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– Dime que me amas. -Cuando ella vaciló, él pinchó la piel de su cuello con la punta de la hoja. Su sangre brotó y se deslizó por el brillante metal. -Dilo.

– Sus descuidados pechos, tan diferentes a los de Jennifer, se movían de arriba abajo.-Yo…yo te amo.

Él cerró sus ojos. La voz era totalmente equivocada.

Esto no le daba lo que necesitaba.

La cólera de O se elevó a un nivel incontrolable.

Capítulo 16

Rhage levantó la pesa sobre su pecho, mostrando sus dientes, moviendo su cuerpo, el sudor escurriéndole.

– Van diez. – le dijo Butch.

Rhage puso la carga sobre el soporte, escuchando el gemido de la cosa cuando los pesos crujieron y cayeron.

– Pon otros cincuenta.

Butch se inclinó sobre la barra. -Pusiste cinco-veinticinco ahí ya, hombre.

– Y necesito otros cincuenta.

Los ojos color de avellana se estrecharon. -Tranquilo, Hollywood. Quieres un fragmento de tus pectorales, es asunto tuyo. Pero no me quites la cabeza.

– Lo siento. -Él se levantó y sacudió sus ardientes brazos. Eran las nueve de la mañana y llevaba en el cuarto de pesas desde las siete. No había ninguna parte de su cuerpo que no ardiera, pero dejarlo estaba bastante lejos. Aspiraba a la clase de agotamiento físico que le fuera al interior del hueso.

– ¿Aún están todos allí?- Refunfuñó él.

– Déjame que te apriete las sujeciones. De acuerdo, luego te largas.

Rhage se echó, levantó las pesas del soporte y lo dejó descansar sobre su pecho. Ordenó su respiración antes de levantar el peso.

Apartar. Seguir.

Apartar. Seguir.

Apartar. Seguir.

Controló la carga hasta las dos últimas, cuando Butch dio un paso y lo divisó.

– ¿Has terminado? -Butch le preguntó cuando le ayudó a colocar la barra sobre el soporte.

Rhage se sentó jadeando, descansando sus antebrazos sobre sus rodillas. – Una repetición más después de este descanso.

Butch llegó de frente, retorciendo la camisa que había encontrado en una cuerda. Gracias a todos los levantamientos que habían estado haciendo, el pecho y los músculos de los brazos se habían agrandado y él no era muy pequeño para empezar. No podía levantar la clase de hierro que levantaba Rhage, pero para ser un humano, el tipo era como un buldog.

– Estás de alguna manera en forma, poli.

– Aw, vamos, ahora. -Le sonrió Butch. -No permitas que la ducha que tomamos se te suba a la cabeza.

Rhage le tiró una toalla al macho. -Sólo enfoca para que desaparezca tu barriga cervecera.

– Esto es un recipiente escocés. Y no lo evito. -Butch puso una mano sobre sus abdominales. -Ahora, dime algo. ¿Por qué estás golpeando esta mierda sobre ti desde esta mañana?

– ¿Tienes mucho interés en que hablemos sobre Marissa?

La cara del humano se tensó.-No particularmente.

– Entonces entenderás si no tengo mucho que decir.

– Las oscuras cejas de Butch se elevaron.- ¿Tienes una mujer? Algo como ¿una mujer en concreto?

– Pensaba que no íbamos a hablar de mujeres.

El poli cruzó los brazos y frunció el ceño. Era como si valorara una mano de blacjack e intentara decidir si tenía que dar otra mano.

– Habló rápido y fuerte. -Lo tengo mal con Marissa. No quiere verme. He aquí, toda la historia. Ahora háblame sobre tu pesadilla.

Rhage tuvo que reír. -La idea de que no soy el único que patina es un alivio.

– Esto no me dice nada. Quiero detalles.

– La mujer me echó de su casa esta mañana temprano después de trabajarme el ego.

– ¿Qué tipo de hacha usó?

– Una comparación poco grata entre un canino y yo.

– Ouch. -Butch giró la camisa en otra dirección. -Y naturalmente, te mueres por verla otra vez.

– Bastante.

– Eres patético.

– Lo sé.

– Pero casi puedo vencerlo. -El poli sacudió la cabeza. -La noche pasada, yo…ah…conduje hasta la casa del hermano de Marissa. No se como el Escalade llegó allí. Yo creo, que la última cosa que necesito es correr hacia ella, ¿me sigues?

