Apenas terminada la experiencia piloto, las cuatro visitadoras y los colaboradores civiles Chupito, Chuchupe y Porfirio Wong embarcaron en Eva para regresar al centro logístico del río Itaya, en tanto que el capitán Pantoja partía en Dalila. Por más que el piloto dio seguridades a la denominada Chuchupe de que conduciría el aparato debidamente y de que no se repetirían los incidentes del día anterior, ésta se negó a volver en avión. Antes de abandonar Horcones, entre los aplausos y gestos reconocidos de clases y soldados, el capitán Pantoja agradeció al suscrito por las facilidades prestadas y por su contribución al éxito de la operación piloto del SVGPFA y le indicó que esta experiencia, muy provechosa para él, le permitiría perfeccionar y programar en todo detalle el sistema de trabajo, control y desplazamientos del Servicio de Visitadoras.

Sólo queda por someter a la consideración de la superioridad, junto con este informe que ojalá le sea útil, la solicitud firmada por los cuatro suboficiales del Puesto de Horcones para que en lo venidero se permita también ser usuarios del SVGPFA a los mandos Intermedios, lo que tiene recomendación favorable del suscrito, debido al buen efecto psicológico y físico que la experiencia está demostrando haber tenido en clases y soldados.

Dios guarde a Usted.

Firmado:

alférez ALBERTO SANTANA,

jefe del Puesto de Horcones, sobre el río Napo

16 de septiembre de 1956

ADMINISTRACIÓN, INTENDENCIA Y SERVICIOS VARIOS DEL EJÉRCITO

DEPARTAMENTO DE CONTABILIDAD Y FINANZAS

Resolución confidencial número 069

Los oficiales jefes de Intendencia o suboficiales encargados de dicha función en los cuarteles, campamentos y puestos de la V Región Militar (Amazonía), quedan facultados a partir de hoy, 14 de septiembre de 1956, a descontar por planilla de las propinas de los soldados y de los haberes de los clases la remuneración correspondiente a las prestaciones que les brinde el Servicio de Visitadoras (SVGPFA). Dichos descuentos deberán ceñirse estrictamente a las siguientes disposiciones:

1. Las tarifas por prestación, fijadas por el SVGPFA con el visto bueno de la superioridad, serán únicamente de dos tipos, en todos los casos y circunstancias, a saber:

Soldados rasos: veinte (20) soles por prestación. Clases (de cabo a sargento primero): treinta (30)

soles por prestación

2. El límite máximo de prestaciones mensuales admitidas será de 8 (ocho), no señalándose límite mínimo.

3. La suma descontada será dirigida por el oficial de Intendencia o suboficial encargado, al SVGPFA, organismo que remunerará a las visitadoras mensualmente, de acuerdo al número de prestaciones que hayan servido.

4. Para la verificación y control del sistema, se seguirá el siguiente procedimiento: el oficial de Intendencia o suboficial encargado recibirá con esta resolución un número adecuado de cupones de cartón, de dos tipos, cada uno de ellos en uno de los colores simbólicos del SVGPFA y sin ninguna indicación escrita: 109 de color rojo destinados a los soldados y en consecuencia cada uno valdrá veinte (20) soles y los de color verde para clases y por consiguiente cada uno representará treinta (30) soles. El día primero de cada mes se distribuirán a cada clase y soldado de la unidad el número de cupones equivalentes al máximo de prestaciones a que tiene derecho, es decir ocho (8). Un cupón será entregado por el usuario a la visitadora cada vez que se beneficie de una prestación. El día último del mes el clase o soldado devolverá a Intendencia los cupones no usados, haciéndose entonces el correspondiente descuento en función del número de cupones no devueltos (en los casos de extravío o pérdida del cupón, el perjuicio será para la visitadora y no para el SVGPFA).

