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– Sí.

– Pero lo hicisteis.

– Pero no es lo mismo romperse un hueso que morirse -insistía Shamas.

– No, no es lo mismo. Pero Adán y Eva creyeron que comer de ese árbol les convertiría en dioses y no pudieron resistir la tentación de probar. Cuando os tirasteis por la ventana no pensasteis en el daño que os podíais hacer; tampoco Adán y Eva lo pensaron.

– Ayer me di cuenta de que la creación de Eva se parece a la historia de Enki y Ninhursag.

– ¿Y por qué? -preguntó a su vez Abrán, asombrado de la memoria prodigiosa de Shamas, que había escuchado siendo muy niño esas historias de labios de su maestro en la casa de las tablillas.

– Enki también vive en el paraíso -respondió Shamas recitando-donde «el cuervo no profiere graznidos, el pájaro ittidu no profiere el grito del pájaro-ittidu, el león no mata, el lobo no roba…». Bueno, te lo sabes mejor que yo. En ese paraíso tampoco hay dolor, y Ninhursag, sin dolor en el cuerpo, va trayendo al mundo otras diosas. Ninhursag creó ocho plantas y Enki se comió los frutos de esas plantas, por lo que Ninhursag se enfadó y le condenó a muerte. Luego cuando le ve padecer, va creando a otras divinidades para curar sus enfermedades. ¿Recuerdas el poema? Ninhursag le dice a Enki: «Hermano mío, ¿dónde te duele? / Mi diente me duele. / A la diosa Ninsutu he dado a luz para ti». Luego crea a Ninti, la «diosa de la costilla», para curarle el padecimiento de esa parte del cuerpo. Enki enferma porque come las plantas que no debe comer y le castigan; Adán y Eva comen del árbol de la sabiduría del Bien y del Mal y a partir de ese momento son condenados a muerte. Ellos y nosotros.

– Serás un hombre sabio, Shamas, sólo deseo que sepas utilizar la sabiduría para llegar a Él y que la razón no te ciegue el camino.

– ¿Cómo puede la razón apartarme de Dios?

– Porque puedes caer en la tentación de creer que todo lo entiendes, de imaginar que todo lo sabes. Y eso puede sucederte porque somos un reflejo de Dios.

– ¿Por qué Dios ha colocado a la entrada del jardín del Edén a querubines con la espada vibrante?

– Ya te lo dije: para impedir que el hombre comiera del árbol de la vida y recuperara la inmortalidad.

– ¿Cómo sabemos lo que es la inmortalidad?

– Porque llevamos su recuerdo escrito en el corazón.