»A uno de esos consejos Freca fue con una gran compañía de hombres y pidió la mano de la hija de Helm para su hijo Wulf. Pero Helm dijo: “Te has vuelto grande desde la última vez que estuviste aquí; pero es casi todo grasa, me parece”. Y los hombres rieron al oírlo, porque Freca era ancho de cintura.

»Entonces Freca tuvo un ataque de rabia e insultó al rey, y terminó por decir: “Los reyes viejos que rechazan el bastón que se les ofrece, suelen caer de rodillas”. Helm respondió: “¡Vamos! El matrimonio de tu hijo no es más que una bagatela. Que Helm y Freca hablen de él más tarde. Entretanto el rey y el consejo tienen asuntos urgentes que considerar”.

»Cuando la reunión del consejo hubo terminado, Helm se puso de pie y apoyó su gran mano sobre el hombro de Freca diciendo: “El rey no permite bravatas en esta casa, pero los hombres están más libres fuera”. Y obligó a Freca a andar por delante de él fuera de Edoras al campo. A los hombres de Freca que se acercaban, les decía: “¡Alejaos! No nos hacen falta testigos. Hablaremos solos de un asunto privado. ¡Id y hablad con mis hombres!” Y miraron a su alrededor y vieron que los hombres del rey y sus amigos los excedían con mucho en número, y retrocedieron.

»“Pues bien, Dunlendino —dijo el rey—, sólo tienes que vértelas con Helm, sin compañía y desarmado. Pero ya has dicho mucho, y ahora me toca hablar a mí. Freca, tu locura ha crecido junto con tu vientre. ¡Hablas de bastones! Si a Helm le disgusta un bastón retorcido que arrojan contra él, lo rompe. ¡Así!” Y le asestó a Freca un golpe tal con el puño, que éste cayó de espaldas sin sentido, y al poco tiempo murió.

»Helm proclamó entonces al hijo de Freca y sus parientes, enemigos del rey; y ellos huyeron, porque Helm envió sin demora a muchos jinetes a las fronteras occidentales.»

Cuatro años más tarde (2758) sobrevinieron grandes dificultades en Rohan, y desde Gondor no era posible enviar ayuda alguna porque tres flotas de Corsarios la estaba atacando y había guerra en todas las costas. Al mismo tiempo Rohan era invadida otra vez desde el Este, y los Dunlendinos aprovecharon la oportunidad y cruzaron el Isen y bajaron desde Isengard. Pronto se supo que Wulf era quien los conducía. Eran una fuerza poderosa, pues se les habían sumado enemigos de Gondor que habían desembarcado en las desembocaduras del Lefnui y el Isen.

Los Rohirrim fueron derrotados y sus tierras invadidas; y los que no fueron muertos o esclavizados huyeron a los valles de las montañas. Helm fue expulsado con grandes bajas desde los Cruces del Isen y se refugió en Cuernavilla y el desfiladero que había detrás (que se conoció luego como el Abismo de Helm). Allí fue sitiado. Wulf tomó Edoras y se instaló en Meduseld llamándose rey. Allí cayó Haleth, hijo de Helm, último de todos, en defensa de las puertas.

«Poco después empezó el Largo Invierno, y Rohan quedó bajo la nieve casi durante cinco meses (desde noviembre de 2758 hasta marzo de 2759). Tanto los Rohirrim como sus enemigos sufrieron grandemente a causa del frío, y también de la escasez, que duró todavía más. En el Abismo de Helm hubo una gran hambruna después de Yule; y desesperado, en contra del consejo del rey, Háma, el hijo menor, condujo un grupo de hombres en una incursión en busca de alimentos, pero se perdieron en la nieve. Helm se volvió feroz y macilento por causa del hambre y la pena; pero el temor que despertaba valía tanto como la fuerza de muchos defensores. Salía solo, vestido de blanco, y entraba como un troll de las nieves en los campamentos del enemigo y mataba a muchos hombres con las manos desnudas. Se creía que no llevaba armas y que ninguna era capaz de dañarlo. Los Dunlendinos decían que si no encontraba alimentos, devoraba hombres. Esta historia se contó mucho tiempo en las Tierras Brunas. Helm tenía un gran cuerno, y no pasó mucho tiempo sin que se advirtiera que antes de una salida, soplaba en él, y que el eco del cuerno resonaba en el Abismo; y entonces las fuerzas enemigas sentían tanto miedo que en lugar de unirse para atraparlo o matarlo, huían descendiendo por Valle.

