– Es un ser especial…
– No sé cómo resiste -continuó el fraile-. Dios le ha tocado con su gracia. A veces, me hace pensar en esos cátaros que por ser más puros se dejan morir de hambre haciendo la endura.
– Los extremos se tocan. Quizá esté más cerca de ellos que de Roma -repuse irónica-. ¿No creéis?
El socium me miró como si no entendiera.