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– ¡Qué oral eres, Smith, siempre estás comiendo y bebiendo!

– Soy Buda Come-vacío -dije.

– ¿No es guapa de verdad? -preguntó Japhy.

– Psyche -dije-, este mundo es la película de todo lo que existe, es una película hecha del mismo material en todas partes y no pertenece a nadie, y es todo lo que existe. -¡Tonterías!

Corrimos por la playa. En una ocasión en que Japhy y Psyche se alejaron mucho y yo iba caminando solo silbando "Stella", de Stan Getz, una pareja de chicas muy guapas que estaba con unos amigos me oyeron y una de ellas se volvió v dijo:

– ¡Swing!

Había grutas naturales en la misma playa donde Japhy había celebrado grandes fiestas y organizado bailes con todos desnudos alrededor de una hoguera.

Luego llegaban los días de labor y se terminaban las fiestas y Japhy y yo barríamos la cabaña como viejos vagabundos limpiando el polvo de pequeños templos. Toda vía me quedaba algo de mi pensión del último otoño, en cheques de viaje, y cogí uno y fui al supermercado autopista abajo y compré harina de trigo y de maíz, azúcar, melaza, miel, sal, pimienta, cebollas, arroz, leche en polvo, pan, judías, guisantes, patatas, zanahorias, repollo, lechuga, café, cerillas de madera muy grandes para encender la lumbre y volví tambaleándome por la ladera hasta la colina con todo aquello y un par de litros de oporto. El pulcro y pequeño anaquel donde Japhy guardaba las reservas de alimentos, de repente quedó lleno de muchísima comida.

– ¿Qué vamos a hacer con todo esto? Tenemos que alimentar a tantos bikhus…

A su debido tiempo tuvimos a más bikhus de los que podíamos atender: el pobre borracho de Joe Mahoney, un amigo mío del año anterior, apareció y durmió tres días seguidos para recuperarse de otro pasón en North Beach y The Place. Le llevé el desayuno a la cama. Los fines de semana a veces había hasta doce amigos en la cabaña, todos discutiendo y dando voces y yo cogía harina de maíz y la mezclaba con cebolla picada y sal y agua y echaba cucharadas de la mezcla en una sartén al fuego (con aceite) proporcionando a todo el grupo tortas deliciosas para acompañar el té. En el Libro de los Cambios chino un año antes había echado un par de monedas para ver cuál era la predicción de mi futuro, y el resultado había sido: "Alimentarás a los demás."

Y, de hecho, me pasaba casi todo el tiempo de pie delante del fogón.

– ¿Qué significa que esos árboles y montañas de ahí fuera no sean mágicos sino reales?

– ¿Cómo? -decían.

– Significa que esos árboles y montañas de ahí fuera no son mágicos sino reales.

– ¿De verdad?

– ¿Qué significa que esos árboles y montañas de ahí fuera no sean en absoluto reales, sino mágicos? -seguía yo. -Bueno, venga ya…

– Significa que esos árboles y montañas no son en absoluto reales, sino mágicos.

– Bueno, ¿y qué pasa con eso? ¡Maldita sea!

– Pasa que vosotros preguntáis ¿y qué pasa con eso? ¡Maldita sea! -grité.

– ¿Y qué?

– Significa que preguntáis ¿y qué pasa con eso? ¡Maldita sea!

– Vamos, tío, ¿por qué no metes la cabeza en el saco de dormir y me traes café?

Siempre estaba preparando café en el fogón.

– ¡Corta ya! -gritó Warren Coughlin-. No hay quien te aguante.

Una tarde estaba sentado con unos niños en la hierba y me preguntaron:

– ¿Por qué es azul el cielo?

– Porque el cielo es azul.

– Quiero saber por qué es azul el cielo.

– El cielo es azul porque quieres saber por qué es azul el cielo.

– ¡Tonterías! -dijeron.

También había unos cuantos chavales que rondaban por allí y tiraban piedras al tejado de la cabaña, creyendo que estaba abandonada. Una tarde, en la época en que Japhy yvo teníamos un gatito negro, se acercaron sigilosamente a la puerta para mirar dentro. Justo cuando se disponían a abrir la puerta, la abrí yo con el gato negro en brazos y dije en voz muy alta:

– ¡Soy un fantasma!

Se atragantaron y me miraron y me creyeron y dijeron:

– Sí.

En seguida estaban al otro lado de la colina. Nunca volvieron a tirar piedras. Seguro que creyeron que yo era un brujo.

26

Se hacían planes para una gran fiesta de despedida a Japhy, unos cuantos días antes de que su barco zarpara rumbo a Japón. Pensaba hacer el viaje en un mercante japonés. Iba a ser la fiesta mayor de todas, y se extendería desde el tocadiscos de la sala de estar de Sean, hasta la hoguera del patio, la cima de la colina y todavía más lejos. Japhy y yo estábamos cansados de fiestas y no nos seducía la idea. Pero pensaba venir todo el mundo: todas las chicas, incluida Psyche, y el poeta Cacoethes, y Coughlin, y Alvah, y Princess, y su nuevo novio, y hasta el director de la Asociación Budista, Arthur Whane, con su mujer e hijos, y también el padre de Japhy, y por supuesto Bud, y parejas sin especificar de todas partes que traerían vino y comida y guitarras. Japhy dijo:

– Estoy cansado de estas fiestas. ¿Qué tal si tú y yo nos vamos a las pistas de Marin County después de la fiesta? Pasaremos unos cuantos días. Podemos coger las mochilas y dirigirnos a la zona de Potrero, Meadows o a Laurel Dell.

– ¡Estupendo!

En esto, de repente una tarde apareció Rhoda, la hermana de Japhy, con su prometido. Iba a casarse en la casa del padre de Japhy, en Mill Valley, con una gran recepción y todo. Japhy y yo estábamos sentados en la cabaña una tarde bochornosa, y de pronto, ella estaba en la puerta, delgada y rubia y preciosa, con su elegante novio de Chicago, un hombre muy guapo.

– ¡Caramba! -gritó Japhy, levantándose de un salto y besándola con un apasionado abrazo, que ella le devolvió de todo corazón. ¡Y cómo hablaron!

– Oye, ¿crees que resultará un buen marido?

– Lo será, lo he escogido con mucho cuidado, protestón. -Será mejor que lo sea o se las tendrá que ver conmigo. Luego, en plan de alarde, encendió un gran fuego y dijo:

– Así es como hacemos las cosas en esos montes de verdad del Norte.

Luego echó demasiado petróleo al fuego y se apartó; esperó como un niño travieso y ¡bruuum!: se oyó una gran explosión en el interior de la estufa y sentí claramente la sacudida al otro lado de la habitación. Estuvo a punto de irse todo al carajo. Luego le preguntó al pobre novio:

– Verás, ¿conoces algunas buenas posturas para la noche de bodas?

El pobre tipo acababa de hacer el servicio militar en Birmania y quería hablar de ese país, pero no consiguió meter baza. Japhy estaba más enloquecido que nunca y auténticamente celoso. Le invitaron a la elegante recepción y dijo: