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El campo es donde no estamos. Allí, sólo allí, hay sombras verdaderas y verdadero arbolado.

La vida es la duda entre una exclamación y una interrogación. /En la duda hay un punto final./

El milagro es la pereza de Dios, o, mejor dicho, la pereza que le atribuimos, inventando el milagro.

Los dioses son la encarnación de lo que nunca podremos ser.

El cansancio de todas las hipótesis… [362]

[362] Al principio de este fragmento, y junto a la habitual nota «L. do D .» (Livro do Desassossego ), figura un signo de interrogación entre paréntesis, lo que parece indicar que el autor dudaba sobre su inclusión en esta obra.