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Un ejemplo de la culta vida social que existía en el siglo III antes de nuestra era, hacia el final de este período, puede darlo el relato de cómo cierto estudioso llamado Li Yüan consiguió presentar su culta hermana a la corte de un rico patrono en el Reino de Ch'u. El patrono a su vet logró para esta niña el favor del Rey, lo cual fue eventualmente la causa de la destrucción del Reino de Ch'u por el ejército conquistador del Primer Emperador de Ch'in, que unió al Imperio Chino.

Vivió antaño Li Yüan, que servía como subordinado al Príncipe Ch'unshen, el Primer Ministro del Rey de Ch'u. Li tenía una hermana de nombre Nühuan, que le habló un día:

– He sabido que el Rey no tiene heredero. Si me presentas al Primer Ministro, por su intermedio podré ver al Rey.

– Pero el Primer Ministro es un alto funcionario -respondió el hermano-. ¿Cómo me atreveré a mencionarle tal cosa?

– No tienes más que ir a verle -dijo la hermana- y decirle que tienes que volver a casa porque ha llegado un noble huésped. Entonces te preguntará quién es ese noble huésped, y puedes responderle que tienes una hermana, que el Primer Ministro del Reino de Lu ha oído hablar de la reputación que goza y ha enviado un delegado a pedírtela, y que un mensajero de tu casa acaba de traerte la noticia. Entonces te preguntará qué sabe hacer tu hermana. Y le responderás que sé tocar el ch'in, que sé leer y escribir, y que domino los clásicos. Seguro es que me enviará a buscar en esa forma.

Li prometió hacer como se le pedía y a la mañana siguiente, después de ver al Primer Ministro, le dijo:

– Un mensajero de casa me dice que hay un noble huésped de un país distante, y debo regresar para recibirle.

El Primer Ministro Ch'unshen le preguntó entonces, en efecto:

– ¿Quién es ese noble huésped de un país distante? Y Li respondió:

– Yo tengo una hermana, y el Primer Ministro del Reino de Lu ha sabido de su reputación y ha enviado un delegado para pedirla.

– ¿Puedo verla?-preguntó el Primer Ministro-. Pídele que vaya a verme en el Pabellón Li.

– Sí, señor-respondió Li, y regresó y dijo a su hermana que el Primer Ministro la esperaba la noche siguiente en el Pabellón Li.

– Debes ir tú primero, a fin de estar allí cuando yo llegue -dijo la doncella.

El Primer Ministro llegó a su hora y pidió ver a Nühuan. Le fue presentada y todos bebieron mucho.

Nühuan tocó el ch'in y antes de que terminara su canción, el Primer Ministro estaba grandemente complacido, y le pidió que _ permaneciera allí toda la noche…

He ahí el ambiente social de damas cultas y sabios desocupados que produjo para nosotros el primer congreso importante de la prosa en China. Había damas que sabían conversar y leer y escribir y tocar un instrumento musical, que contribuían a esa mezcla particularmente ligera de motivos sociales, artísticos y literarios que se encuentra siempre en una sociedad donde participan a la vez hombres y mujeres. Era una sociedad indudablemente aristocrática por su carácter y su ambiente, porque resultaba difícil ver al Primer Ministro Ch'unshen, pero cuando supo de una dama que podía tocar un instrumento musical y dominaba los clásicos, insistió en verla. Era esta, pues, la vida de ociosidad que vivieron los primeros sofistas y filósofos chinos. Los libros de esos primeros filósofos chinos no fueron más que el resultado de las calmosas conversaciones entre estos sabios.

