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Entonces me pregunté si debería haberme bajado del tren ya que éste acababa de parar en Londres, y tuve miedo porque si el tren iba a algún otro sitio sería un sitio donde yo no conocería a nadie.

Y entonces alguien fue al lavabo y entonces volvió a salir, pero no me vio. Y pude oler su caca, y era diferente del olor de la caca que yo había olido en el lavabo cuando había ido.

Y entonces el tren volvió a pararse, y pensé en bajarme del estante, ir a buscar mi mochila y bajarme del tren. Pero no quería que me encontrara el policía y me llevara con Padre, así que me quedé en el estante y no me moví, y esta vez nadie me vio.

Y entonces me acordé de que había un mapa en la pared de una de las clases en el colegio, un mapa de Inglaterra y Escocia y Gales, que mostraba dónde estaban todas las ciudades, y me lo imaginé con Swindon y Londres, y en mi cabeza se veía así

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Había estado mirando el reloj desde que el tren había salido a las 12.59 , y la primera parada había sido a las 13.16, 17 minutos más tarde. Ahora eran las 13.39 , que eran 23 minutos después de la parada, lo que significaba que estaríamos en el mar si el tren no había trazado una gran curva. Pero yo no sabía si eso es lo que había hecho el tren.

Y entonces hubo 4 paradas más y entraron personas y se llevaron maletas de los estantes y 2 personas pusieron maletas en los estantes, pero nadie movió la maleta grande que estaba delante de mí y sólo una persona me vio, un hombre de traje, y dijo: «Joder, mira que eres raro, tío». Y 6 personas fueron al lavabo pero no hicieron cacas que yo pudiese oler, lo cual estuvo bien.

Y entonces el tren se paró, y una señora con un abrigo impermeable amarillo vino y cogió la maleta grande y dijo:

– ¿La has tocado?

Y yo dije:

– Sí.

Y entonces se marchó.

Y entonces un hombre se paró delante del estante y dijo:

– Ven a ver esto, Barry. Aquí hay un elfo de los trenes.

Y vino otro hombre y se colocó a su lado y dijo:

– Bueno, es que los dos hemos bebido.

Y el primer hombre dijo:

– Quizá deberíamos darle de comer, como a las cabras.

Y el segundo hombre dijo:

– Tú si que estás como una cabra, joder.

Y el primero dijo:

– Vamos, déjalo ya, gilipollas. Necesito más cervezas antes de que se me pase la borrachera.

Y entonces se marcharon.

El tren se quedó realmente en silencio y no volvió a moverse y no oí a nadie. Así que decidí bajarme del estante, ir a buscar mi mochila y ver si el policía aún estaba sentado en su asiento.

Así que me bajé del estante y miré por la puerta, pero el policía no estaba allí. Y mi mochila también había desaparecido, con la comida de Toby y mis libros de mates y mis pantalones y mi chaleco y mi camisa y el zumo de naranja y la leche y las natillas y las judías cocidas.

Entonces oí el ruido de pasos y me volví y era otro policía, no el que estaba antes en el tren, y lo vi a través de la puerta, en el siguiente vagón, y estaba mirando debajo de los asientos. Y decidí que ya no me gustaban tanto los policías, así que me bajé del tren.

Y cuando vi cómo era de grande la sala en la que estaba el tren y oí lo ruidosa y resonante que era, tuve que arrodillarme en el suelo porque pensé que me caía. Y cuando estaba arrodillado en el suelo decidí hacia dónde caminaría, y decidí que caminaría en la dirección en la que venía el tren al llegar a la estación, porque si ésa era la última parada, entonces Londres debía estar en esa dirección.

Así que me levanté e imaginé que había una gran línea roja en el suelo que corría paralela al tren hacia la salida que había en el otro extremo y caminé por ella diciendo:

– Izquierda, derecha, izquierda, derecha… -otra vez, como antes.

Y cuando llegué a la salida un hombre me dijo:

– Creo que alguien te anda buscando, hijo.

Y yo dije:

– ¿Quién me anda buscando? -porque pensé que podía ser Madre y que el policía de Swindon la había llamado con el número de teléfono que yo le había dicho.

Pero el hombre dijo:

– Un policía.

Y yo dije:

– Ya lo sé.

Y él dijo:

– Ah, ya veo. -Y entonces dijo-: Espera aquí, entonces, y yo iré a decírselo. -Y se alejó caminando junto al tren.

Así que seguí caminando. Y aún sentía como si tuviera un globo dentro de mi pecho, y me dolía y me tapé las orejas con las manos y fui a apoyarme contra la pared de una pequeña tienda que decía Reservas de hoteles y teatros Tel: 0207 402 5164 en medio de la gran habitación, y entonces me quité las manos de las orejas y gemí para tapar el ruido y miré alrededor de la gran habitación a todos los letreros para ver si eso era Londres. Y los letreros decían

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Pero al cabo de unos segundos eran así

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porque había demasiados y mi cerebro no estaba funcionando correctamente y eso me daba miedo, así que cerré los ojos otra vez y conté lentamente hasta 50 pero sin elevar los números al cubo. Y me quedé allí de pie y abrí mi navaja del Ejército Suizo en el bolsillo para sentirme a salvo y la sujeté con fuerza.