»Una noche los hombres oyeron que sonaba el cuerno, pero Helm no regresó. A la mañana brilló el sol, el primero en largos días, y vieron una figura blanca todavía erguida en la Empalizada, sola, porque ninguno de los Dunlendinos osaba acercársele. Allí estaba Helm, muerto como una piedra; pero no había doblado las rodillas. No obstante, los hombres dijeron que el cuerno se escuchaba aún de vez en cuando en el Abismo, y que el espectro de Helm andaba entre los enemigos de Rohan y los mataba de miedo.

»Poco después el invierno cedió. Entonces Fréaláf, hijo de Hild, hermana de Helm, descendió del sagrario, al que muchos habían huido; y con una pequeña compañía de hombres sorprendió a Wulf en Meduseld y le dio muerte, y reconquistó Edoras. Hubo grandes inundaciones después de las nieves, y el valle de Entaguas se convirtió en un pantano gigantesco. Los invasores del Este perecieron o se retiraron; y al fin vino ayuda de Gondor, por los caminos del este y del oeste de las montañas. Antes de que terminase el año (2759), los Dunlendinos fueron expulsados, aun de Isengard, y entonces Fréaláf fue rey.

»Helm fue transportado de Cuernavilla y sepultado en el noveno montículo. Desde entonces el blanco simbelmynëcreció allí muy denso, de modo que el montículo parecía estar siempre cubierto de nieve. Cuando Fréaláf murió, se levantó el primero de una nueva hilera de montículos.»

Los Rohirrim quedaron muy disminuidos a causa de la guerra y la escasez y la pérdida de ganado y de caballos; y fue una gran fortuna que ningún peligro de consideración los amenazara después por muchos años, pues sólo en los tiempos del Rey Folcwine recobraron sus viejas fuerzas.

Fue en ocasión de la coronación de Freáláf cuando apareció Saruman portando regalos y hablando con grandes halagos del valor de los Rohirrim. Todos lo consideraron un huésped merecedor de la mejor de las bienvenidas. Poco después fue a Isengard, autorizado por Beren, Senescal de Gondor. Pues Gondor consideraba aún que Isengard era una fortaleza del reino, y no una parte de Rohan. También dio a Saruman en custodia las llaves de Orthanc. Ningún enemigo había logrado nunca dañar esa torre, ni tampoco entrar en ella.

De este modo Saruman empezó a comportarse como señor de los Hombres; porque al principio habitó en Isengard como teniente del Senescal y guardián de la torre. Pero a Fréaláf esto lo complacía tanto como a Beren, y le alegraba que Isengard estuviera en manos de un amigo capaz. Durante largo tiempo pareció que era un amigo, y quizá en un principio lo fuera en verdad. Aunque después casi todos estuvieron seguros de que Saruman había ido a Isengard en la esperanza de encontrar la Piedra que estaba todavía allí, y con el propósito de acrecentar su propio poder. Por cierto, después del último Concilio Blanco (2953) trabajó en secreto contra Rohan. Luego se instaló en Isengard como si le perteneciera e hizo de él un lugar poderoso y temible, como si quisiera rivalizar con Barad-dûr. Escogía a sus amigos y sirvientes entre quienes odiaban a Gondor y a Rohan, fueran Hombres u otras criaturas aún más malvadas.

LOS REYES DE LA MARCA

Primer Linaje