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Mística: la visión total ha ocurrido ya una vez por todas. Es siempre la misma visión. En ella no ocurre nada. No se puede retirar a sí misma.

El que quiera realmente encontrar algo nuevo debe evitar cualquier método de investigación. Puede que luego, una vez ha encontrado algo, se sienta impulsado a determinar a posteriori su método. Pero esto es una cuestión táctica, sobre todo si se trata de hacer que sus hallazgos tengan aceptación en vida. El proceso originario se distingue por una libertad y una indeterminación absolutas; y uno no puede tener la más mínima idea de la dirección de su movimiento cuando éste se produce por primera vez.

La responsabilidad está en el hombre entero y no en esta empresa particular.

Sólo puedo trabar amistad con espíritus que conocen la muerte. Sin duda me hacen feliz cuando consiguen callar sobre ella, porque yo no puedo.

Un conocimiento que no conserve nada de la ocasión de la que ha surgido carece de valor. La ocasión del que piensa revive en la del que lee. Una vieja experiencia rejuvenece de repente después de siglos. La misma estrella vuelve a lucir e ilumina los mismos ojos.

La oscuridad se sumerge en las letras que él ha escrito, y éstas adquieren otro sentido. Parece como si hubieran estado aquí mucho más tiempo, más llenas, más fuertes, penetradas desde siempre por la misma noche. Se separan unas de otras y se vuelven a juntar, seguras y amorosas, según una ley clara pero inagotable. Su miedo se ha esfumado y ya no tienen que avergonzarse de nada. Puede que algún día se sientan de esta misma manera, pero este día está lejos.

Un local en el que todos han enmudecido. Los clientes están sentados sin decir nada, solos o en grupos y toman sus bebidas. La camarera en silencio, le pone a uno una lista delante; éste señala un punto determinado, ella inclina la cabeza, le trae lo que desea y, sin decir nada, se lo pone encima de la mesa. Todos se miran unos a otros sin decir palabra. El aire de la habitación en la que no se habla se coagula. Todo es como de vidrio. Los hombres parecen más frágiles que los objetos. Se ve que las palabras les dan a los movimientos su fluidez; sin palabras todo está rígido e inmóvil. Las miradas se convierten en algo siniestro e incomprensible. Es posible que el único pensamiento sea el odio. Uno se levanta. ¿Qué va a hacer? Todo el mundo se asusta. Un niño, como si estuviera pintado, abre la boca de par en par, pero no se oye ningún grito. Los padres no dicen nada, le cogen la boca y se la cierran.

Se va la luz, se oye un tintineo. Vuelve otra vez, pero nadie se ha roto. Se paga en monedas que son cariñosas como animalitos. Un gato salta sobre la mesa y domina el local. No ha enmudecido porque siempre estuvo callado.

En este momento el lugar se anima con muertos.