– Déjame adivinar. Esperaste por los alrededores con la esperanza de coger un…

– En los arbustos, Rhage. Me senté en los arbustos. Debajo de la ventana de su habitación.

– Wow. Eso es…

– Sí. En mi antigua vida me podría haber detenido por acechar. Mira, tal vez deberíamos cambiar de tema.

– Gran idea. Termina de ponerme al día sobre el hombre civil que escapó de los lessers.

Butch se apoyó contra la pared, cruzando los brazos sobre su pecho y estirándolos para desperezarse. -Entonces Phury habló con la enfermera que lo cuidó. El tipo parecía algo ido, pero logró decirle que ellos le preguntaban sobre los vosotros los hermanos. Donde vivís. Como os movéis. La víctima no dio una dirección concreta dónde lo habían trabajado, pero tiene que ser algún lugar del centro, por que es donde lo encontraron y Dios sabe que no podía haber ido muy lejos. Ah y el mascullaba las letras. X.O.E.

– Así es como los lessers se denominan así mismos.

– Pegadizo. Muy 007. -Butch trabajó su otro brazo, su hombro crujió. – De todos modos, le quité la cartera un lesser que había sido colgado en aquel árbol y Tohr se acercó al lugar del tipo. Había sido limpiado a fondo, como si supieran que él se había ido.

– ¿Estaba el tarro allí?

– Tohr dijo que no.

– Entonces ellos definitivamente habían ido.

– ¿Qué hay dentro de esas cosas de todos modos?

– El corazón.

– Repugnante. Pero mejor que otras partes de la anatomía, considerando que alguien me dijo que ellos no pueden despertarlo. -Butch dejó caer sus brazos y aspiró entre dientes, un poco de ruido pensador liberado de su boca. -Ya sabes, esto comienza a tener sentido ¿Recuerdas a aquellas prostitutas muertas que estuve investigando en los callejones traseros este verano? ¿Esas con señales de mordeduras en sus cuellos y heroína en su sangre?

– Las novias de Zsadist, hombre. Esta es la manera que él se alimenta. Sólo humanos, aunque cómo él sobrevive con la sangre tan débil, es un misterio.

– Él dijo que no lo había hecho.

Rhage hizo rodar sus ojos. -¿Y tú le crees?

– Pero si nosotros le tomamos la palabra- Hey, solo sígueme la corriente, Hollywood. Si le creemos, entonces tengo otra explicación.

– ¿Cuál es?

– Un cebo. ¿Si quisieras secuestrar a un vampiro, cómo lo harías? Ponle la comida, hombre. Ponla, espera hasta que venga uno, drógalo y llévatelo a dónde quieras. Encontré dardos en las escenas, de la clase con la que tranquilizarías un animal.

– Jesús.

– Y escucha esto. Esta mañana he escuchado el escáner de la policía. Otra prostituta ha sido encontrada muerta en un callejón, cerca de donde murieron las demás. Yo entré sin autorización por V en el servidor de la policía, y el informe ponía que su garganta había sido rebanada.

– ¿Le has dicho a Wrath y a Thor todo esto?

– No.

– Deberías.

– El humano cambió de lugar. -No se cuan implicado puede estar, ¿sabes? He pensado, que no quiero meter mi nariz dónde no debería estar. No soy uno de vosotros.

– Pero estás con nosotros. O al menos es lo que dijo V.

Butch frunció el ceño. -¿Lo dijo?

– Sí. Es por lo que te trajimos aquí con nosotros en vez de…bien, tú sabes.

– ¿Ponerme bajo tierra? El humano hizo media sonrisa.

Rhage se aclaró la garganta. -No cualquiera de nosotros hubiera disfrutado con ello. Bien, excepto Z. En realidad, no, él no disfruta con nada…La verdad es, poli, que tienes la clase cultivada sobre…

La voz de Tohrment lo cortó. – ¡Jesucristo, Hollywood!

El hombre entró en el cuarto de pesas como un toro. Y de toda la Hermandad, él los encabezaba. Entonces alguna cosa estaba encendida.

– ¿Qué pasa, mi hermano? -Preguntó Rhage.

– Tengo un pequeño mensaje para ti en mi buzón general. De aquella humana, Mary. -Thor plantó sus manos sobre sus caderas, echando el tórax hacia delante. -¿Por qué demonios ella te recuerda? ¿Y cómo es que tiene nuestro número?