Es claro que solamente en una sociedad donde hay ocio puede producirse el arte de la conversación, y es igualmente claro que solamente cuando hay un arte de la conversación pueden darse buenos ensayos familiares. En general, el arte de la conversación y el arte de escribir buena prosa llegaron comparativamente tarde en la historia de la civilización humana, porque la mente humana tuvo que desarrollar cierta sutileza y ligereza de toque, y esto sólo fue posible en una vida de ocio. Estoy muy bien advertido de que hoy, desde el punto de vista de los comunistas, gozar ratos de ocio o pertenecer a la odiada clase ociosa es ser contrarrevolucionario, pero estoy muy convencido de que la meta del verdadero comunismo y el socialismo es que todas las personas sean capaces de gozar ocios, o que el goce del ocio se haga general. Por lo tanto, el goce del ocio no puede ser pecado, pero por otra parte el progreso de la cultura misma depende de un inteligente empleo del ocio, del cual la conversación es sólo una forma. Los hombres de negocios que están ocupados el día entero y se marchan a la cama inmediatamente después de comer, para roncar como vacas, no han de contribuir mucho a la cultura.

A veces este "ocio" es forzoso y no se produce porque uno ' lo busque. De todos modos, muchas grandes obras de la literatura se han producido en un ambiente de ocio forzoso. Cuando vemos un genio literario de gran porvenir, que dispersa su energía en inútiles fiestas sociales o escribe ensayos sobre la política del momento, lo mejor y lo más bondadoso que podemos hacer por él es encerrarle en una celda. Porque debemos recordar que el Rey Wen escribió en la prisión su Libro de los cambios, una obra clásica de filosofía sobre los cambios de la vida humana, y Ssema Ch'ien escribió en la cárcel su obra maestra Shihchi (convencionalmente llamada Shiki), la mejor historia que se ha escrito jamás en chino. A veces los autores veían vencidas sus ambiciones de tener una carrera política, o la situación política era demasiado decepcionante, y se producían entonces grandes obras literarias o de arte. Esta es la razón por la cual tuvimos tan grandes pintores Yüan y dramaturgos Yüan durante el régimen mongol, y tan grandes pintores como Shih T'ao y Pata Shan jen durante el comienzo de la conquista mancha de China. El patriotismo en la forma de un sentido de cabal humillación bajo un régimen extranjero hizo posible su total devoción al arte y la cultura. Shih T'ao es indudablemente uno de los más grandes pintores que ha producido China, y el hecho de que no se le conozca en general en Occidente se debe a un accidente y a que los emperadores manchúes no querían dar crédito a los artistas que no simpatizaban con su régimen. Otros grandes escritores que habían fracasado en el examen imperial comenzaron a sublimar su energía y dedicarse a la creación, como fue el caso de Shih Naian que nos legó Todos los hombres son hermanos, y P'u Liuhsien que nos dejó Extraños relatos desde un estudio chino.

Tenemos en el prefacio de Todos los hombres son hermanos, atribuido a Shih, una de las más deliciosas expresiones del placer de la conversación entre amigos:

Cuando todos mis amigos se reúnen en mi casa hay dieciséis personas en total, pero rara es la vez que vienen todos. Pero, salvo en días de lluvia o tormenta, es también rara la vez que no venga ninguno. Casi todos los días tenemos seis o siete personas en casa, y cuando llegan no empiezan a beber inmediatamente; toman un sorbo cuando quieren y luego dejan de tomarlo cuando quieren, porque consideran que el placer consiste en la conversación y no en el vino. No hablamos de la política de la corte, no solamente porque está fuera de nuestra debida ocupación, sino también porque a tal distancia la mayoría de las noticias se basan en cosas de oídas; las noticias de oídas no son más que rumores, y discutir rumores sería malgastar saliva. No hablamos tampoco de los defectos de la gente, porque la gente no tiene defectos, y no debemos calumniarla. No decimos cosas que ofendan a nadie y nadie se ofende;

en cambio, deseamos que la gente entienda lo que decimos, pero aun asi la gente no entiende lo que decimos. Porque las cosas de que hablamos yacen en lo hondo del corazón humano, y la gente del mundo está demasiado ocupada para oírlas.

En esta clase de estilo y con esta especie de sentimiento se produjo la gran obra de Shih, y fue posible tal cosa porque en aquel entonces se gozaba del ocio.