La verdad es que muchas veces las mujeres nos quejamos de vicio. Porque hay que ver qué bien se está en casa sin tener que ir a trabajar. Y encima el marido te da dinero todos los días para la compra y, si lo administras bien, hasta puedes ahorrar. Yo desde que tengo la cojera ni siquiera voy al mercado. Hago el pedido por teléfono y me lo traen. Así es que tengo todo el tiempo del mundo para mí. Arreglo mi casa por la mañana. Tengo la ropa al día y cuido mis plantas. Por la tarde pongo el televisor y después me hago un solitario. Cuando me quiero dar cuenta ya estoy haciendo la cena y poniendo la mesa para que cuando venga mi marido se lo encuentre todo listo. Y al día siguiente igual. A veces me pongo a mirar por la ventana y me distraigo viendo pasar a la gente por la calle. Yo nunca me aburro, por eso no entiendo a las mujeres que dicen que quieren trabajar. Someter al marido a esa humillación. ¿De qué sirve un hombre si no puede mantener a su familia?