Cobarde, realmente cobarde lo es únicamente el que tiene miedo a sus recuerdos.
Toda lengua está impregnada y animada de criaturas por las que se tiene el máximo desprecio. Se habla de sapos y bichos, de serpientes, gusanos y cerdos. ¿Qué pasaría si de repente perdiéramos todas las palabras y sus correspondientes objetos dignos de desprecio?
¡Si cada uno de los hombres supiera cuántos le están observando de arriba abajo!
En Inglaterra no le alaban a uno a la cara; para esto tiene la gente perros. Para todo lo que se hace con ellos está permitida la alabanza.
Allí la gente no va nunca sola, únicamente en grupos de cuatro a ocho personas; con los cabellos de uno entrelazados con los de otro y sin que se pueda deshacer esta maraña.
Las religiones se contagian unas a otras. Así que entramos en una, la otra empieza a cobrar vida en nosotros.
Hombres a dos y a tres . Algunos, los momentos más importantes de su vida los buscan en situaciones en las que están con otra persona; otros, en situaciones en las que están con dos personas. Existen también otras constelaciones preferidas por la gente – una muy conocida es la del aislado -, pero lo que más abunda son hombres a dos y hombres a tres. Estos últimos no pueden imaginarse el amor sin que, en última instancia, tengan la vista puesta en un hijo; los primeros son los que menos soportan la idea de un hijo cuando aman. A los hombres a tres les gusta reunir forasteros y se sienten como jueces en medio de ellos; los hombres a dos separan a los desconocidos y sólo quieren juntarse con cada uno de ellos por separado. Los terciarios piensan en los padres juntos y les desespera la idea de separarlos y de dedicarse ahora a uno ahora a otro. Los binarios tienen un padre o una madre, y a uno de ellos lo descuidan o lo minusvaloran por el otro.
Teniendo a la vista estas relaciones, podríamos encontrar fácilmente la estructura de una vida y llegar a predecir acontecimientos probables.