída. Ponme en el suelo. Quiero estar cerca de la tierra. Prudencia, Prudencia, escúchame, ponme en el suelo. Quítame el suero. Dile al médico que me mire la boca, porque sigue ahí el corazón y no me deja dormir. Quiero dormir. Diles que me dejen dormir. Pero en el suelo, que me dejen dormir en el suelo.

Dame la mano, que me voy a caer.