5. Siendo imprescindible por razones de decoro y moral conservar el máximo de discreción sobre la naturaleza de esta operación contable, en los libros del cuartel, campamento o puesto los descuentos por prestaciones del SVGPFA figurarán camuflados mediante contraseñas. Para el efecto, el oficial o suboficial de Intendencia podrá usar cualquiera de las siguientes fórmulas:

a. Descuento para gastos de vestuario

b. Descuento por deterioro del arma

c. Adelanto por desplazamiento familiar

d. Descuento por actividades deportivas

e. Descuento por sobrealimentación

Esta Resolución número 069 no será exhibida en las unidades ni comunicada a través de partes o del Orden del Día. El oficial o suboficial de Intendencia participará verbalmente de su contenido a los soldados y clases de su unidad, instruyéndolos al mismo tiempo para que guarden la mayor reserva sobre esta materia, por ser susceptible de echar sombras o atraer críticas malévolas sobre la institución.

Firmado:

coronel EZEQUIEL LÓPEZ LÓPEZ,

jefe del Departamento de Contabilidad y Finanzas

Cúmplase y distribúyase:

general FELIPE COLLAZOS

Lima, 14 de septiembre de 1956

Misiva del capitán (CCC) Avencio P. Rojas, capellán de la Unidad de Caballería número 7 Alfonso

Ugarte, de Contamana, a la Jefatura del Cuerpo de Capellanes Castrenses (CCC) de la V Región

(Amazonía).

Contamana, 23 de Noviembre de 1956

Comandante (CCC)

Godofredo Beltrán Calila

Iquitos, Loreto.

Mi comandante y caro amigo:

Cumplo con el deber de informarle que, por dos veces consecutivas en el espacio del presente mes, mi unidad ha recibido la visita de grupos de prostitutas, oriundas de Iquitos y venidas hasta aquí por barco, que fueron alojadas en el cuartel y quienes pudieron ejercer comercio carnal con la tropa a ojos vistas y con la total anuencia de la oficialidad. Entiendo que las dos veces capitaneaba el equipo de mujerzuelas un individuo contrahecho y enano, a quien, se dice, conocen con el alias de Chupo o Pupo en los medios prostibularios de Iquitos. No puedo darle mayores detalles sobre este acontecimiento, que conozco sólo de oídas, ya que en ambas ocasiones fui previamente alejado de aquí por el mayor Zegarra Avalos. La primera vez, y sin considerar que me hallo aún convaleciendo de la hepatitis que tantos estragos hizo a mi organismo, como usted sabe de sobra, el mayor me envió a dar la extremaunción a un proveedor de la unidad, un pescador supuestamente moribundo, que vive a ocho horas de marcha por una trocha de lodazales pestilentes, y a quien encontré borracho y con apenas una insignificante herida en el brazo causada por la mordedura de un mono shimbillo. La segunda vez el mayor me envió a bendecir una tienda de campaña, refugio de exploradores, a catorce horas aguas arriba del Huallaga, misión absolutamente disparatada, como usted se hará cargo, pues jamás en toda su historia ha acostumbrado el Ejército bendecir semejantes instalaciones de tan precaria existencia. Ambas consignas, es evidente, fueron pretextos para evitar el ser testigo de la conversión en lenocinio de la Unidad número 7 de Caballería, aunque, le aseguro, por doloroso que hubiera sido para mí ese espectáculo no me habría causado las fatigas físicas y la frustración psicológica que significaron ese par de expediciones inútiles.

Una vez mas me permito rogarle, mi querido y respetado comandante, se sirva apoyar con el peso de la influencia que le ha ganado merecidamente su alto prestigio, mi solicitud de traslado a una unidad más llevadera y donde pueda ejercer con más beneficio espiritual mi misión de hombre de Dios y pastor de almas. Le repito, a riesgo de cansarlo, que no hay fortaleza moral ni sistema nervioso que aguante las infinitas burlas y el escarnio constante de que soy objeto aquí, tanto por parte de los oficiales como de la tropa.