Y entonces hice con los dedos de la mano un pequeño tubo y miré a través del tubo de forma que sólo veía los letreros de uno en uno, y al cabo de mucho rato vi un letrero que decía i Información y estaba encima de una ventanilla, en una tienda pequeña.

Un hombre se acercó a mí, llevaba una chaqueta azul y unos pantalones azules y unos zapatos marrones, y tenía un libro en la mano y dijo:

– Pareces perdido.

Así que saqué mi navaja del Ejército Suizo.

Y él dijo:

– Eh. Eh. Eh. Eh.

Y levantó las dos manos con los dedos extendidos en abanico, como si quisiera que yo extendiera mis dedos en abanico y le tocara sus dedos porque quisiera decirme que me quería, pero lo hizo con las dos manos, no como Padre y Madre, y yo no sabía quién era.

Y entonces se alejó caminando para atrás.

Así que fui a la tienda que decía i Información y sentía el corazón latiéndome muy fuerte y oía un ruido como el del mar. Y cuando llegué a la ventana dije:

– ¿Esto es Londres? -pero no había nadie detrás de la ventana.

Entonces alguien se sentó detrás de la ventana, era una señora y era negra y tenía las uñas largas pintadas de rosa, y yo dije:

– ¿Esto es Londres?

Y ella dijo:

– Desde luego que lo es, cariño.

– ¿Esto es Londres? -dije.

Y ella dijo:

– Pues sí.

Y yo dije:

– ¿Cómo voy al 451c de Chapter Road, Londres NW2 5NG?

Y ella dijo:

– ¿Dónde está eso?

Y yo dije:

– Es 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG. A veces se escribe 451c Chapter Road, Willesden, Londres NW2 5NG.

Y la señora me dijo:

– Ve en metro hasta Willesden Junction, cariño. O hasta Willesden Green. Tiene que quedar por allí cerca.

– ¿Qué quiere decir, en metro? -dije yo.

Y ella dijo:

– ¿Me tomas el pelo?

Y yo no dije nada. Y ella dijo:

– Por allí. ¿Ves esa escalera mecánica? ¿Ves el letrero? Dice Metro. Coge la línea de Bakerloo hasta Willesden Junction o la Jubilee hasta Willesden Green. ¿Estás bien, cariño?

Y miré donde ella señalaba y había una gran escalera que entraba en el suelo y un gran letrero así

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Y pensé «Puedo hacerlo» porque estaba haciéndolo pero que muy bien y estaba en Londres y encontraría a mi madre. Tenía que pensar «Las personas son como vacas en el campo», y sólo tenía que mirar hacia delante todo el rato e imaginar una línea roja en el suelo y seguirla.

Caminé a través de la gran sala hacia la escalera mecánica. Seguí agarrando mi navaja del Ejército Suizo en el bolsillo, y agarré a Toby en el otro bolsillo para que no se escapara.

La escalera mecánica era una escalera, pero se movía, y la gente se subía a ella e iba abajo y arriba, y me hizo reír porque no había subido antes en una y era como de una película de ciencia ficción sobre el futuro. Pero no quise utilizarla, así que en lugar de eso bajé por la escalera normal.

Llegué a una habitación subterránea más pequeña, y había montones de gente y columnas que tenían luces azules en el suelo alrededor de la base y me gustaron, pero no me gusta la gente, así que vi un fotomatón como uno al que fui el 25 de marzo de 1994 para hacerme mi foto para el pasaporte, y entré en el fotomatón porque era como un armario y en él me sentía a salvo y podía mirar afuera a través de la cortina.

Investigué un poco observando y vi que la gente metía billetes en unas puertas grises y pasaban a través de ellas. Algunos compraban billetes en unas grandes máquinas negras en la pared.

Y vi hacer eso a 47 personas y memoricé lo que tenía que hacer. Entonces imaginé una línea roja en el suelo y caminé hasta la pared donde había un cartel con una lista de sitios a los que ir y estaban en orden alfabético y vi Willesden Green y decía 2,20 £ y entonces fui a una de las máquinas y había una pequeña pantalla que decía SELECCIONE TIPO DE BILLETE y apreté el botón que la mayoría de gente apretaba, que era IDA ADULTO y 2,20 £ y la pantalla dijo INTRODUZCA 2,20 £ y yo metí 3 monedas de 1 £ en la ranura y se oyó un tintineo y la pantalla dijo RETIRE SU BILLETE Y SU CAMBIO y había un billete en un pequeño agujero en la parte inferior, y una moneda de 50 p y una moneda de 20 p y una moneda de 10 p. Me metí las monedas en el bolsillo y fui a una de las puertas grises, metí mi billete en la ranura y desapareció y salió por el otro lado de la puerta. Y alguien dijo «Venga, espabila» y yo hice el ruido como el de un perro que ladra y caminé, y esa vez la puerta se abrió y cogí mi billete como hacía la otra gente y me gustó la puerta gris, porque también era como de una película de ciencia ficción sobre el futuro.

Entonces tenía que decidir hacia dónde ir, así que me apoyé contra una pared para que la gente no me tocara, y había un letrero para la Línea Bakerloo y Línea District y Circle pero ninguno de Línea Jubilee como había dicho la señora, así que decidí ir a Willesden Junction en la Línea Bakerloo. Y había otro letrero de la Línea Bakerloo y era así