C.J. Cherryh

CYTEEN 1:

LA TRAICIÓN

PRESENTACIÓN

En nuestros días ya es posible hablar de la ingeniería genética como de una realidad. Todo empezó cuando el D. Watson y Francis Crick descubrieron la estructura en doble hélice de la molécula del ácido desoxirribonucleico (ADN) de los cromosomas y, con ello, el mecanismo básico de la herencia. Esto ocurrió a principios de los años cincuenta y supuso para dichos científicos la obtención del premio Nóbel en 1962.

El hallazgo también significó, sin embargo, el inicio de la especulación sobre las posibilidades de alterar voluntariamente dicha estructura molecular y, con ello, el nacimiento de una de las tecnologías más prometedoras de los últimos años: la ingeniería genética. Esta novísima tecnología ya ha tenido éxito en varias aplicaciones. Las más conocidas son la obtención de recientes variedades de plantas para mejorar los rendimientos de la agricultura y la fabricación de nuevos medicamentos derivados de bacterias modificadas por ingeniería genética.

No obstante, la especulación principal en torno a estos temas se refiere, casi siempre, a la posibilidad de intervenir también en la dotación cromosómica de los seres humanos o en su reproducción. Uno de los más ambiciosos proyectos científicos de la actualidad es precisamente la elaboración de una gran base de datos con la estructura cromosómica humana, lo que ha dado en llamarse elgenoma humano.

No es éste el momento para abordar los complejos problemas morales y éticos que la ingeniería genética pueda plantear. Pero es obligado reconocer que una de las especulaciones más frecuentes e interesantes en la reciente literatura especulativa que compone la mejor ciencia ficción de los últimos años es, precisamente, la posibilidad de obtener copias de los seres vivos por el mecanismo de duplicar sus células. En esto consiste el procedimiento llamado clonación.

La clonación, una forma de la reproducción asexual, es una realidad conocida y natural en el mundo de los vegetales. Sin embargo, la complejidad de los seres que componen el mundo animal necesita tal vez de la reproducción sexual, en la que una célula masculina y otra femenina se fusionan para formar el nuevo embrión. Por el contrario, unclon es en realidad un ser vivo obtenido de forma asexual a partir de un único progenitor. Un procedimiento que, como ya se ha dicho, es una realidad en el mundo vegetal pero, hasta ahora, algo imposible en el mundo animal de alto nivel de complejidad.

El hecho de que la clonación sea todavía impracticable en la realidad actual no impide que la buena literatura especulativa, de base científica, haya tratado este aspecto de la ingeniería genética. Y, junto a la clonación, también se ha especulado sobre la reproducción asexual controlada fuera del útero materno. Incluso un gran clásico comoun mundo feliz (1932), de Aldous Huxley, arranca precisamente de la posibilidad de la «fabricación» de seres humanos en centros de incubación y condicionamiento.

La mayoría de las narraciones de ciencia ficción que giran en torno a la clonación suelen abordar la paradoja de esos seres iguales obtenidos artificialmente. Un tratamiento ya habitual en este campo es el de profundizar en los problemas psicológicos que se derivan de la existencia de una multiplicidad de clones de un mismo individuo, o incidir en las posibilidades narrativas y de aventura que esta repetición de personajes facilita. Ejemplos destacados de estas dos líneas arguméntales son novelas comodonde solían cantar los dulces pájaros (1976), de Kate Wilhelm, eY algunos eran clones (The Hophiuchi Hotline, 1977), de John Varley.

En cierta forma, tras una gran incidencia y repetición del tratamiento de los clones en la ciencia ficción de finales de los años setenta, éste parecía un tema claramente resuelto en el que cabían pocas novedades. Y así fue hasta que apareciócyteen.

Casi de improviso, Cherryh nos demuestra con este, interesante novela que habíamos olvidado lo más importante: el difícil aprendizaje que hace posible que una personalidad se construya como tal. La ingeniería genética puede proveer la base física y tecnológica de la reproducción de un ser vivo por clonación, pero debe ser la psicología la que permita crear las técnicas destinadas a reproducir una personalidad humana que, en definitiva, es algo más que unas hélices dobles de ADN dispuestas de una forma concreta.

Es conocido el hecho de que dos gemelos univitelinos (con la misma dotación cromosómica), educados en ambientes distintos, desarrollan personalidades diferentes. La base genética y las constantes heredadas son las mismas, pero la personalidad se construye esencialmente con la educación y la incidencia de las experiencias diarias que, poco a poco, conforman una manera de ser.

Existe entre los expertos en psicología evolutiva una ineludible discusión sobre el peso de los factores genéticos y educacionales en la construcción de una personalidad. Hay mucha ideología en el debate y se han mencionado con frecuencia los pesos relativos de cada uno de los dos factores. Algunos hablan de mitad y mitad, y otros de proporciones como un veinte contra un ochenta por ciento de cada uno de los dos factores: herencia y educación. Sea cual fuere la verdad, es inevitable reconocer que en la formación de una personalidad humana debe tenerse en cuenta el papel, hoy parece que determinante, de la educación recibida.

Y ésa es la novedad que aportacyteen de C. J. Cherryh. Una novedad que hace evidente la (ahora visible) superficialidad de las anteriores especulaciones elaboradas, en torno a la clonación.

Pero no es éste el único tema importante decyteen.

En esta impresionante y gran novela, el planeta Cyteen ha sido dominado durante cincuenta años por Ari Emory, la genial especialista en genética que dirige el complejo científico de Reseune y maniobra hábilmente en la política galáctica desde su puesto en el Concejo de los Mundos. Pero Ari es asesinada por sus enemigos y Reseune se ve obligado a intentar un novedoso experimento genético: la «fabricación» de un clon de la propia Emory de modo que pueda ser libre y autónomo. La nueva Ari II deberá formarse y crecer en medio de una intriga política de grandes proporciones hasta que desarrolle de nuevo la personalidad de su antecesora, aunque nadie sabe todavía si ello es realmente posible.

La novela también describe el fracaso de una experiencia anterior en la que se había intentado duplicar a una destacada especialista de la ciencia física. Sin embargo, la existencia de una amplia documentación sobre la vida de Ari Emory debería permitir incluso la duplicación psicológica de su personalidad. Este es el tema central de un libro que sorprende al mismo tiempo por su amenidad, por la seriedad de sus planteamientos y, asimismo, por el gran interés que despiertan otros temas complementarios.

Cherryh también nos habla encyteen de losazi, los seres humanos obtenidos por reproducción artificial y, lo que es más importante, educados con cintas de enseñanza que programan sus comportamientos y personalidades. Nos muestra así una posible profesión del futuro, la de los programadores de esas cintas educativas y el grado de manipulación psicológica que ello comporta. Obviamente, con ello introduce el tema casi inevitable de lo que significa ser humano. Cherryh contrapone claramente la educación inducida con cintas de enseñanza a la formación habitual de los seres humanos (los ciudadanos reconocidos legalmente en Reseune) que, como nosotros, construyen su personalidad a través de la extensa variedad de experiencias por las que pasan en su camino a la vida adulta.