261
y los crisantemos debilitan su vida exhausta en jardines apenumbrados de encerrarlos.
la lujuria japonesa de tener evidentemente sólo dos dimensiones.
la existencia en colores [263] sobre transparencias empañadas de las figuras japonesas de las tazas.
una mesa puesta para un té discreto -mero pretexto para conversaciones completamente inútiles- ha tenido siempre para mí algo de ente e individualidad con alma. ¡Forma, como un organismo, un todo sintético! Que no es la pura suma de las partes (que lo componen) [264] .