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2 de febrero

No sé si hoy es el 2 de febrero o el 3. Puede que sea el 4 de febrero, tal vez incluso el 5 o el 6. Pero para mis propósitos lo mismo da. Éste es nuestro treno.

3 de febrero

Lupe me ha dicho que somos los últimos real visceralistas que quedan en México. Yo estaba tirado en el suelo, fumando, y me la quedé mirando y le dije no jales.

4 de febrero

A veces me pongo a pensar e imagino a Belano y a Lima cavando durante horas una fosa en el desierto. Después, al caer la noche, los veo alejarse de allí y perderse por Hermosillo, en donde abandonan el Camaro en una calle cualquiera. A partir de ese momento ya no hay imágenes. Sé que ellos pensaban seguir viaje en autobús hacia el DF, sé que ellos esperaban reunirse allí con nosotros. Pero ni Lupe ni yo tenemos ganas de volver. Nos veremos en el DF, dijeron. Nos veremos en el DF, dije yo antes de que los coches se separaran en el desierto. Nos dieron la mitad del dinero que les quedaba. Después, cuando estuvimos solos, yo le di la mitad a Lupe. Por si acaso. Ayer por la noche volvimos a Villaviciosa y dormimos en casa de Cesárea Tinajero. Busqué sus cuadernos. Estaban en un lugar bien visible, en la misma habitación en donde dormí la primera vez que estuve aquí. La casa no tiene luz eléctrica. Hoy desayunamos en uno de los bares. La gente nos miraba y no nos decía nada. Según Lupe, podríamos quedarnos a vivir aquí todo el tiempo que quisiéramos.

5 de febrero

Esta noche soñé que Belano y Lima dejaban el Camaro de Alberto abandonado en una playa de Bahía Kino y luego se internaban en el mar y nadaban hasta Baja California. Yo les preguntaba para qué querían ir a Baja California y ellos me contestaban: para escapar, y entonces una gran ola los ocultaba de mi vista. Cuando le conté el sueño, Lupe dijo que era una tontería, que no me preocupara, que Lima y Belano seguramente estaban bien. Por la tarde nos fuimos a comer al otro bar. Los parroquianos eran los mismos. Nadie nos ha dicho nada por estar ocupando la casa de Cesárea. A nadie parece importarle nuestra presencia en el pueblo.

6 de febrero

A veces pienso en la pelea como si fuera un sueño. Vuelvo a ver la espalda de Cesárea Tinajero como la popa de un buque que emerge de un naufragio de hace cientos de años. La vuelvo a ver arrojándose contra el policía y contra Ulises Lima. La veo recibiendo un balazo en el pecho. Finalmente la veo disparándole al policía o desviando la trayectoria del último disparo. La veo morir y siento el peso de su cuerpo. Después pienso. Pienso que tal vez Cesárea no tuvo nada que ver en la muerte del policía. Entonces pienso en Belano y en Lima, uno cavando una tumba para tres personas, el otro contemplando el trabajo con el brazo derecho vendado, y pienso entonces que fue Lima el que hirió al policía, que el policía se distrajo cuando Cesárea lo atacó y que Ulises aprovechó ese momento para desviar la trayectoria del arma y dirigirla contra el abdomen del policía. A veces, para variar, intento pensar en la muerte de Alberto, pero no puedo. Espero que los hayan enterrado junto con sus pistolas. O que hayan enterrado éstas en otro agujero del desierto. ¡Pero que en cualquier caso las hayan abandonado! Recuerdo que cuando metí el cuerpo de Alberto en el maletero revisé sus bolsillos. Buscaba el cuchillo con el que se medía el pene. No lo encontré. A veces, para variar, pienso en Quim y en su Impala, que probablemente nunca más verá. A veces me da risa. Otras veces no.

7 de febrero

La comida es barata. Pero aquí no hay trabajo.

8 de febrero

He leído los cuadernos de Cesárea. Cuando los encontré pensé que tarde o temprano los remitiría por correo al DF, a casa de Lima o de Belano. Ahora sé que no lo haré. No tiene ningún sentido hacerlo. Toda la policía de Sonora debe de ir tras las huellas de mis amigos.

9 de febrero

Volvemos al Impala, volvemos al desierto. En este pueblo he sido feliz. Antes de irnos Lupe dijo que podíamos regresar a Villaviciosa cuando quisiéramos. ¿Por qué?, le dije. Porque la gente nos acepta. Son asesinos, igual que nosotros. Nosotros no somos asesinos, le digo. Los de Villaviciosa tampoco, es una manera de hablar, dice Lupe. Algún día la policía atrapará a Belano y a Lima, pero a nosotros nunca nos encontrará. Ay, Lupe, cómo te quiero, pero qué equivocada estás.

10 de febrero

Cucurpe, Tuape, Meresichic, Opodepe.

11 de febrero

Carbó, El Oasis, Félix Gómez, El Cuatro, Trincheras, La Ciénega.

12 de febrero

Bamuri, Pitiquito, Caborca, San Juan, Las Maravillas, Las Calenturas.

13 de febrero

¿Qué hay detrás de la ventana?

Los detectives salvajes pic_22.jpg

Una estrella.

14 de febrero

Los detectives salvajes pic_23.jpg

¿Qué hay detrás de la

ventana?

Una sábana extendida.

15 de febrero

¿Qué hay detrás de la ventana?

Los detectives salvajes pic_24.jpg